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Palestina: lo humanitario en crisis

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La actual crisis palestino-israelí está teniendo, entre otros, un serio impacto en el sector sanitario, tanto por lo que hace referencia al número de heridos y muertos en estos últimos 17 meses, como a la precariedad misma del sector, dado que la única red articulada de servicios de salud es la Media Luna Roja Palestina (parte del Movimiento Internacional de la Cruz Roja), y a la práctica sistemática desarrollada por las fuerzas armadas israelíes de atacar a los profesionales y a la infraestructura del sector. 

Desde el 29 de septiembre de 2000 hasta el 15 de marzo de 2002, se han contabilizado 1.205 muertos, mientras que los heridos sumaban ya los 18.473. Hasta el pasado 25 de febrero, 234 de los fallecidos eran menores de edad y, de ellos, 49 tenían menos de 12 años. Todo ello en un entorno que sistemáticamente impide el acceso de las víctimas a los servicios de salud y el libre desplazamiento de equipos médicos.

La red sanitaria, como toda infraestructura en los Territorios Palestinos, está sometida al control israelí, por su condición de sociedad sitiada. Esto afecta, como no podría ser de otra manera, tanto al nivel de calidad y la cantidad de los servicios prestados como a su desarrollo tecnológico. A ello se suman los problemas sanitarios originados, ya desde la ocupación de los Territorios en 1967, por un sistema de abastecimiento de agua, escaso y mal desarrollado, y la práctica inexistencia de una red de tratamiento de aguas residuales.

Por otra parte, no pueden considerarse marginales los efectos de una permanente situación de amenaza, que ha derivado, en ocasiones, en ataques directos a instalaciones sanitarias y al personal encuadrado en estos servicios. Hasta el 3 de marzo de 2002, dos profesionales del sector habían sido asesinados y 129 habían resultado heridos (entre paramédicos y voluntarios). La primera de las víctimas mortales fue Bassam Balbeisi, quien murió en Gaza, en octubre de 2000, mientras trataba de salvar a varios civiles. Más recientemente, el pasado 4 de marzo, se produjo el asesinato del director médico de la Media Luna Roja Palestina, doctor Khalil; mientras, desde una ambulancia detenida y haciendo gestos con sus manos por la ventana, gritaba a los soldados israelíes \»ambulancia\», en el momento en que éstos le arrojaron una granada, al tiempo que impedían a otros sanitarios salir del vehículo y hacían huir a las personas que estaban intentando auxiliarlos. Todavía tuvieron tiempo para disparar contra una segunda ambulancia que intentó auxiliar a la primera.

Esta trágica tendencia se ha visto acentuada a partir de entonces, como lo demuestra la acción realizada por las fuerzas armadas israelíes el pasado 7 de marzo. Ese día, un miembro de la tripulación de un carro de combate israelí realizó tres disparos contra el doctor Ahmed, director de un hospital privado cerca de Belén, causándole la muerte mientras la víctima trataba de negociar un permiso para que su ambulancia pudiera trasladarse a los campos de refugiados, desde donde llegaban noticias alarmantes. También fue asesinado Ibrahim Assad, quien estaba en una ambulancia con tres paramédicos, quienes resultaron asimismo heridos. Esta ambulancia, junto con otras dos de la Media Luna Roja y una de Naciones Unidas respondían a una llamada de emergencia, habían obtenido permiso de las autoridades militares israelíes y tenían activadas sus sirenas y luces de advertencia. El doctor Assad fue herido mientras estaba dentro de la ambulancia y, posteriormente, recibió un disparo en la cabeza, estando fuera de ella. Dentro de una ambulancia de Naciones Unidas fue asesinado Kamal Salem. 

El ataque a las ambulancias no es, desafortunadamente, un hecho casual. Hasta ahora se han registrado 165 ataques, produciendo daños de diversa consideración en 69 de ellas. En unos casos se han producido impactos de proyectiles de alta velocidad, en otros fueron dañadas en la misma estación de servicios emergencia o apedreadas por colonos mientras transportaban víctimas, y varias han sido atacadas con armas mientras realizaban transporte de heridos en situaciones críticas.

Se han producido, asimismo, 315 casos en los que se ha violado y/o restringido el acceso de las ambulancias al lugar en el que habían sido requeridos sus servicios y se han registrado 154 ataques en contra de los equipos de emergencia. En estas circunstancias, no puede extrañar que se hayan producido denuncias por el asesinato de heridos en estado de indefensión, frente al personal sanitario. La Media Luna Roja Palestina, a pesar de los ataques, ha asistido a más de 40 israelíes heridos, entre civiles y soldados.

La ocupación de Ramallah, durante este mismo mes de marzo, ha creado unas condiciones todavía más difíciles, si cabe, para el desarrollo de la labor sanitaria. Muchas llamadas de auxilio no han podido ser respondidas. El hospital de Ramallah ha estado sitiado por las fuerzas armadas y de seguridad israelíes. Desde ese centro se ha informado de la falta de oxigeno y de medicamentos, como consecuencia directa de la acción militar, así como de la imposibilidad de reparación de los daños causados en la red eléctrica y de suministro de agua. Las labores durante la noche han sido casi imposibles, aunque las autoridades israelíes habían anunciado que permitirían las acciones humanitarias. El 12 de marzo, por último, un hospital de maternidad estuvo bajo el fuego de las armas israelíes durante más de 15 minutos.

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