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“Ningún desastre natural debe perjudicar a otro”

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Entrevista Lara Contreras, Reponsable de Advocacy Humanitario América Latina, Afganistán y Territorios Palestinos Ocupados (TPO) de Intermon Oxfam

En poco más de un mes, América Latina ha sufrido dos terremotos de elevada magnitud.  Primero Haití y después Chile se han cobrado la vida de cientos de personas. Lara Contreras, Reponsable Advocacy Humanitario América Latina, Afganistán y TPO de Intermon Oxfam, comparte con Iecah sus impresiones sobre las emergencias de ambos países.

¿En qué ha consistido el trabajo de Intermon Oxfam en Chile?
Intermon Oxfam no ha trabajado directamente sobre el terreno en Chile, pero ha enviado una misión exploratoria para realizar una valoración de necesidades. Se constató con esta misión que existían muchos problemas para hacer llegar la ayuda, debido a las malas condiciones de las infraestructuras y a la falta de coordinación por parte del Gobierno.

¿Por qué tardo tanto en pedir ayuda el gobierno chileno?
Hay que tener en cuenta que estábamos en el momento de salida de Michelle Bachelet y entrada del nuevo presidente. La razón que se dio era la de la voluntad de hacer valoración de necesidades primero, y ver si podían responder ellos mismos, como uno de los países más desarrollados de América Latina.

Chile no es un país prioritario en términos de desarrollo, ¿cómo debe actuar la comunidad internacional?
Las primeras crisis son siempre las que «se comen» el presupuesto inicial de la Comunidad Internacional para estas respuestas, pero tenemos claro que ninguna crisis debe perjudicar a otra: la CI deberá disponer fondos extra para responder ante el terremoto chileno, valorando también el grado de intervención -Chile cuenta con más recursos-.

¿Cómo ha afectado el terremoto de Chile a la emergencia de Haití?
No ha afectado en principio. El compromiso de la comunidad internacional ha sido fuerte y creo que lo veremos en la conferencia de la semana que viene en Nueva York.  El compromiso en cuanto a fondos es muy fuerte, lo que si ha afectado es a la cobertura mediática. Chile a desplazado a Haití en los medios. El peligro radica en que la sociedad deje de estar sensibilizada.

Tanto Haití como Chile sufrieron las consecuencias de desastres naturales ¿Qué diferencia ambos países?
La diferencia  más clara es que son dos países con un desarrollo muy diferente. El ochenta por ciento de la población haitiana vive con menos de dos dólares al día. Con un gobierno corrupto y desestructurado  y una población muy vulnerable y muy pobre, Haití no estaba preparado para un desastre de tal magnitud. Por otro lado, Chile tiene un gobierno consolidado y es capaz de proveer de servicios básicos.
No hablamos de poblaciones con las mismas vulnerabilidades.

¿En qué punto se encuentra actualmente la emergencia en Haití?
Sigue siendo bastante alarmante. Hay un millón y medio de personas que necesitan refugio, la época de lluvias va a comenzar pronto y hay alerta de epidemias. Lo peor no ha pasado, necesitan conseguir refugio antes de las lluvias. A día de hoy solo cien mil personas tienen refugio, y además no se está invirtiendo lo suficiente en agricultura, que es lo más necesario; si no se plantan las semillas ahora no habrá cosecha que recoger tras las lluvias.

¿Cuáles son las principales líneas que deben guiar ahora la intervención en Haití?
La inversión se debe encauzar en la dotación de refugios temporales de largo plazo –que perduran alrededor de unos diez años-. También se debe trabajar sobre el saneamiento y, sobre todo, en agricultura. Ha habido un notable desplazamiento de población a la zona rural y es fundamental trabajar en esta materia para promover la seguridad alimentaria del país.  Se debe fomentar un desarrollo que beneficie a toda la población.

¿El escaso periodo entre emergencias puede resentir la eficacia de la ayuda?
Desgraciadamente, la experiencia apunta a que sí. Cuando hay muchas emergencias seguidas los gobiernos no están preparados y les cuesta mucho poner fondos extra.

¿Considera que ha aumentado la frecuencia de los desastres sísmicos o son más visibles al producirse en zonas en las que no se ha apostado mucho por la prevención de riesgos?
No se, porque no soy experta en ello, si es o no normal esta frecuencia, pero creo que la clave reside en que no hay una buena prevención de riesgos. Hablamos de zonas muy pobladas, donde la población es más vulnerable, y cuando se han puesto en marcha los planes de reconstrucción no se han tenido en cuenta estos factores.

¿Qué dirección debemos tomar para que no se vuelvan a repetir los mismos errores del pasado?
Hay que tener en cuenta unas ideas básicas desde el principio: cuando se responda a estas crisis, habrá que trabajar en la reducción de riesgos de desastres y  vulnerabilidades, así como tener este aspecto presente en los proyectos de  desarrollo, para que la población no se vea tan afectada tras un desastre. 

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