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La reconstrucción de Haití

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El 12 de enero pasado, un terremoto de magnitud 7,3 azotó Haití, principalmente Puerto Príncipe, dejando más de 200.000 muertos y 3 millones de damnificados. Cerca de un millón de personas se han visto obligadas a desplazarse y casi el 75% de la capital ha quedado destruido.

El efecto devastador de este seísmo golpeaba a una población que se caracteriza por ser la más pobre del continente americano, con más de 75% de los haitianos viviendo por debajo del umbral de la pobreza. La rápida deforestación, el creciente desempleo, la corrupción, la crisis de los precios de los alimentos, una infraestructura inadecuada y una historia de desastres naturales e inestabilidad política han tenido como resultado la precaria existencia de la mayoría de haitianos.

Desde Oxfam Internacional -Intermón Oxfam en España- elaboramos un documento de recomendaciones para incidir en la Conferencia de Canadá, que tenía como objetivo preparar la reconstrucción del país caribeño.

Las principales recomendaciones que aún siguen teniendo relevancia son:

– Todos los actores que están dando asistencia a Haití en el terreno deben asegurarse que se coordinan dentro del sistema establecido por Naciones Unidas y con el gobierno haitiano.

– Todos los actores deben asegurar que los haitianos juegan un papel protagonista en la reconstrucción de Haití. Dicha reconstrucción debe estar liderada por el gobierno y la sociedad civil haitiana. Además, se debe asegurar que la reconstrucción es equitativa.

– El gobierno haitiano, Naciones Unidas y las fuerzas armadas internacionales deben trabajar juntos para mejorar la situación de seguridad de la población, evitando que esta situación se deteriore mediante el incremento de las patrullas y asegurando transparencia en sus operaciones, así como, establecer líneas de mando claras.

– El gobierno haitiano, Naciones Unidas, los donantes y el resto de actores deben asegurar que ponen todos los esfuerzos no sólo para restaurar sino para mejorar los servicios públicos, las infraestructuras y las actividades económicas de los haitianos, especialmente de las comunidades más pobres. En una sociedad dividida como la de Haití, es un peligro real que los más influyentes se aseguren su bienestar primero.

– No es demasiado temprano para sentar las bases de una nueva reconstrucción y desarrollo en Haití, con la condonación completa de la deuda de este país, con ayuda a base de donaciones y no de créditos y con una aproximación que priorice los medios de vida y el desarrollo sostenible liderada por los haitianos desde el principio.

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