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La BBC en el debate entre imparcialidad y humanidad

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«Today this is not about the rights ands wrongs on the conflict; these people simply need your help». Es una de las primeras frases del llamamiento para recaudar ayuda humanitaria para Gaza del Comité de Emergencias para Desastres (DEC, Dissasters Emergency Comittee). En los tres minutos que dura el vídeo, no se nombra a Israel, ni a la ocupación de los Territorios Palestinos (desde 1967), ni a los bombardeos, ni tan siquiera se pide el fin del conflicto. Sólo se pide ayuda para agua, comida y material hospitalario.

Aún así, la cadena británica BBC –junto con Sky News- ha decidido no emitir este llamamiento humanitario, en pro de su imparcialidad en la cobertura del conflicto en Oriente Próximo.

La explicación de Mark Thompson, director de la prestigiosa cadena pública, fue que habían llegado a la conclusión de que «difundir este llamamiento, de la forma que sea, podría poner en entredicho la confianza del público en la imparcialidad del conjunto de la cobertura de los acontecimientos por la BBC». Para Thompson, emitir este llamamiento significaría tomar partido en el conflicto. En ese mismo esfuerzo por justificarse, el director señaló, además, que no es la primera vez que se rechaza emitir un llamamiento del DEC, siempre en favor de la independencia de la cadena. Así, en 2006, la BBC se negó a emitir dos campañas del citado Comité: una relacionada con la hambruna en África oriental -alegando que era muy difícil que el dinero recaudado llegase a los destinatarios- y otra para reunir fondos para las víctimas del conflicto en el Líbano -por considerar, de nuevo, que afectaba a la imparcialidad de la BBC-.

Siendo eso cierto, también lo es que en muchos otros casos sí se han emitido reportajes similares, como, por ejemplo, con el caso de los refugiados kosovares, o de los desplazados de la República Democrática del Congo.

El ministro británico de Cooperación Internacional, Douglas Alexander, ha hecho un llamamiento público a la cadena para que dé primacía al interés humanitario y emita el video, ya que «el llamamiento del DEC es crucial para aliviar el sufrimiento de la gente que ha resultado herida, desplazada o que pasa hambre en Gaza». Simultáneamente, 60 diputados han firmado una moción parlamentaria en el mismo sentido, mientras más de 10.000 quejas han sido enviadas a la BBC, y hasta el arzobispo de York declaraba que «no se trata de una cuestión de imparcialidad, sino de humanidad».

A pesar de todo ello, la BBC sigue sin emitir los tres minutos para recolectar fondos para Gaza.

¿Qué está pasando? ¿De verdad la BBC está tan convencida de la incapacidad de su público para distinguir entre una respuesta humanitaria y una acción política? ¿Enviar comida y agua, electrificar o dar atención hospitalaria en Gaza es ser pro-palestino? La operación militar israelí «Plomo Fundido» ha dejado un saldo de más de 1.300 palestinos muertos y unos 5.000 heridos (a los que hay que añadir los 16 civiles y soldados israelíes fallecidos). Quienes han sobrevivido en la asediada Franja de Gaza han quedado en una situación de necesidad extrema, que precisa de una respuesta inmediata y masiva. Y los medios de comunicación, en función de su inestimable cometido como altavoces de sensibilización y movilización de voluntades ciudadanas, deberían ofrecer espacio a aquellos que tratan de recabar los recursos que esa desasistida población necesita.

El video insiste precisamente en resaltar hechos que buscan informar de una situación de crisis en toda regla, cuando ya ha muerto violentamente un gran número de personas, en un contexto en el que el 60% de la población de Gaza malvive hoy en la absoluta pobreza y en el que más de un millón de personas dependen de la ayuda para sobrevivir. Gaza vive una profunda y prolongada crisis humanitaria (acrecentada ahora por la violencia desatada en estas últimas semanas), y eso supera en importancia- o más bien debería hacerlo- cualquier debate sobre el debate que trata de plantear la cadena británica.

La BBC podría argumentar que solo se está pidiendo ayuda para una de las partes del conflicto, lo que cabría calificar como parcial. Pero resulta que Israel no necesita ayuda humanitaria (aunque sí política y diplomática, para procurar su salida de la espiral de violencia en la que se han metido sus actuales dirigentes). Son solo los palestinos los que ahora mismo necesitan alimentos, agua y los más básicos servicios. ¿Se puede defender la falta de contribución a difundir el mensaje de ayuda con el mero argumento de que se trata de evitar acusaciones de haber tomado partido en el conflicto que enfrenta desde hace décadas a palestinos e israelíes?

Todos sabemos el poder de influencia que tienen los medios, en especial los audiovisuales en cualquier terreno. Lo que pretenden con esta campaña sus promotores es llegar, a través de los medios de comunicación, a una ciudadanía sensible al sufrimiento. El debate no es sobre si la BBC debe o no posicionarse o ahondar más o menos en las raíces o en el desarrollo del conflicto para influir en la percepción de la sociedad, o para promover movimientos políticos. Tan solo se trata de entender la gran ayuda que puede suponer que una de las principales cadenas de un país como Gran Bretaña (y el resto del mundo, a través de su World Service) dé difusión a una campaña humanitaria. Una campaña que une a trece organizaciones- las que conforman el DEC-, sobre la base de los principios de humanidad, imparcialidad y neutralidad que rigen la Acción Humanitaria, en su común objetivo de aliviar el sufrimiento y mejorar las condiciones de vida de la población de Gaza.

Como balance provisional podemos entender, como parte positiva del revuelo, que la BBC ha dado más publicidad de la que nunca hubiera imaginado al Comité de Emergencias para Desastres. La más negativa es que, por encima del sufrimiento humano, a la compañía británica le importe más llevar su polémica decisión a término que plantearse cómo articular la imparcialidad, la humanidad y el servicio público que, como medio de comunicación, debiera cumplir.

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