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Américas: 12 de octubre en año de bicentenarios

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Foto: Kyezitri

(Para Radio Nederland)
Cualquiera que sea el motivo que se elija para conmemorar, o simplemente recordar, algún hito de la relación entre América Latina y España, ya sean los bicentenarios de la independencia o el 12 de octubre, el balance que queda después es siempre contradictorio y el regusto final resultante, siempre agridulce.

El caso más claro de esto que decimos fue el fiasco de los fastos del llamado Quinto Centenario del Descubrimiento que se conmemoró en el año 1992, básicamente en este lado del Atlántico, y que supuso un sonoro fracaso para los que desde España se empeñaban en dar a esa fecha un nuevo contenido retórico –»encuentro de culturas» se decía, que enseguida se tildó de encontronazo- distinto del que se le había dado durante el periodo franquista, pero trufado también de una carga mitificadora y exculpatoria de la presencia española en América.

Las dos Españas
Entre los que proclamaban y proclaman las glorias imperiales de los españoles en la «conquista» o la evangelización de América, y los que de modo más autocrítico han tratado de reconstruir las relaciones con el continente americano asumiendo las atrocidades que nuestros antepasados cometieron durante siglos con los indígenas, ha existido y existe un abismo que refleja, de un modo u otro, las famosas dos Españas de Machado. El acuerdo entre Bartolomé de la Casas y Hernán Cortes no parece que vaya a ser fácil.

Durante estos más de cinco siglos de relación forzosa, los esfuerzos de los historiadores por arrojar luz sobre lo que supuso la llegada de los españoles a las Américas y el posterior proceso de colonización, y establecer un balance de estos hechos, ha sido ingente en ambas orillas.

Estancamiento
?Sin embargo, nos tememos que por muy importantes que hayan sido estos esfuerzos historiográficos, las percepciones, los imaginarios, los estereotipos, los lugares comunes con los que seguimos moviéndonos para entender la relación entre los dos lados del Atlántico, siguen estando bastante estancados. Y nada parece indicar que las futuras generaciones puedan abordar este asunto de un modo más franco, abierto y sin prejuicios ni complejos. Entre la mala conciencia histórica de muchos ciudadanos progresistas españoles y el orgullo del día de la «patria»o de la «raza» de otros, y la mera culpabilización al otro de muchos latinoamericanos que olvidan la responsabilidad de las élites criollas en estos cinco siglos, construir acuerdos se nos antoja complicado si unos y otros no revisamos nuestras premisas.

Sentimiento de comunidad?
Con este telón de fondo que tardará tiempo en descorrerse, podemos preguntarnos, por tanto, qué representa una conmemoración como la del 12 de octubre en un año marcado por las celebraciones de los bicentenarios de muchos países latinoamericanos. En primer lugar, el que a ambos lados del Atlántico se mantenga esta fecha, con todas sus matizaciones, es reflejo de que nos sentimos más similares, más hermanados, con mayores elementos de identidad que nos unen, que respecto de otros países y ciudadanos del mundo de lo que nos creemos. No creo que sea exagerado afirmar que un sentimiento de comunidad (se llame como se llame y, tal vez, lo de «iberoméricana» no sea el mejor invento) es compartido en ambas orillas, aunque la concreción de esa comunidad, su plasmación en realidades prácticas más allá de la retórica o la mera relación diplomática, esté siendo difícil de construir.??

Diversidad y soberanía de los pueblos?
En segundo lugar, parece necesario destacar hoy la defensa de la diversidad y el derecho a ella y el respeto a la soberanía de los pueblos. Ése debiera ser el elemento esencial de los bicentenarios. Pareciera, según muchos intelectuales y medios de comunicación, que en tiempos de globalización no deben permitirse experiencias de carácter político distinto, como las que se están dando en Bolivia, Ecuador o Venezuela, por poner solo los ejemplos más visibles.

Precisamente, si estas nuevas propuestas políticas están pudiendo desarrollarse con cierto éxito, pese a los innumerables ataques que como nos recuerdan los recientes sucesos de Ecuador están teniendo, es porque han sintonizado con los intereses de numerosos sectores de población que, desde los tiempos de la conquista española hasta los más recientes de los regímenes autoritarios autóctonos, vieron sojuzgados sus derechos.??

Mirando al futuro?
Y en tercer lugar, cualquiera que sea el planteamiento, éste debe situarse en el presente y mirando al futuro. Fenómenos como el de la migración de numerosos ciudadanos latinoamericanos a España, y las nuevas trabas y dificultades que con la justificación de la crisis se les están poniendo, son hoy asuntos fundamentales. Y el crecimiento de posiciones xenófobas en Europa y los intentos de que sean los inmigrantes quienes sufran las consecuencias de la crisis son hoy realidades que hay que abordar, más allá de esclarecimientos históricos y festejos más o menos compartidos.

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