Túnez, de regreso a la dictadura
Para Blog Elcano


Túnez fue en su día el principal foco de esperanza sobre la posibilidad de que en el mundo árabe se asentará, tras lo que se denominó impropiamente como “la primavera árabe”, una democracia plena. Por eso resulta aún más amargo constatar, como de manera bien visible se deduce de los resultados de las elecciones presidenciales celebradas el pasado día 6, que aquel sueño alimentado por la inmensa mayoría de los 12 millones de tunecinos ha terminado 13 años después en el resurgimiento de un régimen que sólo cabe calificar de dictatorial, con Kais Saied a la cabeza.
Muy pronto, desde su llegada a la presidencia en 2019, Saied dio muestras de su deriva autoritaria, procurando reforzar su poder a costa del sistema parlamentarista que había surgido tras el derribo de la dictadura de Ben Ali (2011) con un autogolpe, en septiembre de 2021, que le sirvió para disolver el parlamento y reformar (al año siguiente) la Constitución a su gusto. Así logró dejar atrás un sistema sujeto a las convulsiones propias de un cambio estructural de dimensiones históricas, en el que se confrontaban (no siempre de manera pacífica) las ideas del islamismo político de Ennahda (hoy disuelto) con las de otras ideologías que procuraban representar la diversidad de la población, sin olvidar el notable protagonismo del Cuarteto Nacional de Diálogo (la Unión General de Trabajadores Tunecinos, la Confederación de Industria, Comercio y Artesanías, la Liga de Derechos Humanos y la Orden de Abogados), merecedor del Premio Nobel de la Paz en 2015.