Tendencias en la financiación humanitaria internacional
En 2021, la pandemia de la COVID-19 ha continuado superponiéndose a otros riesgos de crisis preexistentes y emergentes, incrementando las necesidades humanitarias y complicando la respuesta. Tras el rápido aumento de la demanda de financiación humanitaria en 2020, las necesidades se mantuvieron en niveles históricamente altos en 2021. A medida que se entrecruzan los múltiples factores que pueden generar crisis, estas se vuelven más complejas y prolongadas en el tiempo.
A pesar de este aumento de las necesidades humanitarias, la financiación humanitaria internacional se ha estancado.
La situación ha empeorado debido a la pandemia de la COVID-19, ya que los donantes tienen cada vez más las manos atadas en materia de financiación. La guerra de Ucrania en 2022 solo aumentará aún más esta tensión. El sistema humanitario es frágil y depende de una pequeña base de donantes. Estos problemas están dando lugar a un creciente déficit de financiación humanitaria, claramente visible en la falta de financiación de la mayoría de los llamamientos de ayuda. Las necesidades humanitarias por cuestiones de género han crecido rápidamente desde la pandemia y la financiación no ha seguido el mismo ritmo. Además, los mayores impactos del cambio climático (CC) están aumentando las tensiones en el sistema humanitario, exacerbando las crisis existentes y creando otras nuevas.