¿Son diferentes la muerte y el sufrimiento en Ucrania que en Yemen, Afganistán o Etiopía?: doble rasero en la acción humanitaria
Nota del autor y los editores: el presente artículo fue escrito en abril de 2022, cuando aún no estaban claras las consecuencias globales de la guerra en Ucrania. Pocos analistas habían pronosticado una duración tan larga de la guerra y su severo impacto político y económico mundial. Desde entonces, las economías de los países donantes se han visto gravemente afectadas y los presupuestos de ayuda se han recortado para responder a las necesidades financieras y políticas internas.
En un contexto de déficit sustancial de fondos humanitarios a nivel mundial, la desigualdad en la distribución de asistencia está empeorando, y las crisis de alto perfil reciben la parte del león de la ayuda. En 2021, antes de que estallara la crisis de Ucrania, cinco países (Yemen, Siria, Afganistán, Etiopía y Sudán del Sur) recibieron el 30 % del total de la financiación humanitaria internacional, según datos del Finantial Tracking Service (FTS) de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). A finales de septiembre de 2022, se calculaba por esas mismas fuentes una cantidad de 3120 millones de dólares para Ucrania. Esta cantidad corresponde al 10 % de la ayuda humanitaria total en 2021, que se dirigió a 34 países a través de los llamamientos coordinados de la ONU.
Observando lo que ha pasado en estos meses en la respuesta humanitaria a Ucrania y a otras crisis nos ha parecido muy ilustrativo y útil para el Informe publicar el artículo en su versión inicial, conservando la frescura e indignación con la que fue escrito. Las evidencias posteriores no han venido sino a confirmar lo que el autor ya decía. El artículo fue publicado en la revista Epidemiologia & Prevenzione, cuya colaboración agradecemos.