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Reconstrucción más IVA

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(Para Radio Nederland)
La celebración los próximos días 23 y 24 de octubre de la llamada Conferencia de Donantes en Madrid debiera haber supuesto un reforzamiento de los compromisos económicos con la reconstrucción de Iraq y, sin embargo, todo parece indicar que no va a ser así. Varios elementos han contribuido a ello y aunque, al menos, se llega con una resolución aprobada por unanimidad, in extremis, en el Consejo de Seguridad, otros condicionantes van a ser el telón de fondo en el que se desarrolle la Conferencia.

En primer lugar la resolución 1.511, presentada por algunos como una enorme victoria de la diplomacia estadounidense, puede convertirse en una pírrica victoria ya que los motivos por los que Francia, Alemania y Rusia decidieron al final apoyarla tienen más que ver con un «laissez faire» en sentido estricto, es decir con dejar hacer a los Estados Unidos, que con un verdadero compromiso. Es más, la explicitación por su parte de que pese al apoyo, existen muchas diferencias no deja lugar a dudas. Tanto Francia como Alemania como Rusia, dejaron claro que la resolución no da suficiente peso a la ONU, no fija el traspaso de poder a los iraquíes y no concreta un calendario para el proceso. Pero lo que es más importante para la Conferencia, la resolución no contiene ninguna referencia en materia económica, ningún compromiso y mucho menos ninguna concreción de un eventual apoyo militar. Por eso, la resolución, aunque necesaria, no despeja muchas de las dudas que había antes de su aprobación. En este contexto es de destacar la frialdad con la que ha sido acogida por el Secretario General de Naciones Unidas, que se limitó a afirmar que el organismo hará lo posible para garantizar su cumplimiento. Es decir, que mientras no haya condiciones de seguridad y posibilidades reales de trabajo para la ONU, ésta permanecerá en situación de espera con un limitado papel en lo que afecta a la asistencia básica.

En segundo lugar, el escenario de inseguridad ha variado poco en los últimos días y eso retrae a algunos eventuales aportadores de fondos que no ven suficientes garantías para un proceso de reconstrucción física y, mucho menos, para la necesaria rehabilitación institucional del país. En su gira asiática el Presidente Bush ha tratado de sumar fondos, pero solo ha obtenido el compromiso de Japón de aportar 1.500 millones de dólares. La posición de la Unión Europea es especialmente significativa de esta falta de pasión donante. La Comisión ha comprometido solo 200 millones de euros y para tareas humanitarias y solo el Reino Unido ha expresado su compromiso de 900 millones de euros. España, haciendo ingeniería financiera, dice que aportará 300 millones de euros y el resto de países de la UE permanecen muy renuentes y sin compromisos claros.

Resulta muy significativo, además, que muchas de las promesas de aportación se han ido transformando de donación a préstamo, lo que obviamente no es lo mismo ya que supondrá aumentar la ya de por si gran deuda externa iraquí. La aprobación por parte del Senado norteamericano de que la mitad de los 20.000 millones de dólares para reconstrucción sean en forma de préstamos, aunque aún debe ser confirmada por ambas Cámaras, supone un giro copernicano en la concepción de lo que es una Conferencia de donantes y frena las de ya por si escasas inclinaciones donantes de otros países. De hecho, otros «donantes» como la propia España y , por supuesto el Fondo Monetario Internacional, se han sumado a esa corriente y un buen porcentaje de sus promesas de aportación serán créditos.

Ese cambio de planteamiento tiene serias implicaciones políticas que están siendo minusvaloradas. Ni la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA) ni el Consejo de Gobierno de Iraq poseen la legitimidad necesaria para asumir ese tipo de compromisos que suponen de hecho una hipoteca a la soberanía del futuro Iraq. Del mismo modo, los contratos que ya se han firmado con empresas de la órbita de los colaboradores de Georges W. Bush contienen compromisos que minan, de facto, la capacidad de maniobra de un gobierno legítimo en Iraq. Por ello, como se ha venido urgiendo desde algunos foros y desde estas páginas, los procesos de reconstrucción física, recuperación de la legitimidad política e institucional y orientación de todos los esfuerzos a la satisfacción de las necesidades de la población y la lucha contra la pobreza deben ir de la mano y no como se está haciendo, de una forma descoordinada y más centrada por parte de muchos «donantes» en el aprovechamiento de las posibilidades del negocio de la reconstrucción en Irak.

Y es que parece que siguen sin aparecer las armas de destrucción masiva pero algunos pretenden una reconstrucción más IVA.

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