Lectura de urgencia del asesinato de Al Aruri
El gobierno israelí parece estar más preocupado por la eliminación de dirigentes de Hamás que por la liberación de los rehenes que la milicia palestina tiene aún en sus manos. En el explosivo contexto bélico de Oriente Próximo la eliminación de Saleh al Aruri, uno de los máximos dirigentes de Hamás, resulta especialmente relevante por varios motivos.
Aunque Israel no haya confirmado oficialmente la autoría, es inmediato asignarle la responsabilidad directa de este asesinato, tal como de hecho apunta el portavoz de la Casa Blanca en respuesta a preguntas sobre el particular, argumentando que Israel tiene el derecho a defenderse con todos los medios a su alcance (como si no hubiera límites marcados por el derecho internacional). La muerte de Al Aruri es, sin ningún tipo de excusas, una ejecución extrajudicial (como la que Washington realizó hace cuatro años en el aeropuerto internacional de Bagdad para eliminar al general iraní Qasem Soleimani) y una violación de la soberanía nacional de Líbano. Y, sin embargo, como una señal más de la normalización de aberraciones que deben ser condenadas sin paliativos, se da por hecho que Israel tiene carta blanca para deshacerse de sus enemigos, sin que nadie recuerde que Líbano también tiene derecho a la legitima defensa contra un ataque recibido en su propia capital.