Entrevista a Olga Rodríguez «Cuando se convierte en cotidianidad el horror, deja de ser noticia»
Olga Rodríguez es adjunta al director en eldiario.es y coordinadora de Vídeos en la sección Desalambre en eldiario.es medio del que es cofundadora. Antes trabajó durante más de una década en la Cadena SER, Cuatro y CNN+.
Especialista en Oriente Medio, donde trabaja desde finales de los años 90, cubriendo la II Intifada palestina, la guerra de Afganistán, la guerra y ocupación de Irak en 2003, la guerra de Líbano en 2006, ofensivas en Gaza, el surgimiento de movimientos sociales en Egipto y las revueltas árabes de 2011, así como las crisis de refugiados iraquíes primero y sirios después. Autora de los libros «Aquí Bagdad», «El hombre mojado no teme la lluvia. Voces de Oriente Medio» o «Yo muero hoy. Las revueltas árabes».
Primaveras árabes… ¿bien llamadas o mal llamadas? ¿Por qué “mal llamadas”?
Es un término que se acuñó en lo que llamamos Occidente. En el mundo árabe nunca lo llamaron “primaveras árabes”, para empezar porque algunas vinieron cargadas de dureza desde el principio, la gente que salió a manifestarse pidiendo pan, libertad y justicia social tuvo que hacer frente a una represión brutal por parte de las fuerzas de seguridad en muchos países y eso no se puede llamar “primavera”. Desde el primer día murió mucha gente. Incluso el caso que más nos ha llegado que es el ejemplo de Egipto con tonos de romanticismo, lo cierto es que en la plaza de Tahrir mucha gente se jugó, y en ocasiones, pagó con la vida enfrentándose a las fuerzas de seguridad.
¿Qué ha funcionado en Túnez que no ha funcionado en otros países como Egipto? ¿No había más esperanzas? ¿Un mayor optimismo?
Desgraciadamente en Egipto nunca hubo demasiadas opciones. Es el país más poblado del mundo árabe y un punto clave estratégico. Por él pasa el canal de Suez, que no solo funciona como vía de comunicación entre Oriente Medio y el mar Mediterráneo, sino por la importancia económica que tiene.
También hubo un antes y un después en la región cuando Egipto firmó la paz con Israel en los acuerdos de Camp David en 1979. A partir de ese momento Israel se deshace del gran enemigo regional y cambia los equilibrios en la región a favor de Israel que se daban hasta ese momento.
Por lo tanto, un Egipto realmente libre, autónomo y democrático que diera la espalda a las políticas de ocupación de Israel era algo que había muchos actores nacionales e internacionales interesados en que no ocurriera.
Mientras que un Túnez realmente libre, autónomo y democrático no iba a perjudicar tanto los intereses de las potencias regionales e internacionales. Aún así, Túnez está situado entre Libia y marcado por el conflicto y la inestabilidad de toda la región que ha salpicado al Magreb. Yo diría que es el resultado menos malo porque se ha conseguido esquivar una guerra civil por el momento.
Hace pocas semanas se otorgó el premio Nobel de la Paz al Cuarteto del Diálogo Nacional de Túnez, por su decisiva contribución para crear allí una democracia pluralista, en 2013, y evitar que cayera en el caos como les sucedió tras la Primavera Árabe a Libia, Siria, Yemen y Egipto con su gobierno militar. En Túnez gobernaba una teocracia islamista que ignoraba a la oposición. ¿Cuál es tu opinión de este premio? ¿Merecido?
Sí, en comparación con otros premios Nobel de la Paz que se han concedido… Este Cuarteto ha trabajado por las negociaciones y conversaciones de paz, pero es una paz que pende de un hilo. En Túnez hay ya actores armados que están operando en algunas zonas. Además, es un país muy castigado por la desigualdad y por la pobreza, que ha aumentado en los últimos años. El hecho de que también las demandas de las revueltas tunecinas no se consiguieran ha generado mucha frustración en muchos sectores de la población. Todo esto es un caldo de cultivo que está creando una bomba de relojería. Se ha entendido que un islamismo moderado no tiene que ser reprimido y creo que esto es fundamental para esquivar a corto plazo un clima bélico mayor.
Los acuerdos de Sykes-Picot dibujan un poco el panorama actual de Oriente Medio ¿En qué consistió este Acuerdo?
Cualquier árabe de a pie, aunque no sepa ni leer, ni escribir, sabe hablar de esto. Es lo que tiene pertenecer a una región tan intervenida.
Tras la primera guerra mundial, la región de Oriente Medio sufre una transformación. Los acuerdos de Sykes-Picot en 1916, que terminan constándose en 1918, son unos acuerdos secretos que se dan entre Francia y Reino Unido con el fin de repartirse la región como si de un pastel se tratara. Palestina pasa a ser un protectorado británico, Libia y Siria quedará bajo control francés, etc.
Es el inicio del Oriente Medio tan fragmentado, colonizado y después neocolonizado cuando las tropas se marchan, pero intervenido política y económicamente.
Se habla de que estamos ante un nuevo Sykes-Picot, porque realmente se está dando otra transformación y otra fragmentación con actores regionales e internacionales interesados en cooptar el control de esos territorios más debilitados.
Ante la situación actual con la crisis de los refugiados y la amenaza yihadista… ¿Había ya señales de que esto podía ocurrir? Porque entiendo que a los expertos no les ha sorprendido…
No hace falta ser expertos para verlo. El infierno que se creó en 2003 con la invasión de Irak, que fue el comienzo de todo. Se sabía que ese infierno iba a crear más infierno. Pero no importa, porque los intereses son otros. En mi opinión, se ha silenciado de forma deliberada en la mayoría de ocasiones. Los gobiernos europeos, en concreto el español, han actuado como un protectorado de la política exterior estadounidense en los últimos años. Y, aunque Obama, no es Bush; aún seguimos pagando el daño que se hizo en esos años. La cuestión es que EE.UU. geográficamente está muy lejos de Oriente Medio, por lo que las consecuencias son mínimas. Pero llevo años diciendo que la Unión Europea está muy cerca de esta región y que lo que pasa allí al final nos va a salpicar aquí. Es de sentido común.
Es cuestión de geografía. Cuando estalla la guerra de Irak, más de 5 millones de personas se ven obligadas a desplazarse y alrededor de 2 millones se dirigen a Siria. Cuando estalla el conflicto en Siria, algunos se quedan en el país; pero en muchos otros casos se desplazan a países como Líbano, Jordania y Turquía, que es ya Europa.
¿Crees que hay un agotamiento mediático sobre este tema? ¿La sociedad civil española ha dejado de prestar atención?
Como informadores tenemos una responsabilidad como servicio público. Hay medios que se decantan por el entretenimiento y por el espectáculo. Es cierto que estamos en un momento muy determinado con el contexto electoral. Sin embargo, es verdad que se le ha dado muy poca importancia a lo que ha ocurrido más allá de las fronteras. Aún se pelea hoy en las redacciones que en pleno siglo XXI no se entiende que todo lo que ocurre en la otra parte del mundo nos repercute.
Más allá de eso, en general, la crisis económica ha servido como excusa para abandonar en gran parte las coberturas internacionales de calidad.
Con respecto al concepto de noticia, se ha pasado a considerar que solo es noticia aquello que no pasa todos los días. Que más de mil millones de personas pasen hambre en el mundo no es noticia, porque pasa todos los días. Cuando se convierte en cotidianidad el horror, deja de ser noticia. Y eso es lo que ha pasado con las revueltas árabes.
¿Cómo ves tú el tratamiento de los medios a este tipo de crisis? ¿Esa mezcla/confusión entre terrorismo e islamismo?
Lo veo con mucha preocupación. Veo que se debe a una enorme ignorancia. Se confunde árabe con musulmán.
Por otro lado, también existen una serie de estereotipos que interesan a determinados lobbies y a algunos gobiernos. Me parece que en esta primera mitad de siglo va a haber dos grandes temas: la migración y la islamofobia.
Y en cuanto a la inmediatez de lo mediático? ¿Qué ha pasado con Libia que ya no se dice nada? ¿Y con Yemen que jamás apareció?
Hay una agenda política clara por parte de algunos gobiernos para lo que aparece en los medios y lo que no. Si a EE.UU. le interesase mucho que se hablase sobre Yemen, probablemente se hablaría. Pero un gran aliado de muchos gobiernos occidentales que es Arabia Saudí está masacrando a la población yemení con el apoyo público de EE.UU.
Con respecto a Libia, el estropicio que se hizo con aquella intervención con la excusa de liberar una ciudad. La introducción de tantas armas en Libia ha sido una bomba de relojería, pues esas armas posteriormente han ido a parar en Siria y al Sahel. Actualmente en Libia acaba de celebrarse un acuerdo auspiciado por la ONU en el que no se ha preguntado a la población, ni ha contado con la participación de ciertos grupos importantes.
¿Cómo valoras el papel de los activistas virtuales y de las Redes Sociales en estas crisis?
Ha sido una novedad que ha llamado mucho la atención aquí. Sin embargo, la realidad es que cuando estallan las revueltas en 2011 el porcentaje de activistas e internautas en la red era muy bajo. Es cierto que tuvieron un papel muy importante, ya que lograron dinamizar y organizarse con mayor rapidez. No obstante, por ejemplo en Egipto, al tercer día Mubarak cortó Internet y la telefonía móvil. Esto denota que la importancia fue relativa, aunque sí muy simbólica a nivel de construcción de un relato y para animar y sumar apoyos entre los jóvenes de clase media con acceso a Internet, pero curiosamente fue algo minoritario.
¿Cuál es el papel de la ONU? ¿Qué opinión te merece la labor que está llevando a cabo en Oriente Medio?
Absolutamente deficiente. Creo en el concepto de la ONU, pero en el mundo no idílico en el que vivimos es un organismo que debería replantearse su funcionamiento. Es un debate que lleva tiempo pendiente y que sigue sin abordarse. Al final vemos situaciones tan absurdas como que haya comisiones de derechos humanos con órganos asesores presididos por Arabia Saudí. Urge una reivindicación de la esencia de las Naciones Unidas.
¿Cuál es el papel de Europa? ¿O de los diferentes Estados que la componen?
Hay dos países que han querido retomar protagonismo en el mal sentido de la palabra, en mi opinión, que son Reino Unido y Francia. Tras la segunda guerra mundial, EE.UU. se erige como el enorme actor geopolítico a nivel global y ayuda a Europa a ganar la guerra. Reino Unido y Francia acostumbrados a actuar en Oriente Medio como potencias coloniales, en 1953 hicieron ademán de una operación militar que EE.UU. evitó. A partir de ese momento, EE.UU. deja clara su hegemonía en la región.
Desde lo que ha sucedido en Libia y en Siria, Reino Unido y Francia han querido volver a dar un paso al frente en la región recuperando capacidad de influencia con consecuencias desastrosas, en mi opinión. Deberían asumir responsabilidades en un futuro de lo que ha sucedido en estos países, sin duda.
Siendo conscientes de las particularidades de cada contexto y de cada país, ¿qué pinceladas darías como soluciones generales para empezar a estabilizar la zona?
Ya se ha llegado a unos niveles humanos de dolor y sufrimiento porque esto marca generaciones enteras. No va a haber ni verdad, ni justicia, ni reparación para todas las poblaciones afectadas. Debería haberla. En Ruanda se encontró la forma. Habría que buscarla. Existe la opción de Nuremberg o juicios populares que no conllevasen sentencias carcelarias. Desde luego, una terapia colectiva para estas sociedades. Y esto solo se consigue buscando la paz a través de soluciones políticas en mesas de negociaciones en las que se firmen al menos treguas tras treguas, pues las treguas salvan vidas. Para negociar la paz hay que sentarse incluso con el enemigo, aunque no sea del agrado de algunos grupos. Solo así se han firmado acuerdos de paz. Pero desde luego, perpetuar la guerra es solo más barbarie y más infierno.