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Irán mantiene su rumbo

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(Para Radio Nederland)
Cumplido el plazo otorgado por la resolución 1696 del Consejo de Seguridad de la ONU para que Irán abandonara sus actividades de enriquecimiento de uranio, nada sustancial ha cambiado en el proceso iniciado hace ya más de tres años.

Por un lado, Irán, cada vez más empeñado en su objetivo de convertirse en el líder del Golfo Pérsico, está convencido de que todavía dispone de un amplio margen de maniobra para seguir adelante con sus planes sin arriesgarse a una reacción frontal. Las diferencias de postura en el seno del grupo 5+1 (EEUU, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña, más Alemania) le garantizan que aún no está próxima una condena del Consejo de Seguridad y mucho menos en forma de unas sanciones económicas que le causen un daño real. Por otro lado, una correcta evaluación de la situación actual le lleva a considerar que la opción militar contra su territorio o sus intereses es absolutamente improbable. Quienes podrían liderarla- Washington y/o Tel Aviv-, viven momentos delicados, tanto en lo que se refiere a la inseguridad que afrontan los primeros en Iraq o Afganistán, como a la sensación de derrota que sienten los segundos tras su enfrentamiento con Hezbollah en suelo libanés. Por tanto, ninguno de ellos puede racionalmente emprender una nueva desventura militar contra un rival que, además, cuenta con unos medios de defensa nada despreciables y puede jugar con su petróleo y con su posición geográfica para afectar muy directamente a los mercados internacionales de hidrocarburos.

Estados Unidos, por su parte, vive con una clara preocupación un proceso en el que no acaba de encontrar mecanismos eficaces para frenar el auge iraní. Es bien consciente de que su intento de convertirse en el hegemón regional cuestiona no sólo el enfoque del conflicto árabe-israelí, en el que Teherán siempre pretende tener algo que decir, sino sobre todo el sistema de control de las cada vez más importantes reservas petrolíferas y gasísticas de Oriente Medio. Ni EEUU, ni Israel, ni tampoco Arabia Saudí y otros países árabes de la región (todos ellos de mayoría sunní) pueden ver con buenos ojos que un actor persa y chií logre su objetivo. Para impedirlo están dispuestos a llegar mucho más lejos de lo que hemos visto hasta ahora. Pero la coyuntura actual no les permite ir más rápido ni convencer a otros actores (China o Rusia) que también tienen sus intereses geoeconómicos en esta región.

A la espera de la reunión de la próxima semana entre el grupo 5+1 y los dirigentes iraníes, sólo cabe concluir que Teherán está manejando sabiamente los tiempos para no ver bloqueada su aspiración. Una aspiración que entiende el acceso al arma nuclear (algo que, en todo caso, no ocurrirá antes de varios años) como un paso fundamental para conseguir ese estatuto de potencia regional que le blinde contra amenazas externas (no olvidemos que figura como parte del “eje del mal” definido en su día por Washington) y que le permita replantear en su favor las reglas de juego en una zona tan sensible para la seguridad internacional.

Escucha la entrevista, siguiendo los siguientes enlaces:

Windows Media Player:http://cgi.omroep.nl/cgi-bin/streams?/rnw/smac/2004/es_iran_20060901.wma 

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