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¿Estamos preparados para crisis como la de Haití?

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(Para Radio Nederland)

Alertábamos la semana pasada de los riesgos de repetir en Haití, tras la crisis agravada dramáticamente por el terremoto del día 12 de enero, los errores de respuestas internacionales a anteriores desastres.

Y, evidentemente, no queríamos ser proféticos. Todo lo contrario. Pero mucho nos tememos que hemos dado en el blanco y hemos acertado en las peores previsiones. Y no se trata de una profecía autocumplida: otros la han cumplido. Y cómo.

MINUSTAH
Insistíamos en el artículo en la C de coordinación y ésta ha sido la palabra más usada en estos diez días tras el terremoto. Pero por su ausencia, y no porque las cosas funcionaran bien. El caso de Haití es bastante especial por la presencia en el país desde el año 2004 de la Misión de Estabilización de la ONU (MINUSTAH) que incluye en su amplio mandato las tareas de socorro en casos de desastre. Pero evidentemente, el estado de shock en que ha estado MINUSTAH la primera semana, al haber sido directamente afectada por el terremoto, falleciendo muchos de sus responsables, incluido su Jefe, el tunecino Hédi Annabi, ha condicionado y disminuido totalmente su labor. Además, dada la situación de inseguridad que ha vivido y vive el país, las tropas de MINUSTAH se han debido dedicar más a esta tarea que a las propias de la colaboración en la asistencia humanitaria.
 
OCHA
Por otra parte, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) –también presente en un país tan proclive a los desastres como decíamos- no ha contado con medios suficientes y tampoco los países se lo han puesto fácil con su énfasis en el bilateralismo. La llegada de más de 10.000 soldados estadounidenses –justificado en gran medida por las carencias que estamos citando- ha sido, de alguna manera, el estrambote de estas dificultades de coordinación. Y eso sin hablar del autismo en el que ha estado sumido el Presidente Preval y del que poco a poco parece salir. El hecho de que no se dirigiera al pueblo haitiano en los primeros días, solo se explica por un estado de shock tras el hundimiento del Palacio presidencial, la muerte de muchos de sus colaboradores, y la práctica desaparición de su gobierno. Aún así, Preval no ha sabido estar a la altura de lo que esperaría de un líder político en una situación como ésta.
 
Proceso de reforma humanitaria
Pero trascendiendo lo sucedido estos días y el caos que ha vivido Haití (otra C pero algo diferente de coordinación), la cuestión es plantearse si la comunidad internacional se encuentra preparada para responder a situaciones como ésta. Y la respuesta no parece ser muy optimista. Suele olvidarse, pero por ello conviene recordarlo, que el protagonismo y el mandato de coordinación de la respuesta humanitaria por parte de la ONU es muy reciente, y no se clarifica hasta el año 1991 –en plena post Guerra fría y con el animoso Secretario General Boutros Boutros Ghali a la cabeza- con la Resolución 46/182 de la Asamblea General que por vez primera proclama el liderazgo y la coordinación de la ONU. Es en esa Resolución en la que se crea el Departamento de Asuntos Humanitarios (luego transformado en OCHA), y la figura de un Vicesecretario General para Asuntos Humanitarios entre otras cuestiones. Pero como el papel de OCHA y de la ONU en general en esta materia no estaba siendo muy positivo, en el año 2005 se inicia el llamado Proceso de Reforma Humanitaria en el que aún estamos inmersos. Y que de alguna manera la crisis haitiana pone en evidencia, cuestionando algunas de las cosas previstas en esa reforma.
 
Dificultades de coordinación
En muchos casos, y en éste también, la ONU tiene dificultades para coordinar sus propias agencias que muchas veces compiten entre sí por fondos, protagonismo y visibilidad. ¿Cómo coordinar con otros si no se pone orden en la propia casa? Y en casos como el de Haití donde, además, hay un despliegue de tropas internacionales con mandatos tan diversos como la seguridad, la estabilidad, la vigilancia electoral,… lo humanitario, las cosas se complican. La Reforma humanitaria pretende fortalecer la figura del Coordinador residente de la ONU en el país convirtiéndole también (poniéndole otro sombrero se dice en la jerga onusiana) en Coordinador humanitario. Pero la experiencia de Haití y de otras crisis muestra que llevar tantos sombreros no es tarea fácil, y que cuando los Coordinadores deben decidir entre cuál llevar, rara vez se deciden por el humanitario.
 
Imagen y propaganda
En cualquier caso, la debilidad de los mecanismos de respuesta internacional ante las crisis, avalarían la idea de la necesidad de fortalecerlos; no de boicotearlos. Nada justifica el que países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, que han aprobado las Resoluciones que habilitan la MINUSTAH y que han apoyado la Reforma Humanitaria, tomen las decisiones por su cuenta y basándose en las debilidades de la ONU y sin ningún interés en resolverlas se tomen “lo humanitario por su mano”. Y sigan contribuyendo, en una operación que tiene mucho de operación de imagen y propaganda, a confundir las cosas, debilitar a la ONU y hundir al Estado haitiano. Puede resultar comprensible que en su área de influencia – no olvidemos la cercanía de Estados Unidos a Haití y la gran cantidad de haitianos que viven en su territorio – se haya optado por esta decisión. Pero en ningún caso está justificada por razones, como se nos pretende hacer creer, humanitarias.
 
Se nos vende estos días que la llegada de tropas estadounidenses ha contribuido a mejorar la seguridad y al reparto de la ayuda. Y tal vez, durante unos días, sea verdad. Pero, ¿se van a quedar las tropas estadounidenses durante años para seguir cumpliendo esas tareas? ¿Para qué apoya Estados Unidos la MINUSTAH? ¿Por qué insistió en que fueran países latinoamericanos con Brasil a la cabeza quienes se encargaran de la misión militar? ¿Qué piensa hacer con el Estado haitiano, convertirlo en un protectorado de los Estados Unidos? Y, por último ¿qué quiere hacer Estados Unidos con la Reforma humanitaria?
 
No se preocupen, todas las respuestas en el próximo capítulo… continuará.

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