Hacia un nuevo orden regional impuesto por la fuerza por Israel
Para elDiario.es
Un año después de los ataques de Hamás y la Yihad Islámica Palestina ninguno de los actores implicados en la barbarie que reina hoy en Palestina y su vecindad está en condiciones de cantar victoria. Y tampoco el futuro inmediato augura mejores tiempos.
Así ocurre, desde luego, con los perpetradores del golpe más brutal que ha sufrido Israel en lo que va de siglo. Debilitados hasta el extremo, como consecuencia del violento castigo al que están siendo sometidos por las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF, por sus siglas en inglés) en el marco de la operación Espadas de Hierro, sus combatientes apenas logran hacerse ya visibles en un entorno de destrucción tanto de vidas humanas como de infraestructuras físicas que han dejado completamente rota a la Franja de Gaza y a Cisjordania igualmente sumida en el caos. Su apuesta belicista no les ha servido para deshacerse de Benjamín Netanyahu, para poner fin a la ocupación israelí o, al menos, para infligir un duro golpe a las IDF. Peor aún, su resistencia armada al ocupante se ha traducido en un extraordinario sufrimiento para los 2,3 millones de gazatíes que ya malvivían en una Franja que la propia ONU había calificado previamente como invivible.