Expulsión de angoleños de República Democrática del Congo está produciendo una crisis humanitaria
Por Valentina González
La expulsión de más de 32.000 refugiados angoleños de República Democrática del Congo (RDC), desde agosto hasta la fecha, está desatando una creciente crisis humanitaria que podría tomar graves dimensiones, según informaron representantes de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Varios campos de refugio se han cerrado, dejando a sus habitantes en una precaria situación de desprotección y con crecientes necesidades humanitarias. Se ha informado que las necesidades más urgentes de los expulsados son refugio, alimentos, medicinas y servicios de saneamiento.
La ayuda humanitaria enfrenta un peligro inminente para llegar a su destino, puesto que el fin de la temporada de lluvias ha dejado los caminos en mal estado, a lo que se suma el hecho de que el aeropuerto de M’Banza Congo está cerrado por renovación.
La expulsión de los refugiados angoleños sería una respuesta a la continua repatriación de congoleños que ha realizado Angola. Se estima que desde 2003, unos 140.000 congoleños habrían sido deportados por su vecino país de Angola. La mayoría de los inmigrantes congoleños en Angola son trabajadores en situación irregular que, en gran parte, trabajan como buscadores de diamantes. Por su parte, la mayoría de los angoleños en la RDC habían estado viviendo allí durante décadas después de huir de la prolongada guerra civil de Angola que finalizó en 2002. Durante ese tiempo, la República Democrática del Congo recibió a más de 100.000 refugiados angoleños.
A la precaria situación de los expulsados que demandan ayuda humanitaria y protección, se suma el hecho de que el número de personas que desea retornar a Angola -que se ha incrementado constantemente desde el fin de las hostilidades en dicho país- ha aumentado bruscamente como consecuencia de las medidas tomadas por el gobierno de la RDC. Por lo tanto, los flujos migratorios podrían aumentar ostensiblemente.
