Erdoğan ha perdido el oremus
Para Blog ElCano
Los aires de grandeza suelen jugar malas pasadas, sobre todo cuando no se dispone de los medios suficientes para traducirlos en hechos. Y algo así le está sucediendo al presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, desde hace un tiempo. También es cierto que para quien cumplió con sus sueños de ser alcalde de Estambul (1994-1998), primer ministro (2003-2014) y presidente (desde agosto de 2014) debe ser muy difícil poner freno a su ambición. Pero si un estadista no tiene esa capacidad, corre el riesgo no solo de acabar sufriendo pesadillas, sino también de precipitar a su país a situaciones indeseables y contraproducentes.