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El bucle del final de la transición en Guinea Conakry

 

guinea

La convocatoria de elecciones legislativas en Guinea para el próximo 12 de mayo ha dado un nuevo estímulo a la actividad política en el país. La prudencia aconseja, en todo caso, no dar por seguro que finalmente se lleguen a celebrar dichas elecciones, legitimando a la futura Asamblea Legislativa. Dicha virtud se ha amamantado durante estos dos años anteriores, con reiterados anuncios fallidos sobre la cita electoral. Sin embargo, la prudencia no es incauta y, efectivamente, esta vez existen diferentes detonadores y sogas apretadas para pensar que en mayo algo cambiará en Guinea. De hecho, confiamos en que sea mucho y, sobre todo, para mejor.

Recordemos que sin la celebración de estas elecciones (y de las municipales que deben seguirle) la transición seguiría en un limbo jurídico y de legitimidad, en cualquier caso, anclada en un Gobierno nacido de las elecciones, pero sin una Asamblea representativa del resto de fuerzas políticas en el país.

Otro fichero electoral más contestado

Más de dos años de dimes y diretes, desde la llegada a la presidencia de Alpha Conde, se han retardado unas elecciones en las que las fuerzas opositoras no han cesado de denunciar los excesos del Presidente y su maquiavélica preparación de las mismas, con la concomitancia del órgano encargado de organizarlas y supervisarlas, la Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI). Entre esas tácticas dilatorias, como ya vimos en su día, resalta el justo y necesario proceso de actualización del censo electoral, en un juego cruzado en el que ni el Gobierno ni los diferentes frentes de la oposición han logrado fácilmente ponerse de acuerdo en cómo y quién debería llevarla a cabo. Tal ha sido el bloqueo que finalmente fue necesario recurrir a una suerte de arbitraje técnico por parte de la Organización Internacional de la Francofonía (OIF), supervisando el sistema de «revisión» del censo de 2010.

Esta tarea no ha estado libre de críticas y sospechas acerca de una influencia estatal, al ser el propio Conde quien invitó a la OIF. Bajo una nula campaña de comunicación de la organización, su trabajo pareció concluido en noviembre de 2012, sin que aún el informe final haya sido publicado, a pesar de la insistencia de varios sectores políticos y de organizaciones de la sociedad civil. Las conclusiones preliminares, publicadas en julio 2012, declaraban numerosas irregularidades no sólo en el censo existente, sino en la tecnología aplicada para actualizarlo. También se proponían numerosas medidas técnicas- sin saber bien el ritmo y el cómo-, que solo se han ido aplicando a partir del pasado agosto.

Finalmente, dando por hecho que el sistema de revisión y expedición de las tarjetas electorales y la actualización del censo electoral ha logrado un mínimo de garantías, en diciembre del pasado año el nuevo presidente de la CENI anunció una fecha ya concreta que parece viable logísticamente, incluyendo la revisión de las listas electorales, que han comenzado a ser publicadas para revisión por parte del electorado.

Una fecha ansiada y la firma del 10ª FED

La insistencia en la importancia del anuncio de una fecha para las elecciones no es una cuestión baladí. Y así lo da a entender la premura con la que EE UU felicitó a la CENI, invitando a los partidos políticos y a la sociedad civil a apoyar en todo momento un proceso transparente y pacífico. Pero, más relevante aún, es recordar que sin fecha de elecciones la Unión Europea (UE) no habría firmado nada con Guinea en el marco del 10º Fondo Europeo de Desarrollo. Ni más, ni mucho menos.

Fue el anuncio, en definitiva, lo que propició que el 21 de diciembre de 2012 se produjera un nuevo casamiento formal entre Guinea y la UE, con acompañamiento de muchos padrinos (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial…). Tras una espera adicional, a base de Adendas a los acuerdos existentes ya caducados, ese día se firmó el Documento de Estrategia País y el Programa Indicativo Nacional (DSP – PIN) para la Cooperación entre Guinea y la UE. La firma de dicho documento marco había quedado suspendida hasta que no existiera un calendario oficial preciso (y creíble) para la organización de las elecciones legislativas. Sobre las municipales, la UE, en un gesto realista, ha optado simplemente por dejar su mención en un cajón hasta nueva orden.

Desde este día, oficialmente, la reanudación de la cooperación entre la UE y Guinea es un hecho. El programa prevé un total de 174 millones de euros, a través del mencionado 10º FED, centrado en la promoción de la gobernanza, servicios sociales de base y mejora de las comunicaciones y de las infraestructuras terrestres. El desbloque del dinero se hará progresivamente, en paralelo al desarrollo del propio proceso electoral.

El FMI y la Iniciativa PPAE

A nivel macroeconómico- ese nivel que en poco afecta a la ciudadanía de a pie, por mucho que insistan los portavoces neoliberales-, el Gobierno de Conde ha intentado mantenerse dentro del apretado corsé del FMI, estabilizando la moneda, controlando en cierta medida la inflación y, sobre todo, el déficit presupuestario. A largo plazo, evidentemente, asumimos que estas medidas dejarán sin respiración a la ciudadanía guineana, si no se combinan con otras de promoción de empleo y garantía de servicios sociales de base.

En septiembre de 2012, el FMI y la Asociación Internacional de Desarrollo de la Banca (IDA) acordaron un aligeramiento de la deuda equivalente a 2.100 millones de dólares (es decir, una reducción del 66% del futuro servicio de la deuda exterior en un período de 40 años). Esta medida se enmarcaba en la recompensa a los progresos satisfactorios (macroeconómicos) de Guinea en el camino de la iniciativa a favor de los países pobres altamente endeudados (Iniciativa PPAE). Añadido a la firma del 10º FED con la UE, esto hace que la nueva hora de ruta del Gobierno, vista desde fuera del país, apunte a centrarse en los grandes enunciados de consolidación de la paz, realización y publicación de auditorías trimestrales sobre la adjudicación de contratos públicos y, de nuevo, organización de manera transparente y creíble de elecciones legislativas y municipales. Todo ello, a ser posible, limitando los estragos de la corrupción.

Un nuevo rostro para la CENI

Como última pincelada, comentemos las metamorfosis vividas en la CENI, pues de nuevo se convierte en el protagonista de una novela al estilo de Rayuela. Esta institución no tiene ya el mismo rostro que la de hace un año, aunque se mantengan siempre antiguas caras que cambian de función en este concierto sin director aparente. Eliminar al controvertido presidente de la anterior CENI era condición imprescindible para la oposición: tenían que rodar cabezas. Lounceny Camara acumulaba con autismo todo tipo de críticas a una gestión que nada gestionaba. Esta exigencia llevó a Alpha Conde a aplicar finalmente la guillotina con la cabeza visible de la CENI, sin olvidarse de acomodarlo en un sofá de tres plazas, como Ministro de Hostelería, de Turismo y Artesanía (gesto que bien irritó a las fuerzas de oposición).

El nuevo presidente, Bakany Fofana- antiguo ministro de Exteriores y actual representante de la sociedad civil- ha pasado así a ser el nuevo hombre de consenso (y entendamos aquí por consenso ganar la mayoría en una votación). En esta nueva CENI, un Departamento insólito, como el de la Transparencia, acaba de organizar seminarios para que participen todos los actores del proceso electoral en la redacción de un manual de… transparencia; otra zanahoria con la que la UE invitaba a la nueva institución a desmarcarse de las críticas del pasado y mostrar signos efectivos del lifting facial.

A modo de cierre cabe señalar un apunte sobre la posición de Guinea respecto a Malí: Alpha Conde ha declarado durante el reciente Forum Económico Mundial, en Davos, que si Francia no hubiera intervenido, a saber dónde estaría hoy el país vecino. Se trata del mismo Conde que condenó la intervención en Libia y del mismo que, hasta la fecha, había sido un guerrero en contra de cualquier intervención en un país de África que no fueran los «hermanos» africanos. Como una muestra más de este cambio de actitud en la política regional, el ministro de Asuntos Exteriores ha anunciado la contribución de un millón de dólares para la acción militar en el norte de Malí.

El presidente debe convocar las elecciones 72 días antes de la fecha prevista, así que en un mes sabremos ya que decisión toma finalmente Conde. Si Tolstoi afirmaba que todo lo que sabía, lo sabía por amor, la ciudadanía guineana podría afirmar sin caer en histrionismos que todo lo que sabe (y teme y padece) lo sabe por esperar y esperar.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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