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Declaración de alerta temprana de genocidio en Zimbabue

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Escribir una nota de prensa sobre un posible genocidio en Zimbabue puede parecer extraño cuando cada día son asesinadas más personas en Israel y Palestina, que en un mes en Zimbabue. Sin embargo, la ONG coordinadora internacional Genocide Watch, cuya misión es supervisar diferentes países y advertir el desarrollo de tendencias de genocidio, ha declarado una «alerta temprana» ante posibles asesinatos políticos en masa. Se trata pues de los preparativos del régimen de Mugabe que, en su deseo por mantener el poder, no se niega, si hace falta, a incrementar la violencia.

Desde este país nos han llegado historias casi heróicas relacionadas con las elecciones del 9 al 11 de marzo de 2002. Miles de personas han hecho filas durante días y noches para poder votar, resistiendo la lluvia, el hostigamiento de la policía y las demoras innecesarias por parte del grupo organizador de las elecciones, especialmente en las zonas con más apoyo a la oposición. Se calcula que se necesitarán, por lo menos, tres días antes de conocerse el resultado, pero hay que tener en cuenta que el régimen de Mugabe ha controlado casi en su totalidad el proceso electoral. Hoy en día no podemos adivinar cuál será el próximo paso de Mugabe, pero existe un riesgo evidente de que se agrave la situación política si el régimen no admite, o no acepta, que la oposición eventualmente gane las elecciones.

Mugabe prohibió las manifestaciones públicas y las declaraciones que fueran en contra del presidente durante la campaña electorals. Sólo la comisión nacional de supervisión electoral tenía permiso para actuar y estar presente durante los comicios, pues, entre otras cosas, Mugabe prohibió la entrada a observadores de seis países europeos. Muy pocos periodistas independientes han podido estar presentes durante las elecciones, pero su plazo termina el 14 de marzo, día en que deben abandonar el país. Aun en esas condiciones, se han producido denuncias sobre actos violentos y hasta matanzas políticas contra la oposición, así como casos de tortura y amenazas.

El 20 de febrero Genocide Watch publicó «Politicide Watch», un análisis que apunta a que se están dando señales tempranas de posibles asesinatos políticos en masa y, en el peor de los casos, de un genocidio en Zimbabue. La ONG, que visitó el país en octubre de 2001, opina que Zimbabue está ya en la sexta fasen de este proceso, la preparación, en una escala con 8 fases en total. La séptima fase es el genocidio y la octava es la negación del mismo.

Hasta llegar a la sexta fase, Genocide Watch explica que el régimen de Mugabe ha pasado por los siguientes pasos: 1) la clasificación: la población está clasificada por grupos étnicos y el partido de Mugabe, ZANU-PF, ha llegado a ser un partido étnico; 2) el simbolismo: la posesión de carnets de socio de ZANU-PF es obligatoria para evitar palizas de las milicias del régimen; 3) la deshumanización: el presidente ha declarado a la oposición «mala hierba» y su vicepresidente ha declarado que «los blancos no son personas»; 4) la organización: las brigadas de jóvenes de ZANU-PF son entrenadas y armadas como las milicias que participaron en los genocidios de 1982-83, cuando entre 2.000 y 8.000 personas del grupo étnico de «Mdebele» fueron asesinadas; 5) la polarización: Mugabe a menudo habla sobre la raza y la etnicidad y llama a la oposición «traidores» y «terroristas»; 6) la preparación: el presidente ha prohibido la supervisión durante la campaña electoral por parte de los grupos de derechos humanos, observadores internacionales y medios de comunicación, mientras que sus servicios de inteligencia han elaborado listas de enemigos y se han realizado ataques contra oficinas de la oposición .

La oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, IRIN, el 21 de febrero de 2002, rechazó la declaración de Genocide Watch, diciendo que la situación en Zimbabue era totalmente diferente a la de Rwanda o Burundi en su tiempo. También subrayó que no sólo el grupo «Mdebele» está perseguido por el régimen de Mugabe sino también personas del grupo «Shona», al cual pertenece el mismo presidente. Según IRIN, lo más grave no es la situación política sino el riesgo de un posible colapso económico y la falta de bienes indispensables y/o dinero para comprarlos. IRIN termina su comunicado afirmando que la declaración de Genocide Watch no resulta en nada bueno para nadie.

En este contexto, como en toda situación de prevención, es importante que los actores tengan el acceso a una información fiable. Es un hecho que la violencia política en Zimbabue continúa y aunque el categorismo por parte de Genocide Watch quizá necesite un mayor análisis, tener otra mirada de lo que está pasando no agrava la situación. Sean cual sean las razones del rechazo total de la declaración por parte de IRIN, está claro que no se puede permitir que la comunidad internacional no esté atenta para actuar en caso de otra posible masacre en el continente africano, como fue el caso de Rwanda donde la misma comunidad internacional subestimó las llamadas y las señales de lo que ya se avecinaba.

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