investigar. formar. incidir.

Menú
Actualidad | Artículos propios

Al Qaeda y sus amenazas para las sociedades europeas

al qaueda

El fenómeno del terrorismo de matriz islámica representa, hoy en día, una realidad en continua transformación. Su acción sigue afectando a Europa por ser uno de los escenarios principales de su estrategia yihadista internacional, tanto en su vertiente logística como en su calidad de objetivos para sus ataques.

Sí es verdad que hoy en día la capacidad operativa de Al Qaeda no es probablemente la misma que tenía el 11-S. Sin embargo, en ese tiempo se ha registrado un continuo proceso de creación de nuevos componentes del terrorismo global, en estrecha relación con la base.

Entre ellos, hay que señalar distintos Grupos Asociados1, Extensiones Territoriales2 y Células Locales.

Al Qaeda, la base, entendida como núcleo originario y matriz de referencia, ubicada en un territorio comprendido entre Pakistán y Afganistán, sigue existiendo. Aunque su capacidad de planificación y realización directa de atentados haya podido disminuir, a causa de la fuerte oposición por distintos actores de la comunidad internacional, todavía goza de una estructura solida y regenerada.

A partir de ese núcleo, los Grupos Asociados, de los cuales muchos han jurado fidelidad a Osama Bin Laden, actúan la mayoría de las veces sin que el núcleo originario ejerza funciones de mando y control sobre sus operaciones, aunque suelen seguir y respectar las disposiciones de sus líderes principales: Bin Laden y al Zawahiri.
Por su parte, las Extensiones Territoriales están ubicadas en varias áreas del mundo y mantienen un contacto regular con Al Qaeda, mientras que las Células Locales se encuentran en distintos países, sobre todo en Occidente, influenciadas por la visión y pretensiones del núcleo central, pero sin estar sometidas a él.

Una de las líneas destacables de la actuación de Al Qaeda en estos últimos años es el alistamiento de miembros no solo de la primera sino también de la segunda generación de inmigrantes, nacidos y ubicados en los distintos países de la Europa desarrollada. Esta práctica ha provocado un notable incremento del potencial terrorista de diferentes grupos que tienen capacidad operativa en suelo europeo, aprovechando el nada desdeñable detalle de que muchos de sus miembros gozan de plena ciudadanía europea. Igualmente preocupante es la nueva tendencia de la conversión a la causa yihadista de ciudadanos de la UE. Se trata de personas que, apoyando la causa islamista, acaban recibiendo instrucción terrorista en campos de entrenamiento entre Pakistán y Afganistán, donde se adiestran juntos a los muyahidines uzbekos de la Unión de la Yihad Islámica, aprendiendo a fabricar bombas con material civil, estudiando técnicas de contrainteligencia, experimentando nuevas tácticas violentas y preparándose, en definitiva, para actuar posteriormente en Europa. No necesitan documentación falsa o visados ilegales, puesto que pueden aprovechar su condición de ciudadanos europeos para moverse con libertad, sin levantar, al menos inicialmente, sospechas3.

En todo caso, conviene recordar que desde el 11-S las operaciones policiales en distintos países de la Unión- sobre todo en Italia, Reino Unido, Francia y España- ha permitido apresar a numerosos miembros de estos grupos y desmantelar sus células en suelo comunitario.
Otro de los frentes de atención creciente de los analistas y gobiernos europeos es la orilla sur del Mediterráneo, y cada vez más el área subsahariana. En esta zona, caracterizada por desiertos y vastas zonas mal comunicadas, se han ido produciendo actos terroristas- principalmente secuestros de ciudadanos de diferentes países y ataques contra fuerzas de seguridad locales-. El débil control de los gobiernos de la región genera por sí mismo el temor, todavía por confirmar, de que pueda ser la base de un nuevo foco de actividad terrorista, con países como Mali, Níger y Chad entre los más sensibles a esta posible dinámica desestabilizadora.

Preocupaciones similares se reflejan hacia Somalia, ejemplo notorio de Estado fallido, considerado como una posible puerta de entrada del terrorismo de matriz islamista en África. En este territorio destaca la presencia como Grupo Asociado de Al Shabab, que controla amplias zonas somalíes. Esta situación ha llevado, por ejemplo, a las Naciones Unidas a suspender las ayudas alimentarias, otorgadas por el Programa Mundial de Alimentos, en el sur del país4.

El grupo de provoca mayor inquietud en el norte de África es el antiguo Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) que, a finales de enero de 2007, anunció su afiliación a Al Qaeda y cambió su nombre por el de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQIM). Su conversión en la franquicia norteafricana de Al Qaeda le ha proporcionado una mayor capacidad para la planificación y ejecución de sus operaciones, incluyendo la mejora de su maquinaria propagandística. Todas las acciones llevadas a cabo por AQMI, que muchas veces no se alinean con las directrices de la base, tienen como objetivo la creación de un gran califato en territorio magrebí.

En conclusión, nueve años después los ataques de Washington y Nueva York y tras la intervención, aunque discutible, de la comunidad internacional, Al Qaeda sigue existiendo. Es más, si su núcleo central ha disminuido su nivel operativo, en los últimos años hemos asistido al establecimiento de extensiones territoriales y al establecimiento de ligámenes con grupos y organizaciones afines, con ubicaciones estratégicamente importantes, que siguen amenazando Occidente y, en particular las poblaciones, del viejo continente.

Notas:

1.- Neotalibán paquistaníes de Tehrik e Taliban (Fuerza de Talibán); Lashkar e Tayiba (Ejército de los Puros), en la India; Abu Sayaf (Portadores de la Espada), en Filipinas; Yemaa Islamiya (Asamblea Islámica), en el sudeste asiático; Jund as Sham (Ejército del Levante), en Siria; Asbat al Ansar (Liga de los Seguidores) y Fatah al Islam (Conquista del Islam), en Líbano; y Unión de Tribunales Islámicos y Harakat Shabab al Muyahidín (Movimiento de la Juventud Combatiente), en Somalia. A estas cabe añadir otras formaciones integradas en el llamado Estado Islámico de Irak, donde asimismo opera Ansar as Sunna (Defensores de la Tradición).

2.- Es el caso de la denominada Al Qaeda en la Península Arábiga, con base en Yemen; la organización de Al Qaeda para la Yihad en la Tierra de los Dos Ríos, en Irak; y la organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico, resultante de una fusión entre al–Qaeda y el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), con base en Argelia.

3.- Un informe de EUROPOL de 2008 advertía sobre un constante flujo de europeos hacia localidades tribales. Un estudio del Nixon Center sobre 373 muyahidines en Europa Occidental y EE UU, entre 1993 y 2004, ha mostrado que los ciudadanos franceses eran más del doble de los saudíes y que había más ingleses que sudaneses, yemeníes, libaneses y libios. Una cuarta parte de los yihadistas eran europeos y podían ingresar en EE UU sin ningún tipo de visado. En este contexto, se registró la detención de ciudadanos alemanes sospechosos de pertenecer a Al Qaeda y de estar planeando atentados contra objetivos europeos. A tal propósito, hay que recordar por ejemplo, a Richard Reid (conocido como «shoe bomber»), detenido por haber intentado provocar una explosión a bordo de un avión que volaba desde Francia hasta Estados Unidos en 2001.

4.- Antes de llevar al PMA a abandonar Somalia, este grupo intentó negociar la presencia internacional en el territorio mediante un pago de 30.000 dólares a cambio de protección. El dinero hubiera financiado la corrupción en la gestión de las ayudas y, en particular, la nueva amenaza de la región representada por la piratería. 

Publicaciones relacionadas