El tiempo pasa y Netanyahu sigue a lo suyo
Para Blog Elcano
Puede resultar hasta cansino volver sobre Gaza, cuando las novedades nos asaltan continuamente y cuando los mandamientos mediáticos imponen el arrinconamiento de lo conocido a favor del último fogonazo informativo. Pero ni aun así es posible ocultar que lo único real en Palestina, cuando ya se han cumplido 10 meses desde los atentados de Hamás y el arranque de la operación de castigo israelí, es la continuación de la masacre que las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) vienen realizando en Gaza, junto a las acciones de fuerza que desarrollan en Cisjordania, amparando al tiempo a unos colonos cada vez más envalentonados. Lo demás son sólo palabras, tanto las del propio gobierno israelí, amparándose invariablemente en un supuesto derecho a la legítima defensa, como las de tantos representantes gubernamentales que se limitan a expresar su inquietud respecto a lo que ocurre sobre el terreno, sin atreverse a ir más allá de la monocorde condena y el inútil lamento.
A estas alturas se han agotado ya las palabras de todos los que han creído que bastaba con su oratoria para frenar la barbarie. Y lo que en consecuencia queda dramáticamente de manifiesto es que, además de las muertes y la destrucción física acumulada en este tiempo, el marco institucional y jurídico creado desde el final de la Segunda Guerra Mundial resulta, como mínimo, disfuncional para tratar el tipo de conflictividad actual y las violaciones recurrentes del derecho internacional. Aun así, el principal problema no viene de esa disfuncionalidad sino, sobre todo, de la falta de voluntad de tantos y tantos gobiernos (y empresas) para ajustar su desempeño en el escenario internacional a los valores y principios que dicen defender.