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Una creciente financiación incapaz de ajustarse a una (aún más) creciente demanda” – Informe GHA 2015

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El pasado año ha visto cómo el número de personas afectadas por diversas crisis ha aumentado hasta niveles sin precedentes. En una época en la que el número de personas desplazadas y refugiadas supera al de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacional se enfrenta a grandes desafíos en un mundo cambiante.

A pesar de que satisfacer las necesidades de aquellos que requieren ayuda humanitaria depende de muchos otros factores además de los recursos económicos, una respuesta eficaz no puede ser llevada a cabo sin una cantidad adecuada de financiación.

El informe que este año publica el Global Humanitarian Assistance habla de un incremento generalizado en las donaciones destinadas a la acción humanitaria así como de un posible mal reparto de las mismas.

Nuevas emergencias. Más ayuda humanitaria aunque insuficiente.

En 2014, un año marcado por múltiples emergencias a gran escala, el volumen de ayuda internacional recibida ha alcanzado nuevos niveles récord. Se estima que 24,5 mil millones de dólares fueron destinados a ayuda humanitaria, un 19% más frente a los 20,5 proporcionados en 2013. La asistencia humanitaria internacional crece así por segundo año consecutivo.

Sin embargo, no todo son buenas noticias. Pese al considerable incremento de las donaciones, las cifras han resultado insuficientes para hacer frente a las crecientes necesidades, que también han alcanzado nuevos récords. El año 2014 no sólo dejó nuevas crisis implorando ayuda – como el brote del virus del Ébola, Irak o Ucrania – sino un acrecentamiento en la asistencia requerida por los mayores conflictos (Siria y Sudán del Sur).

Los que proporcionan la ayuda…

Entre aquellos que colaboran en la financiación de la acción humanitaria se encuentran donantes públicos, cuya contribución ha crecido en un 24% y donantes privados que presentan una aportación de un 8% mayor que el año anterior.

Entre los diez gobiernos que mayor cantidad de dinero destinan a este fin, cabe resaltar la reciente entrada en el grupo de Arabia Saudí, un esfuerzo que se suma al del resto de gobiernos en Oriente Medio que elevan un 120% sus donaciones humanitarias, en gran parte debido a las crisis actuales que sufre la región que hoy en día se sitúa a la cabeza de las áreas con mayor número de personas desplazadas internas por delante del continente africano.

En lo que a las contribuciones privadas se refiere, éstas han sufrido un incremento del 8% y suelen estar destinadas a combatir desastres naturales más que a crisis nacidas a causa de un conflicto. Los donantes privados (individuos, fundaciones, compañías y corporaciones) han aportado un 26% del total de la ayuda humanitaria registrada en 2013.

…y los que la reciben

Lo recaudado a lo largo del año ha ido dirigido en un 57% a las cinco emergencias más graves, aquellas calificadas de nivel 3 por las Naciones Unidas: Siria, República Centroafricana, Sudán del Sur, Irak y los países afectados en África Occidental por el virus del Ébola.

Asimismo, dos tercios de la ayuda humanitaria internacional continúan destinándose a conflictos prolongados como Siria, Somalia y Pakistán donde las crisis se suceden año tras año.

Este significante incremento en la financiación de emergencias de nivel 3 con respecto a años anteriores se traduce en un abandono de otras crisis que han permanecido «olvidadas» y desatendidas por la comunidad internacional.

Las ONG han recibido un 18% de la asistencia humanitaria, siendo en su gran mayoría ONG internacionales. En los últimos años ha cobrado especial importancia la necesidad de que las ONG locales ocupen un rol más importante en la acción humanitaria. Sin embargo, los datos revelan que la financiación recibida por las mismas ha descendido de un 0,4% en 2012 a un 0,2% en 2014 y que, por otra parte, el dinero designado a las autoridades de los estados afectados permanece en niveles muy bajos (3,1%).

La necesidad de adaptar la ayuda humanitaria a una realidad cambiante

Alrededor del 93% de las personas que viven en situación de extrema pobreza lo hacen en países políticamente frágiles, vulnerables a nivel medioambiental o ambos. Mientras que los gobiernos de los países afectados deberían ser los que tomasen las riendas en la reducción del riesgo de desastres y respuestas ante crisis, la realidad es que los medios de los que disponen estos son escasos en áreas tan inermes.

Lo que se extrae en líneas generales de esta última investigación publicada por el GHA es una actitud positiva dada por la pronta respuesta de los donantes internacionales ante las nuevas situaciones de alerta. De igual manera, prevalece un llamamiento a una mayor contribución que deje de resultar insuficiente para hacer frente a las emergencias y pueda ofrecer un apoyo sistemático que ayude al mantenimiento de la paz, a reducir el riesgo de futuras crisis y acabar con la pobreza.

Informe completo

Más información en: http://www.globalhumanitarianassistance.org/

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