Un año después de la ofensiva contra la Franja de Gaza
Un año después de la ofensiva contra la Franja de Gaza Israel incrementa la represión contra los que desde la sociedad civil palestina, israelí e internacional luchan contra la ocupación
Aunque la agenda mediática en este principio de año se haya centrado en otras tragedias como la de Haití, la situación de la franja de Gaza no ha mejorado y el bloqueo impuesto por Israel y reforzado tras la ofensiva militar israelí «plomo endurecido» hace un año sigue ahogando a los gazatíes. Reflexionar sobre la ofensiva un año después no es sin embargo un ejercicio baladí y lejos de los focos mediáticos los actos que se han celebrado estos días son particularmente valiosos. Entre ellos destacaría la conferencia que Michel Warschawski dio en la librería Traficantes de sueños, titulada «crimen y castigo», en la cual nos dio algunas claves para entender lo incomprensible: el respaldo que el 80% de los israelíes dieron a la ofensiva militar contra Gaza. Para este intelectual israelí, fundador de la organización palestino-israelí, el Centro Alternativo de información y autor de numerosos libros, la guerra contra Gaza constituyó un acto de violencia sin precedente y no funcional destinado a mandar un mensaje claro a la comunidad internacional y a Estados Unidos en concreto ante el cambio de administración que Warschawski resume así: «podemos actuar como auténticos locos». La Franja de Gaza ha sido percibida siempre como una amenaza estratégica para Israel al ser poblada por un 70% de refugiados, posibles candidatos al retorno.
Warshawski ha reflexionado en diferentes publicaciones(1) sobre la crisis de la sociedad israelí descrita como una sociedad enferma e inmersa en una profunda crisis de identidad. En los años 80 se abrió por primera vez en la sociedad israelí un profundo debate a raíz de la guerra de Líbano generando un fuerte movimiento que impulsó cambios en la estrategia de Israel y permitió el paso a las negociaciones y reconocimiento de la OLP. 30 años después sin embargo las voces que como la de Warschawski se rebelan contra la política israelí de ocupación y violación sistemática de los derechos de los palestinos son muy marginales.
Si bien la sociedad israelí se muestra actualmente incapaz de impulsar los cambios necesarios para acabar con la ocupación del Territorio Palestino Ocupado, las presiones externas de la sociedad civil palestina como internacional están empezando a surtir efectos (tanto la campaña boicot, las sanciones y las desinversiones al estado de Israel BDS como las movilizaciones en torno al informe Goldstone) están molestando cada vez más a los dirigentes israelíes.
Muestra evidente de este creciente malestar es la campaña represiva que Israel ha desatado contra la sociedad civil palestina, israelí e internacional que ha levantado su voz contra la ocupación y las violaciones sistemáticas de los derechos humanos en el Territorio Palestino Ocupado. Los activistas palestinos de la campaña contra el Muro (Stop the Wall) han sido encarcelados durante semanas, ambos han sido liberados recientemente.
Respecto a las ONG internacionales el gobierno israelí ha adoptado nuevas medidas restrictivas para regular su trabajo en el Territorio Palestino Ocupado que van a obstaculizar considerablemente su capacidad de movilidad. El ministerio del Interior ya no concede visados de trabajo y ya solo concede visados de turismo.
El cambio de regulación de los visados de los trabajadores viene a prohibir el trabajo de estas organizaciones en todo el territorio que Israel considera como suyo, incluyendo Jerusalén Este.
Estas nuevas medias van a limitar considerablemente la capacidad de actuación y de movilidad de las ONG, restringiendo su ámbito de trabajo al Territorio Palestino controlado por la Autoridad Palestina, impidiendo su entrada a Gaza, Jerusalén Este o el área C de Cisjordania.
Notas:
1. Ver Michel Warschawski, Israel-Palestina: la alternativa de la convivencia binacional, La Catarata, 2002 y A tumba abierta la crisis de la sociedad israelí, Icaria, 2004.