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Tijeretazo al tercer mundo

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Reportaje sobre el impacto de los recientes recortes aplicados a los fondos de cooperación internacional para el desarrollo. 

El periódico de Cataluña

 

La crisis, que tanto se ha llevado por delante en los presupuestos del Gobierno catalán y del español, ha arrasado con la cooperación al desarrollo. El Ejecutivo de Mariano Rajoy la ha reducido a la mitad. El Govern de Artur Mas, a un tercio en dos años. Ya no tiene mucho sentido preguntarse si se pudo evitar, sino más bien plantearse alternativas de futuro y preguntarse cuáles pueden ser las consecuencias de estos recortes que, ciertamente, la ciudadanía apenas llora. Se impone la idea de que toca concentrarse en los problemas de la gente que vive entre nosotros.

graficorecortes

«Cuando se pierde la cooperación se pierde algo quizás intangible, un instrumento de justicia global, que contribuye a combatir desigualdades», declara Karlos Pérez de Armiño, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del País Vasco. Tiene claro que existe una deuda antigua: «Como países del norte excolonizadores, hemos generado una estructura económica de la que nos beneficiamos». Y evalúa las pérdidas por el recorte: «Sentido de solidaridad e influencia internacional». Jesús Núñez Villaverde, codirector del Instituto sobre Conflictos y Acción Humanitaria, concreta más las pérdidas. Fuera: «Dejamos tirada a gente sin recursos alternativos para acabar proyectos previstos». Y dentro: «Perdemos presencia en el exterior y posición hasta tal punto que será imposible recuperarla». Lo que se traduce en menos influencia política y comercial.

Pérez de Armiño rechaza que al faltar dinero desaparezca la cooperación: «La ayuda no puede ser una caridad arbitraria». Y ahí podría empezar el debate sobre si la cooperación es imprescindible. Algo que irrita al presidente de la Federació Catalana d’ONG per al Desenvolupament, Francesc Mateu:«El problema está en que este debate exista. Salvando extremos, nadie se plantea la necesidad de que haya sanidad y educación, y de que sean una responsabilidad del Gobierno».

Mateu apunta por la senda de Pérez de Armiño: «Los gobiernos tienen una parte de responsabilidad ética y social de lo que pasa en el mundo». El catedrático de Ciencia Política y de la Administración Pere Vilanova cita incluso un interés propio: «Invertir en cooperación bien hecha es una inversión en futuro. Pensar que si nos la ahorramos podremos parar en las fronteras a quienes vienen es no entender nada».

Autocrítica

Mateu también admite culpas: «Las oenegés lo hicimos fatal». Según él, las organizaciones optaron por implicar a los poderes públicos y trabajar con sus recursos, ser su estilete. «Entonces era una fortaleza, ahora es una debilidad». Porque al desplomarse la aportación pública, varias entidades amenazan ruina. Para Mateu, las oenegés recuperarán el terreno «en dos o tres años» gracias a que conservan la legitimidad, pero cree que es urgente recuperar el contacto con los ciudadanos, que, dice, se han alejado de las oenegés: «Tenemos una base de gente débil. Debemos explicar qué hacemos;cambiar la estructura de las entidades.Mantienen la de los años 60, cuando intermediaban entre el primer y el tercer mundo. Y hay que lograr incidencia política, que los partidos vean que no se puede hacer lo que se ha hecho». «La cooperación catalana era una marca», proclama.

«¿Es bueno todo esto? No», admite el director de Cooperació del Govern de CiU, Carles Llorens. Pero insta a no lamentarse y a buscar otro modelo que combine ayuda pública, privada y donaciones: «Una situación más equilibrada». Ahora, dice, el Govern apuesta por lo que no se hacía: buscar financiación de la UE para proyectos. Llorens no solo debe afrontar la irritación por los recortes. La Generalitat debe 10 millones a las oenegés, que sufren la morosidad con desespero. Llorens no puede citar una fecha: «Pagaremos cuando podamos».

Las consecuencias

mauritania

Asolada por la pobreza, Mauritania malvive desde su independencia. Sin suministro de electricidad ni agua potable y sin una producción local para el abastecimiento de las familias, el Estado se ve obligado a importar el 70% de lo que consume. En estos tiempos en los que el Gobierno central ajusta y ahorra en cooperación al desarrollo, Mauritania siente como nunca el frío de la crisis económica. Y en estas, organizaciones como Intermón Oxfam se ven en mitad de proyectos con el agua al cuello. De momento, el programa de Intermón de buen gobierno negociado hace un año con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) para el territorio mauritano ha empezado a cojear y no tiene visos de que pueda completarse. El compromiso económico inicial era de 1,5 millones de euros para cuatro años, con el objetivo de acompañar al Gobierno de Mohamed Ould Abdelaziz en su estrategia de lucha contra la pobreza. De la noche a la mañana se ha suspendido.

Intermón pretendía actuar de gendarme para que la ayuda a miles de familias que viven por debajo del euro al día y no disponen de alimentos para una media de siete hijos por familia fuera eficaz. Los cooperantes desplegados en el terreno tenían la misión de evitar que las autoridades actuaran de forma indiscriminada y racista contra la población esclava y negra que desde tiempos remotos viven en el abandono y la marginación por parte del Estado. Todos estos desafíos tendrán que esperar otros periodos de prosperidad porque España cerró el grifo.

Riesgo de desaparición

«Hemos conseguido financiación con la Junta de Andalucía pero es muy poco para el trabajo que debemos desarrollar y el tiempo que requiere», se lamentó a EL PERIÓDICO Inma de Miguel, responsable del programa regional de justicia económica en África desde hace ocho años. Casi 20 años dedicada en cuerpo y alma a la cooperación y jamás había visto un impacto tan negativo en la solidaridad. «Habrá oenegés que desaparezcan porque se financian exclusivamente con dinero de la AECID. Nosotros, por suerte, no dependemos solo de la cofinanciación. Y más del 50% proceden de los recursos propios, pero, claro, la crisis también afecta al flujo de las donaciones», explica.

bolivia

Los Tacanas, Ese ejas, Cavineños y Chácobos; los Moxeños, Araonas, Guaraníes y Weehnayek, todas ellas comunidades del Chaco y la Amazonia boliviana, concentraron desde 2006 el trabajo de Intermón Oxfam en el país más castigado de la región. A través del Programa MediodeVidaSostenibles(PMVS) se buscó disminuir los alarmantes indicadores de pobreza y fomentar el desarrollo productivo, el acceso a la tierra y a los recursos naturales. Se trabajó a su vez en la promoción y el ejercicio de los derechos sociales negados históricamente.

Unas 2.000 familias se beneficiaron del PMVS. La crisis económica española amenaza seriamente no solo los proyectos de Intermón Oxfam sino de todas las oenegés españolas que trabajan en Bolivia. De las 30 existentes, seis ya anunciaron su retiro por la falta de fondos. Sus trabajos quedarán en el aire. «Los recortes de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo como de distintas comunidades autónomas y ayuntamientos están afectando nuestras previsiones de financiación a corto y medio plazo», dijo a EL PERIÓDICO Luis Camacho, de Oxfam Bolivia.

«Sin duda esta situación puede comprometer seriamente la continuidad del programa a partir del año 2013», advirtió. La situación se ha tornado tan dramática que todas las oenegés españolas con presencia en ese país se movilizaron en Cochabamba para alertar sobre los peligros en ciernes.

La Coordinadora de oenegés españolas en Bolivia salió a las calles para adherirse al Manifiesto en Defensa del Estado de Bienestar. La marcha concluyó frente al consulado español. Recortar el financiamiento es matar el desarrollo de los pueblos, Esto no es una crisis, es una estafa, rezaban los carteles. Oscar Humerez lamentó la escasa repercusión de la movilización en Madrid. «Estamos coordinándonos con otras plataformas de oenegés españolas de otros países de Latinoamérica -para conseguir mayor impacto», añadió Humerez.

afganistan

En Afganistán, las mujeres que están en las cárceles suelen cumplir penas por crímenes de honor que en Occidente no son delito: abandono del hogar (en muchos casos por maltrato del marido), supuesto adulterio, huida de una boda forzosa… Por eso, numerosas oenegés internacionales tienen proyectos en prisiones de mujeres.

Es el caso de la catalana Associació per als Drets Humans a l’Afganistan (ASDHA), que junto a la entidad afgana Afghan Women Educational Centre (AWEC) lleva seis años trabajando en cárceles para mujeres en Kabul y Mazar-i-Sharif con el apoyo de la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament (ACDD).

El 16 de diciembre del 2011, la ACDD concedió 55.000 euros a un proyecto de promoción de los derechos humanos y mejora de las condiciones de vida de las mujeres y niños de la prisión de Parwan, cerca de Kabul.

En enero de este año, AWEC empezó a aplicar el proyecto. En mayo lo detuvo porque,tras avanzar16.500 euros, ni la oenegé afgana ni la catalana podían dedicar más fondos ante la morosidad de la administración.

La ACDD les comunicó por escrito que desconocía cuándo podrá hacer efectivos los pagos. Fuentes de la agencia confirmaron que no hay plazo para la entrega de la subvención aprobada.

Fin del proyecto

Como consecuencia, AWEC se ha visto obligada a abandonar el proyecto en Parwan. Esto implica, entre otros efectos, que ya no se reparte material básico de higiene de higiene ni de abrigo para el invierno entre las internas; que los niños que viven con sus madres en la prisión ya no reciben apoyo alimenticio y que se detiene el programa de mediación social para que las mujeres restablezcan los vínculos sociales, dado que han sido repudiadas por sus familias. AWEC, que se ha enfrentado a las autoridades afganas por haber interrumpido el proyecto, afronta problemas de liquidez y de viabilidad económica.

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