Seis años después de Hyogo no llueve a gusto de nadie
Las inundaciones producidas por las copiosas lluvias de las últimas semanas en numerosas regiones del planeta, han dejado obsoleto el refrán español de que “nunca llueve a gusto de todos”. En estos casos, las lluvias no han podido satisfacer ni gustar a nadie, generando situaciones dramáticas.
Y, sin embargo, no parece que estemos sacando las lecciones de estas torrenciales lluvias y de las tendencias que se van confirmando en materia de efectos del cambio climático y de otros fenómenos como el “El Niño” o “La Niña” sobre los desastres. La prevención apenas gana terreno.
Lluvias torrenciales en muchas regiones?
Hace apenas una semana se publicaba el informe anual de la entidad reaseguradora suiza Munich Re que aportaba los datos de los desastres naturales durante el año 2010, y en él se insistía en que el pasado año había sido uno de los peores de las últimas décadas con cifras de muertos, heridos y daños materiales muy superiores a años anteriores. Los primeros datos de estas dos semanas del año 2011 confirman la tendencia del 2010 y no contienen, precisamente, presagios optimistas.
A las inundaciones de Colombia, Venezuela, Australia o Hungría ha venido a sumarse Brasil con unas torrenciales lluvias en Río de Janeiro y la región de Tersépolis que han causado ya más de 600 muertos. Y en todos estos casos, como si el patrón se repitiera una y otra vez, se han puesto en cuestión los mecanismos de prevención y preparación, así como las mayores o menores capacidades de respuesta de los países implicados, ocasionando que en algunos casos, como en Colombia, la gestión pública de la emergencia se haya valorado positivamente contribuyendo a la buena imagen del presidente Santos, mientras que en otros, como Brasil, muchos auguran que la deficiente ejecución de las tareas de asistencia puede ser el primer revés de la flamante presidenta Rousseff. Pero en todos los casos, más allá de la mejor o peor gestión de la crisis y de las tareas puramente asistenciales, la deficiencia de los sistemas de preparación de riesgos de desastres ha quedado en evidencia. Y ese es el principal reto para los próximos años.
Causas diversas y combinación de factores?
Según todos los investigadores y centros de referencia en estas materias, la gravedad de las inundaciones en los lugares que estamos citando se debe a causas muy diversas y a una combinación “perversa” de factores. En primer lugar, al calentamiento global. Matthew England, del Centro de Investigaciones sobre el Cambio Climático en la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sidney, cree que «la gente concluirá que parte de la intensidad de las tormentas en Queensland puede atribuirse al cambio climático». «Las lluvias caídas en Australia son las más calientes que se han medido nunca, y este agua proporciona humedad a la atmósfera para el monzón en Queensland y en el norte de Australia», explicó.
Para England y el centro que dirige, está claro que las lluvias van a continuar y que los patrones pluviométricos se van a modificar en los próximos años. Por otro lado, aunque los científicos dicen que el calentamiento global llevará a más sequías y más inundaciones, todavía no es posible determinar si las manifestaciones meteorológicas conocidas como “El Niño” y “La Niña” se intensificarán y provocarán un caos meteorológico a nivel global debido a dicho cambio. Lo que si parece evidente, tanto en los casos de Australia como en Brasil y Colombia, es que la interacción entre ambos fenómenos y el calentamiento global va a ocasionar lluvias de una magnitud enorme en muchas regiones del sur del plantea. “La Niña” consiste en un enfriamiento de las temperaturas oceánicas en el este y el centro del Pacífico, que normalmente provoca más lluvias en Australia, Indonesia y algunas zonas del sureste asiático.
Dicho fenómeno provoca la aparición de vientos del este en los trópicos que chocan con las aguas calientes del Pacífico occidental y sobre Australia. Por su parte, más al norte, el gobierno de Indonesia dijo este miércoles que espera que la estación de lluvias se prolongue hasta junio. Por el contrario, “El Niño” es un fenómeno de calentamiento de las aguas oceánicas que se produce periódicamente y que afecta muy especialmente a América Latina.
Previsión insuficiente: el Marco de Acción de Hyogo no se cumple
?El tercer factor que aparece claro en los casos que estamos analizando es que frente a realidades como el calentamiento global o los fenómenos oceánicos, las medidas de preparación y mitigación son aún insuficientes. Los leves avances en la conciencia global sobre estos hechos no han ido, lamentablemente, acompañados de políticas públicas que los aborden en su integralidad: tratando de reducir, por una parte, la amenaza que suponen, y poniendo en marcha, por otra, acciones que fortalezcan a las comunidades y regiones afectadas cuando se desencadenen estos fenómenos.
Y hay que reseñar aquí que, precisamente hace ahora seis años, se celebró la Conferencia de Hyogo sobre Reducción del Riesgo de Desastres que propone que la reducción se integre dentro de las políticas e instituciones públicas de todos los países del mundo. Celebrada bajo el trauma del tsunami asiático de finales del año 2004, esta Conferencia alumbró un excelente documento, el Marco de Acción de Hyogo, que trataba de abordar estas nuevas amenazas proponiendo modos de enfrentarlas y estableciendo algunos compromisos. Pero muchos de ellos, como vemos, son papel mojado. Nunca mejor dicho.