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Entrevista a Jaime Bará: «Creemos que las necesidades no entienden de fronteras»

Tras el paso del Tifón ‘Yolanda’ la población filipina se ha encontrado con un país devastado y la necesidad de recibir ayuda humanitaria de manera urgente. Con motivo de esta tragedia hablamos con Jaime Bará, subdirector de cooperación internacional de Cruz Roja Española y experto en ayuda humanitaria y cooperación. Tras 15 años de experiencia como director de emergencias internacionales nos describirá la situación actual que se está viviendo en el país, qué labores realizan en el terreno y cuáles son las necesidades más apremiantes.

¿En qué situación se encuentra el país actualmente?

Semanas más tarde disponemos de unas cifras que realmente muestran la gran magnitud del desastre que ha provocado el paso del tifón ‘Yolanda’. Se calcula que hay entre 10 y 13 millones de afectados, aunque todavía se tiene que verificar, y ya hablan de 1 millón de viviendas destruidas, de las cuales casi la mitad están completamente devastadas. Estas cifras unidas a que los sistemas de abastecimiento de agua y los de salud no están normalizados, ni lo van a estar a corto plazo, está obligando a montar un operativo muy complejo.

Hay que tener en cuenta que el desastre ha ocurrido en un archipiélago donde hay varias zonas de acceso complicadas y en las que instalar un hospital de campaña o un centro de salud es muy complicado. Normalmente tenemos los centros de salud dimensionados a nivel internacional y en ellos se atiende a unas 30.000 personas, pero en esta ocasión dependiendo del grado de daño que tienen las islas nos vemos obligados a instalar dos, ya que uno sólo no daría cobertura a dos o tres islas por temas de transporte y de aislamiento. Con lo cual a nivel logístico está siendo un desafío para todas las organizaciones que estamos trabajando allí, también para la Cruz Roja Filipina, que no hay que olvidar que lleva enfrentándose a un desastre detrás de otro y sus equipos llevan meses agotados, no sólo por los tifones que han sacudido al país sino por los terremotos que han sufrido.

Por este motivo nos hemos visto obligados a desplazar un número mayor de personal que el que hubiésemos movilizado en una emergencia normal. En estos momentos hay unos 13 o 14 expatriados españoles una parte de ellos dedicados al operativo específico Yolanda y así el resto puede continuar con las tareas de cooperación que venimos desarrollando desde hace más de 15 años y que no podemos descuidar. Por lo tanto, es muy importante por una parte reforzar la delegación que teníamos y los proyectos que se estaban llevando a cabo y por otra poner en práctica el operativo que tenemos allí de asistencia.

¿Cómo se siente la población afectada?

Por lo que nos cuentan los compañeros la población está acostumbrada a que haya tifones, terremotos, tormentas…el problema es que no pensaban que iba a ser tan fuerte y que iban a llegar al punto de quedarse sin vivienda, sin medios de subsistencia y de perder el trabajo, así que lo han vivido de una forma mucho más traumática en comparación con otro tipo de desastres. Tienen una protección civil y una Cruz Roja muy preparada, lo que pasa es que este tipo de desastres sobrepasan la capacidad de cualquier administración y de cualquier país.

¿Con qué medios cuentan para llevar a cabo la operación?

Por un lado contamos con recursos económicos, tenemos un fondo de emergencia y hemos hecho un adelanto de la financiación para poder sufragar las operaciones de socorro, además del llamamiento que hemos realizado a nivel nacional. También formamos parte de un operativo internacional y los medios a nivel local son los que proporciona la Federación Internacional de la Cruz Roja, que ha montado un dispositivo global en el se encuentra Cruz Roja Española, trabajamos de forma coordinada con las agencias de Naciones Unidas, en concreto con OCHA y con el gobierno filipino.

Nuestro personal ahora mismo se encarga de una zona de la isla de Leyte, concretamente del suministro de agua potable y saneamiento ambiental y está siendo referente en temas de WASH, Saneamiento y Promoción de Higiene, para toda la zona de Tacloban y una parte de la localidad de Tolosa, en la que nuestro personal junto con Cruz Roja filipina, está suministrando y distribuyendo agua potable y proporcionando servicios de saneamiento.

Dentro del plan que tiene Cruz Roja, además de esta parte de saneamiento para la que hemos dotado de sistemas de potabilización, bombas de agua, materiales, herramientas y repuestos para poder llevar a cabo como mínimo una operación de 3 meses de forma autónoma, está también abordar todos los aspectos relacionados con el ‘shelter’ y con todo lo que es la construcción o reconstrucción de viviendas.

Y por último, es muy importante lo que nosotros llamamos ‘area recovery’ que implica todo lo que sería la recuperación temprana de medios de vida y la creación de pequeñas actividades económicas que permitan a los afectados recuperar la normalidad y no depender de la ayuda humanitaria. Este tipo de acciones no sólo se van a hacer a corto plazo, sino que también se quieren hacer a medio y largo plazo.

¿Cómo trabaja Cruz Roja con la población?

Nuestros equipos de la Cruz Roja filipina y española, que venían realizando juntos un trabajo previo desde hace más de 15 años en temas de preparación de respuesta ante desastres, trabajan directamente con la población afectada. Además, los sistemas que estamos utilizando aquí fueron donados a la Cruz Roja filipina y tienen personal preparado para abordar este tipo de situaciones, el problema es que no hay suficientes técnicos, ni suficiente equipamiento como para poder afrontar las necesidades que ahora mismo hay en el país.

¿Cuánto se estima que durarán las tareas de reconstrucción?

Eso va a depender mucho de la reacción que tenga el gobierno filipino y de la solidaridad interna. Parece ser que gracias a la población local se han recaudado más de 20 millones de dólares, algo que muchas veces no se pone de manifiesto en las operaciones pero que muestra que hay una gran solidaridad interna, no sólo a nivel de donaciones en especie sino a niveles económicos.

También dependerá un poco de la respuesta que tengan los llamamientos de Naciones Unidas y de Cruz Roja a nivel internacional. Al principio se calculaba que los daños superaban los 200 millones pero esta cifra ha ascendido, en las últimas semanas, a unos 600 millones de dólares en daños materiales aunque a medida que se tengan más informes estas cifras variarán. Se supone que la reconstrucción tiene que ser más rápida que cuando ocurren otro tipo de desastres, como por ejemplo un terremoto que destruye todas las infraestructuras, en este caso hay viviendas que se pueden recuperar, algunas que requieren una rehabilitación urgente de techos u otro tipo de instalaciones pero que con unos materiales básicos se podrían reformar. Así que depende un poco de la respuesta a nivel internacional y de los llamamientos, porque creemos que tanto el gobierno filipino como la Cruz Roja están muy preparados para afrontar este tipo de situaciones porque llevan sufriendo tifones, terremotos y erupciones volcánicas desde hace muchos años.

¿Cómo es la coordinación con otras ONG?

La coordinación se hace normalmente a través de los ‘clusters’ y a través del sistema que tiene establecido OCHA con los ‘On-Site Operations Coordination Centre’, además nosotros también garantizamos la coordinación a través de un dispositivo que hay a nivel internacional. La Federación Internacional de la Cruz Roja está coordinada con las agencias de Naciones Unidas más importantes y es una coordinación global a nivel de sedes. También existe una coordinación ‘in situ’ a través de los ‘clusters’ y los grupos temáticos que monta OCHA en el terreno para mapear quién hace qué e intentar dar respuesta a las necesidades, siempre con una participación importante del gobierno filipino.

¿Cuál es el principal desafío al que os enfrentáis en este tipo de desastres?

Lo principal es hacer llegar todo tipo de ayuda lo más rápido posible. El agua y el saneamiento para nosotros es la prioridad fundamental, en segundo lugar la salud y por último la ayuda alimentaria. De esta última no nos estamos encargando nosotros ahora mismo porque hay otras agencias que están especializadas en las tareas de distribución de comida, aunque hay que decir que la Cruz Roja filipina en un primer momento estuvo distribuyendo también alimentos y sirviendo incluso comidas calientes a la población afectada.

Numerosas organizaciones se han unido para solicitar al Presidente del Gobierno, D. Mariano Rajoy, que responda a la catástrofe sufrida en Filipinas con una dotación extraordinaria de fondos ¿cómo influiría en este operativo contar con más fondos?

Ayudaría positivamente, aunque no hay que olvidar que la cooperación internacional siempre ha sido, incluso en tiempos de bonanza económica, las migajas de los Presupuestos Generales del Estado, es decir, realmente es una parte ínfima la que se dedica a la cooperación. En momentos de crisis muchas organizaciones humanitarias entendemos que debe de prevalecer una cuestión básica que es la asistencia humanitaria, esto es algo fundamental tanto en España como fuera y creemos que las necesidades no entienden de fronteras.

Cruz Roja es una organización eminentemente internacional y cree que tiene que haber una solidaridad internacional para resolver los grandes desafíos que hay a nivel humanitario. Es muy importante dotar presupuestariamente, en la medida de lo posible, este tipo de operaciones. Nosotros lo que hacemos fundamentalmente es invitar a las administraciones y a la población en general a que colabore con nosotros y, en la medida en que responde y conseguimos una financiación, realizamos un plan de acción más o menos ambicioso dependiendo de la disponibilidad de fondos. Prácticamente todas las ONG que trabajamos en acción humanitaria somos entidades sin ánimo de lucro y dependemos fundamentalmente de la colaboración de los ciudadanos, de las administraciones públicas y de las empresas para poder llevar a cabo estos operativos.

¿Cómo ha respondido la ciudadanía en esta ocasión?

La población ha respondido muy bien. La Cruz Roja realiza sus acciones en territorio estatal y lleva a cabo muchas acciones de ayuda humanitaria también en España, de hecho existe una campaña llamada ‘Ahora + que nunca’ en la que se hace un llamamiento a la ciudadanía para recaudar fondos, pero para nosotros el compromiso con las poblaciones necesitadas en otras partes del planeta también es irrenunciable.

Los aspectos internacionales están claramente reflejados en nuestra misión y visión como Cruz Roja, aun así nuestra acción internacional no representa ni el 8 % del gasto total que tiene la organización. Contextualizamos la cooperación internacional y los fondos que se invierten e intentamos colaborar con el exterior para intentar resolver algunos problemas que hay a nivel global, aportando así nuestro granito de arena. Pero más del 90 % del presupuesto de Cruz Roja española se invierte en España.

¿Cómo considera que está siendo el despliegue de las ONG en el terreno?

Yo no sabría valorar realmente si es suficiente o no, lo que sí sería necesario, ahora que se está revisando el Consenso Europeo sobre Ayuda Humanitaria, es que se aplique y que sea más conocido puesto que en ocasiones parece que algunas de las recomendaciones que hacen no se tienen en cuenta, por ejemplo el responder y financiar en base a las necesidades que son identificadas en el terreno y a las insuficiencias de la población beneficiaria. Creo que ahí todavía todos, incluso las organizaciones no gubernamentales, tenemos todavía mucho que hacer porque a veces simplemente respondemos de forma mecánica basándonos en la experiencia. En la tragedia de Filipinas Cruz Roja antes de realizar un llamamiento internacional desplazó los equipos de evaluación y coordinación sobre el terreno y sólo cuando estos enviaron un informe estableciendo las necesidades preliminares es cuando respondimos. Con lo cual la evaluación y coordinación es un punto muy importante a la hora de responder en este tipo de emergencias.

¿Cómo se podrían mitigar los efectos de estos desastres naturales?

Existen sistemas de alerta temprana que pueden predecir algunos desastres y su posible evolución, normalmente se evacua a la población en zonas de costa, otras poblaciones se albergan en islas vecinas…pero lo que siempre podemos hacer es minimizar los efectos. Hay desastres que no vamos a poder evitar pero sí podemos conseguir que la población no se vea tan afectada. Sobre esto habría mucho que hablar porque de los presupuestos de acción humanitaria se dedica poquísimo a la reducción de riesgos de desastres, en torno al 7 u 8 %.

Cruz Roja le dedica al menos un 14 % de nuestro presupuesto, que no es mucho pero es bastante más que la tendencia a nivel internacional. Esto nos debería hacer reflexionar porque también en el consenso europeo sobre ayuda humanitaria se promueve y se estipula que se debe invertir más en reducción de riesgos para minimizar los efectos de los desastres sobre todo en los bienes y las personas. Minimizando el número de heridos de forma considerable se consigue que cuando ocurre una catástrofe de este tipo los gastos para el gobierno, sanitarios o de movilización de ayuda humanitaria, sean mucho menores. Si se invirtiese más en preparación para desastres el coste económico sería mucho menor.

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