Países árabes y ayuda humanitaria: receptores… y donantes (parte 1)
Cuando hablamos de acción humanitaria, al igual que cuando hablamos de cooperación, tendemos a hacerlo en un tono occidentalizado y unidireccional. Es habitual escuchar en los medios de comunicación noticias del tipo «la Unión Europea asiste a las víctimas de…» o «la ONU envía camiones cisterna a…» pero rara o ninguna vez escuchamos que Arabia Saudí encabeza la reconstrucción en Somalia, o que Catar está acogiendo a familias sirias que huyen del conflicto.
Leemos y escuchamos acerca de los «nuevos» países emergentes, el grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y su aumento de peso en el panorama internacional, pero existe un desconocimiento generalizado acerca de las sumas de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) que invierten los países del Golfo en rincones olvidados por el resto del mundo, y de cómo muchas veces actúan de pilar fundamental en situaciones de emergencia humanitaria.
En el presente artículo se realiza un análisis cuantitativo de dichas donaciones, con Arabia Saudí a la cabeza, distinguiendo entre países donantes y países receptores.
Con 3.500 millones de dólares, la AOD invertida por Arabia Saudí para el año 2010 supuso un 0,8 % del Producto Interior Bruto (PIB), de los cuales 255,9 millones de dólares se destinaron a acción humanitaria, cantidad que disminuyó en 2011 a 82,9 millones de dólares. La mayor parte se tradujo en ayuda alimentaria y sus principales destinatarios fueron estados frágiles como Somalia (que se llevó más de la mitad de la ayuda) o Líbano. Los canales de transferencia más utilizados fueron las agencias multilaterales de desarrollo y el sector público. Siria no figuró entre los principales destinatarios.
Por su parte, Emiratos Árabes Unidos destinó 412 millones de dólares de AOD en 2010 (0,14 % de PIB) y 113,8 millones de dólares de ayuda humanitaria, cantidad que se vio reducida en 2011 a 89,3 millones de dólares, la mayor parte utilizados en coordinación de la ayuda, seguido muy de lejos por los 7,5 millones de dólares en ayuda alimentaria y los 6,6 millones de dólares en emergencia/desastres. Los principales receptores fueron Yemen y otros estados frágiles. La mayor parte de ayuda humanitaria fue canalizada en 2010 por mecanismos distintos de los habituales (que suelen ser agencias multilaterales, ONG, etc.).
Kuwait invirtió en 2010 210,6 millones de dólares en AOD, y 10,6 millones de dólares en acción humanitaria (5,21 % de AOD), destinándose el 98,35 % de de esta cantidad a otros sectores diferentes de los habituales (es decir, no se invirtieron en agua, ayuda alimentaria, salud o educación). 116,1 millones de dólares se quedaron en Oriente Medio, y una reducida cantidad de 12,4 millones de dólares en África Subsahariana. 9 millones de dólares fueron canalizados a través del sector público. Al igual que Arabia Saudí, casi la totalidad de la ayuda humanitaria fue dirigida a estados frágiles.
Es importante señalar que, al igual que los países de la OCDE, los donantes árabes tienen sus propias áreas de influencia y lazos con determinadas regiones por motivos culturales, políticos, económicos, de vecindad y de seguridad. No es de extrañar por tanto que la mayor parte de su acción humanitaria se lleve a cabo en Oriente Próximo y en África Subsahariana, especialmente en los estados frágiles que pueden desequilibrar aún más la región de la que forman parte.
Frente a los donantes, sigue habiendo países receptores de ayuda como Irak, Territorios Ocupados Palestinos (TOP), Yemen o, por supuesto, Siria, que destacan por la fragilidad estatal ya mencionada y por los conflictos armados en que se ven inmersos.
Irak llegó a recibir en 2005 una cifra récord superior a 9.000 millones de dólares en AOD, para después ir descendiendo hasta 2.160 millones de dólares en 2010, de los cuales 184,8 millones de dólares (8,5 %) tuvieron fines humanitarios, reduciéndose esta cifra a casi la mitad en 2011, cantidad que resulta ínfima teniendo en cuenta las necesidades humanitarias de la población después de la guerra. Esta ayuda va dirigida fundamentalmente a emergencias y desastres, seguida muy de lejos por la reconstrucción. Sólo 0.2 millones de dólares se han invertido en prevención de desastres en 2010.
TOP también han visto disminuir su ayuda humanitaria desde 2009, año en que alcanzó la elevada cifra de 1.102,9 millones de dólares, reduciéndose a 618,2 millones de dólares en 2010 lo que supone casi un 25 % de AOD (2.500 millones de dólares), y a 405,5 millones de dólares en el año 2011. La mayor parte se utilizaron en emergencias y en ayuda alimentaria. En 2010 han disminuido las ayudas procedentes de los países del Golfo, y casi toda la ayuda humanitaria es canalizada a través de las agencias multilaterales.
La AOD invertida en Yemen ha aumentado desde 2007 en más del doble, alcanzando 664,1 millones de dólares en 2010. La ayuda humanitaria ha crecido también considerablemente: de 15,2 millones de dólares en 2007 a 263,5 en 2011, la mayor parte empleada en alimentos, pues Yemen es uno de los países del mundo donde más inseguridad alimentaria hay, con más de 10 millones de personas padeciéndola según el Programa Mundial de Alimentos (PMA). A ello hay que añadir los conflictos que sacuden la región, la llegada de refugiados procedentes de Somalia, Eritrea y Etiopía y la falta de acceso a otros bienes y servicios básicos como el agua potable o la sanidad. Arabia Saudí fue el principal donante en el año 2008.
Por último cabe mencionar a Siria. Dado que la mayor parte de las estadísticas que estamos manejando datan del año 2010, aún no reflejan ni la situación de emergencia debido al conflicto bélico que tiene lugar allí desde el año 2011, ni las elevadas sumas de ayuda humanitaria que está recibiendo el país en la actualidad. Recordemos en este punto que el pasado 7 de junio la ONU realizó el mayor llamamiento de ayuda humanitaria de la historia para recaudar más 5.000 millones de dólares para Siria.
Más allá de las grandes cifras y de los datos generales, algunas transferencias recientes de ayuda humanitaria por parte de los países del Golfo han sido:
La realizada por Arabia Saudí el pasado 27 de mayo, fecha en que envió más de 680.000 dólares a Yemen a través del PMA. El reino encabeza, además, los proyectos de reconstrucción y desarrollo en Somalia (Reliefweb). También ha enviado recientemente toneladas de medicinas y equipamiento médico a Gaza, tal como relata Kuwait News Agency (KUNA) a través del paso de Rafah, que conecta Egipto con la franja y 1.000 caravanas al campo de refugiados sirios en Zaatari (Jordania). En una esfera más diplomática, el gobierno saudí ha visitado recientemente el Parlamento Europeo, del que confirma su «pasión» por estrechar lazos con Arabia Saudí, tal como recoge la página web del propio ministerio de asuntos exteriores. Otros encuentros recientes han tenido lugar entre Arabia Saudí e India, Corea, o China.
Otro ejemplo es Catar, pequeño y poderoso país que aunque no figura como uno de los principales donantes fuera del ámbito de la OCDE en materia de acción humanitaria, actualmente realiza importantes donaciones a la oposición siria en su lucha por derrocar el régimen de Bachar El Asad (tal como informa KUNA) y proporciona alojamiento a familias sirias que huyen del conflicto.
Otro aspecto a destacar de la labor humanitaria que desempeñan los donantes árabes es la reunión que tuvo lugar el pasado mes de marzo en Aqaba, Jordania, para celebrar la Primera Conferencia Árabe sobre Reducción de Riesgo de Desastres, en la que se hizo mención al Marco de Acción de Hyogo (HFA, por sus siglas en inglés) y a la agenda post-2015, así como un especial énfasis en la construcción de resiliencia, al igual que los donantes de la OCDE. Pero todo ello dentro de un contexto árabe que se centra, además, en la mejora de la gobernanza, el intercambio de conocimientos y la juventud como motor de prevención de riesgo de desastres.
No sólo los estados árabes, sino otros actores como ONG (entre las que destaca Islamic Relief Worldwide) u organismos multilaterales realizan importantes aportaciones de acción humanitaria, de los cuales el más importante es uno que a menudo pasa desapercibido en Occidente, pero cuyo poder no es en absoluto desdeñable: la Organización para la Cooperación Islámica (OIC, por sus siglas en inglés). La OIC nació en 1969, como la Organización de la Conferencia Islámica, su sede está en Yidda, Arabia Saudí, está formada actualmente por 57 Estados Miembros y se autodefine como «la voz del mundo musulmán» en materia de construcción de paz y de convivencia armoniosa con el resto del mundo. Después de la ONU, es el segundo organismo multilateral con mayor peso en la comunidad internacional.
Resumiendo, podemos afirmar que el mundo es un escenario de profundos contrastes en el que mientras unos países aumentan su peso en el panorama internacional, otros se ven envueltos en situaciones sociopolíticas y humanitarias catastróficas. Gobiernos como el saudí o el kuwaití aumentan sus inversiones de AOD, superando incluso a muchos países de la OCDE y dirigiendo su ayuda humanitaria a regiones que, si bien resultan estratégicas desde una perspectiva de política exterior, muchas veces son olvidadas o inaccesibles para el resto de donantes.
En la segunda parte del análisis profundizaremos en los aspectos éticos e ideológicos de la acción humanitaria que desempeñan estos países.
Fuentes:
– Global Humanitarian Assistance (http://www.globalhumanitarianassistance.org)
– World Food Program (www.wfp.org)
– Organisation of Islamic Cooperation (http://www.oic-oci.org)
– Ministerio de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí (http://www.mofa.gov.sa/Pages/Default.aspx)
– Kuwait News Agency (http://news.kuwaittimes.net)
– http://www.unisdr.org
– Preventionweb (www.preventionweb.net)
– Islamic Relief Worldwide (http://www.islamic-relief.com)