OCHA Permanecer y cumplir: Buenas prácticas para los trabajadores humanitarios en entornos de seguridad complejos
Proporcionar asistencia humanitaria en un conflicto siempre ha resultado ser una tarea peligrosa y complicada; sin embargo, durante la última década, el número de trabajadores humanitarios afectados se han triplicado, con un balance aproximado de 100 víctimas mortales por año. Desde 2005 hasta nuestros días, el mayor número de ataques violentos perpetrados a agentes humanitarios han estado concentrados en países que representan los entornos operativos más difíciles y volátiles. Los ataques en algunos de estos escenarios son cada vez más peligrosos y el número de secuestros ha aumentado de manera alarmante.
De este modo, la huella humanitaria ha quedado impregnada en algunas zonas de conflicto donde la violencia ha surgido hace poco, como Afganistán, Paquistán y Somalia.
El acceso puede disminuir como resultado directo de la violencia y como consecuencia de los obstáculos y condiciones creadas por los militares, gobiernos y actores no estatales que dificultan la provisión imparcial de ayuda. En un esfuerzo por mantener su presencia y continuar cumpliendo con sus compromisos humanitarios, un número de organizaciones humanitarias han fortalecido las capacidades de gestión del riesgo y han explorado estrategias innovadoras y prácticas operativas dirigidas a crear una aceptación mayor para sus actividades y aumentar su acceso a las poblaciones afectadas.
En respuesta a las crecientes preocupaciones respecto a la inseguridad de las operaciones de ayuda y el descenso resultante en el acceso humanitario, el presente estudio, dirigido por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA) persigue el objetivo de identificar y documentar aquellas estrategias y prácticas que han capacitado a las organizaciones humanitarias para mantener operaciones efectivas en contextos caracterizados por riesgos de alta seguridad.
En la segunda mitad del año 2010, un equipo de investigación independiente, liderado por el antiguo Coordinador de Ayuda de Emergencia, Jan Egeland, llevó a cabo seis estudios en entornos de seguridad compleja y dirigió entrevistas con 255 médicos humanitarios y las personas responsables de la elaboración de las políticas. El presente informe sintetiza los hallazgos así como las aportaciones específicas recibidas del estudio del grupo asesor.
La mayor parte del informe es práctica: ¿En qué se está trabajando y por qué, y qué lecciones se pueden extraer de estos contextos y de las agencias? La compilación resultante de las prácticas ofrece una oportunidad para analizar el aprendizaje y el conocimiento compartido entre los médicos humanitarios a través de escenarios de seguridad compleja. Asimismo, el estudio examina las restricciones políticas a la acción humanitaria en entornos de seguridad compleja, factores apenas controlados por los actores humanitarios pero que podrían abordar de forma más efectiva por medio de una mayor coordinación y advocacy.
Para descargarse el informe y ampliar información véase