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Nigeria, la violencia a lo largo y ancho de un país

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La victoria del cristiano Goodluck Jonathan en las elecciones presidenciales han desatado la violencia en Nigeria. Tras las elecciones «más limpias de la historia del país», el grupo terrorista Boko Haram se resiste a aceptar su investidura. Desde que se conoció el resultado de las elecciones, celebradas el pasado 16 de abril, 800 personas han muerto en el norte del país.

En el sur los rebeldes del Movimiento de Emancipación del Delta del Níger (MEND), en el centro del país, choques interétnicos y religiosos enfrentan a la población; y en el norte el terrorismo del grupo radical Boko Haram. Éste es hoy el mapa de Nigeria, un país que vive un año de violencia como pocos en su historia.

A la inestabilidad y situación de violencia que se lleva viviendo desde hace años en la región del Delta del Níger, -y a los conflictos interétnicos que siempre laten en la mayoría de países del continente africano- se suma ahora la investidura de un cristiano como presidente del país: Goodluck Jonathan.

Eran una elecciones que enfrentaban a un líder cristiano del sur, Jonathan, y a un musulmán del norte, Mahamadou Buhari, el líder opositor con más opciones. Este enfrentamiento es lo habitual en el país, como también lo es la tradición de alternancia en el gobierno: un presidente musulmán, uno cristiano… el problema es que Jonathan ha sido presidente desde la enfermedad de su predecesor Umaru Yar Adua (musulmán) en febrero de 2011 hasta la celebración de las elecciones el pasado abril; por lo que algunos consideran que el turno del presidente cristiano ya pasó, a pesar del resultado que hayan dado las urnas.

Jonathan Goodluck ha sido gobernador del Estado de Bayelsa -una de las mayores zonas productoras de petróleo, constituyendo un 30% de la producción total de Nigeria- tras varios años de trabajo en éste como diputado. Ha sido siempre un firme defensor de un reparto más equitativo de los beneficios del crudo, pidiendo para ello la revisión de diversas normas institucionales que regulan esta actividad, tales como la Ley sobre Uso del Terreno y la Ley del Petróleo, que considera frenan el desarrollo económico de la región del Delta.

En diciembre de 2006 Jonathan es escogido por Umaru Yar Adua como su «segundo» para las elecciones del país, elecciones que ganan en 2007 convirtiéndose en vicepresidente y presidente del país, respectivamente, en un gobierno centrado en dos aspectos fundamentales: acabar con la violencia en la región petrolera del sur y luchar contra la corrupción.

En febrero de 2010 Yar Adua cae enfermo y Jonathan asume internamente el poder, hasta la muerte del presidente en mayo de ese mismo año. Es entonces designado presidente provisional de la república por el Congreso hasta la celebración de unas elecciones libres, en abril de 2011.

El principal opositor en estas elecciones tiene también, por su parte, una larga trayectoria política, aunque bien diferente: Mahamadou Buhari fue el séptimo presidente de Nigeria, tras dar un golpe de estado en diciembre de 1983. Gobernó hasta que en 1985 fue derrocado por otro golpe militar, que dio el poder a Ibrahim Babangida. Tras décadas de escasa actividad política, fue candidato a la presidencia en 2003, 2007 y 2011, no llegando a alcanzar la victoria en ninguna de las ocasiones.

Eran unas elecciones interesantes, tensas, e incluso abrumadoras por la cantidad de población y de votantes en los comicios. Más de 73 millones de votantes registrados, en un país que parece hoy más distante que nunca entre norte y sur, cristianismo e islamismo, por la actuación del grupo terrorista Boko Haram, que parece no estar dispuesto a aceptar la voluntad aplastante del país: han sido más de 10 millones de votos de diferencia los que han dado a Jonathan el mando de Nigeria.

Este grupo, declarado como milicia islámica, identifica como su objetivo principal –en palabras hace años de su fundador a BBC- «rechazar que el mundo es una esfera, el darwinismo y la teoría de que la lluvia proviene del agua evaporada por el sol». Persigue la imposición de la sharia en el país y se opone por tanto al actual gobierno de Jonathan.

Fue conocido internacionalmente en julio de 2009, cuando el gobierno de Yar Adua comienza a investigar las denuncias y rumores acerca de su existencia como grupo armado. Varios integrantes fueron detenidos a raíz de estas investigaciones, lo que provocó fuertes enfrentamientos con las fuerzas militares, en los que murieron unas 700 personas, entre ellas el fundador de Boko Haram.

En enero de 2010 se reanudan los ataques por parte del grupo –matando a cuatro personas- y en septiembre libera a 700 presos en el estado de Bauchi. En diciembre de ese mismo año, 92 de sus miembros son encarcelados acusados de perpetrar un atentado con coche bomba en un mercado público.

Con las elecciones en vista, es en 2011 cuando la actividad de Boko Haram se acelera: se les considera autores de el asesinato en enero de un candidato a gobernador, su hermano y cuatro agentes de policía, y el 29 de marzo hace pública su entrada en la escena nacional mediante la emisión de un comunicado en que declaraban como único objetivo «luchar contra Dios». Una lucha que «se desarrollará en Nigeria y pronto aparecerá en Estados Unidos de América por su carácter de opresor».

Desde entonces, son múltiples los ataques que se asocian a esta milicia, entre ellos el ataque el 1 de abril a una comisaría de policía de Bauchi, el 9 de mismo mes el bombardeo de un centro de votación en Maiduguri (estado de Borno) y de la oficina en esta misma ciudad de la Comisión Electoral Nacional Independiente el día 15; además del asesinato de varias personas en otro incidente ese mismo día.

El 20 de abril Boko Haram mata a un clérigo y varios policías, el 22 libera a 14 presos en un fuga en la cárcel de Yola (estado de Adamawa) y en mayo es culpado por la serie de atentados del día, que dejaron 15 muertos.

Entre tanto, exigencias para la paz por parte del grupo –dimisión del gobernador de Borno y reclamación de la mezquita en la capital de Maiduguri- y la oferta de amnistía el pasado 9 de mayo por parte del gobernador, rechazada por la milicia.

El pasado domingo se celebró la investidura formal como presidente de Goodluck Jonathan, que ha hecho un llamamiento a la unidad del país que, pese a su enorme riqueza –según sus palabras- vive momentos difíciles. Al amparo de la consigna «todos juntos vamos a unificar nuestra nación», se ha mostrado decidido a «mejorar el nivel de vida de toda la población, del norte al sur, del este al oeste» sin dejar que «nadie explote las diferencias religiosas o lingüísticas para enfrentarnos a unos contra otros».

Nigeria está avanzando hacia su reconciliación, intentando generar una unidad hoy debilitada a la vez que se investiga la ola de violencia vivida en los meses de abril y mayo, por medio de una comisión de 22 miembros que investigarán todo lo acontecido.

El presidente amplía su compromiso por la lucha por la justicia a todo el territorio, no centrándose únicamente en el desarrollo y mejor reparto de las riquezas de la región sureña de Delta, sino también dirigiendo sus esfuerzos a la eliminación del terrorismo y de la violencia por motivos religiosos.

Esperemos que tenga tanta voluntad para esta segunda y ardua tarea.

Fuentes:

www.guinguinbali.com

www.afrolnews.com

www.elmundo.es

www.elpais.es

www.icg.com

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