Los conflictos del mañana: una enorme tentación para recurrir a métodos violentos
Para elPeriódico.com
Cuando se toma conciencia sobre las tragedias humanas y los desastres físicos que provocan los conflictos violentos es tentador salirse de la realidad y pronosticar que muy pronto todos ellos terminarán y daremos paso a un mundo en paz. Pero no solo la historia se ha encargado de invalidar brutalmente ese tipo de augurios, sino que no hay ningún clavo al que agarrarse para argumentar que así va a suceder en el futuro inmediato.
Por un lado, el gasto militar mundial no hace más que aumentar desde hace ocho años. En 2022 llegó hasta los 2,24 billones de dólares, con Estados Unidos acaparando el 39%, lo que sumado a China y Rusia supone el 56% del presupuesto mundial. A eso se suma el compromiso de los miembros de la OTAN para llegar al menos al 2% del PIB dedicado a defensa a finales de esta década, más el efecto de la guerra en Ucrania (que se adivina larga), la competencia geoestratégica entre EEUU y China, el impulso armamentístico prooccidental en buena parte de Asia ante la emergencia de Pekín y las rivalidades por la hegemonía regional entre Irán y sus vecinos o entre Marruecos y Argelia. Por eso, sin caer en ningún tipo de automatismo, es elemental entender que esa tendencia alcista hace más probable el uso de las armas, aunque sólo sea aplicando lo de que “para quien solo tiene un martillo todo se convierte en puntas que hay que clavar”.