La Presidencia Española de la UE: ¿Una oportunidad para el Proceso de Paz de Oriente Próximo?
El esfuerzo diplomático español consiguió unir a los líderes israelíes y palestinos en la Conferencia de Madrid en 1991 y acordar la ratificación de la solución de dos Estados. Sin embargo, 18 años después, la situación en el terreno sigue siendo alarmante, con un 80% de la población de Gaza dependiendo de la ayuda humanitaria.
En junio de 2009 el bloqueo de la Franja de Gaza entró en su tercer año de vigencia. La severa política de cierre, unida al intenso conflicto de diciembre de 2008, ha tenido un impacto devastador en las vidas y en los medios de subsistencia de un millón
Las divisiones entre facciones palestinas, en su interés por controlar la ayuda, también han tenido un efecto perjudicial en la realidad de la Franja.
Cada día nuevos datos muestran la gravedad de la situación. De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), se estima que entre el 35% y el 60% de la tierra agrícola de Gaza ha sido dañada por la acción militar que culminó la política de cierre.
Miles de niñas y niños palestinos sufren de diarrea porque Israel ha impedido la entrada de equipos básicos de agua potable. Sesenta y seis mil personas permanecen sin hogar. Sin cemento, ni las casas ni las fábricas se pueden reconstruir y sin materias primas las fábricas no pueden manufacturar. Como resultado de la prohibición de las exportaciones, la dependencia de la asistencia externa es altísima, con cuatro de cada cinco personas dependientes de la ayuda alimentaria, que llega con cuenta gotas. Miles de palestinos han perdido su trabajo, lo que ha supuesto alcanzar una tasa de desempleo cercana al 50%. A estas limitaciones se añaden las severas restricciones al movimiento de las personas, que han desconectado la Franja de Cisjordania.
En Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este, los asentamientos israelíes continúan extendiéndose con más de medio millón de colonos que dejan a los palestinos sin acceso a cerca del 40% de los territorios ocupados.
Las partes en el conflicto y la comunidad internacional han priorizado de forma recurrente sus propios objetivos políticos frente a las necesidades y los derechos de las personas. Al intentar aislar a Hamas, han aislado en realidad a la población de Gaza.
Hasta el momento la Unión Europea (UE) y, como parte de ella, España, ha sido presentada como «un pagador y no jugador determinante» en el proceso de paz de Oriente Próximo. Es el primer donante de ayuda a los palestinos pero no cuenta con el peso político de Estados Unidos para avanzar hacia la paz.
Sin embargo, la pausa informal en el acercamiento de las relaciones entre la UE e Israel es una importante señal de la Unión para mostrar su preocupación sobre el fracaso del gobierno israelí de poner fin al bloqueo de Gaza y detener la expansión de los asentamientos. Pero esta medida debe ir acompañada de otras que ejerzan la presión diplomática suficiente para conseguir una mejora en el terreno.
A día de hoy España, gracias a sus relaciones diplomáticas con todos los actores de la región, se encuentra en una buena posición para conseguir durante su Presidencia que la UE adopte medidas concretas encaminadas a lograr una resolución del conflicto Israelí- Palestino.
Desde el establecimiento de la Autoridad Nacional Palestina, España ha mostrado un apoyo financiero considerable a la misma. En marzo de 2009 durante la conferencia de reconstrucción de Gaza, prometió 180 millones de euros para los próximos dos años, convirtiéndose así en el segundo mayor donante bilateral a Gaza. De los 180 millones de euros, la mitad se destinará directamente a Gaza, mientras que la otra mitad será entregada a las autoridades de Ramallah. Habida cuenta de que Gaza está bajo la autoridad de facto de Hamas, no hay garantía de que estos fondos sean dirigidos adonde las necesidades son mayores y pueden avivar tensiones entre las partes palestinas. Además, es difícil imaginar cómo tales fondos pueden traducirse en mejoras tangibles para las vidas de la población civil de Gaza cuando no hay señal alguna de que el gobierno de Israel vaya a revertir su política de cierre de la Franja.
España ha solicitado reiterada y públicamente el fin del bloqueo de Gaza y acabar con los asentamientos. Sin embargo, España apoya el acercamiento de relaciones entre la UE e Israel, sin condiciones previas, lo que a su juicio permitiría llamar al Gobierno de Israel a adoptar mejoras en el terreno. Esta postura contrasta con la observación de los hechos recientes. Desde que la UE aprobó el acercamiento de relaciones con Israel en junio de 2008, los palestinos no han visto ninguna mejora en su situación sino un grave deterioro. Por tanto, el acercamiento no garantiza una vida mejor para la población palestina.
La protección de civiles es a menudo concebida como algo a tratar una vez que se ha avanzado en el proceso de paz de Oriente Próximo en lugar de considerarse como un elemento fundamental e intrínseco del mismo. Los derechos humanos nunca deben ser «moneda de cambio» en las negociaciones.
Para contribuir a una paz justa y duradera en Oriente Próximo, objetivo establecido en el programa de la Presidencia española de la Unión Europea y reiterado por Zapatero, España debe priorizar la mejora de las vidas y el sustento de los palestinos en los Territorios Palestinos Ocupados. La manera más eficaz de hacerlo es asegurándose de que el derecho internacional se respeta. Esto no sólo beneficiará a los intereses de la población palestina, sino que también es fundamental para la seguridad de los civiles israelíes y la estabilidad regional.
Los pasos para conseguirlo son convertir la protección de los civiles en el objetivo clave para asegurar un proceso de paz exitoso. Exigir a Israel el fin del bloqueo de Gaza con una apertura de todos los pasos (especialmente el de Karni) que permitan la entrada y salida de bienes y personas de Gaza y despolitizar el espacio humanitario y la ayuda a largo plazo.
Además, España debe garantizar que durante su Presidencia de la UE, ésta no avance en su acercamiento a Israel a menos que finalice el bloqueo de Gaza.
Si las elecciones palestinas se celebraran durante la Presidencia española de la UE, sería una buena oportunidad para que España lleve a la UE una política clara de la aceptación de un gobierno palestino de unidad nacional, según lo acordado por las partes palestinas, a fin de facilitar la entrega de la ayuda a Gaza y conseguir progresos en el Proceso de Paz.
Finalmente, España debería impulsar en la UE el apoyo a iniciativas destinadas a exigir responsabilidades a las partes del conflicto por las violaciones del DIH y de derecho internacional, así como responsabilizar tanto al gobierno israelí como a los grupos armados palestinos de la destrucción de los proyectos de ayuda de la UE durante la operación «Plomo Fundido,» para impedir que se repita la destrucción y la continua refinanciación, por la UE, de reconstrucción y desarrollo en el futuro.