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La efímera notoriedad de Haití

(Para Radio Nerderland)

El anuncio de la retirada paulatina de las tropas latinoamericanas que participan en la misión de estabilización de la ONU en Haití (MINUSTAH), realizado por los ministros de Defensa de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) en su reunión de Asunción (Paraguay), unido a los preocupantes datos sobre la financiación de la ayuda humanitaria y la reconstrucción en el país, vuelven a poner sobre el tapete algunas variables de la compleja situación que vive el país caribeño y que no parecen encontrar una vía de solución clara.

Lamentablemente, una vez más, Haití toma un efímero protagonismo de la mano de noticias que generan inquietud y que merecen cierto análisis.

El controvertido rol de MINUSTAH dentro y fuera de Haití

Desde su puesta en marcha en el año 2004, la MINUSTAH ha generado filias y fobias dentro del país y en la comunidad internacional. Una Resolución del Consejo de Seguridad, renovada en varias ocasiones, utilizando el Capítulo VII de la Carta de la ONU, que considera que Haití supone una «amenaza para la paz» es, desde sus inicios, difícilmente digerible tanto en términos jurídicos como políticos. Es evidente que la situación política del país era y es de gran inestabilidad, y que desde la salida forzada del entonces presidente Jean Bertrand Aristide, en un país en el que se suprimió el ejército y donde la policía es de las más corruptas del mundo, la situación en materia de seguridad era difícil.

Pero recurrir a una misión militar internacional de «imposición de la paz» con un mandato de «estabilización» generó desde la aprobación de la primera resolución encendidos debates. Además, como elemento diferencial que ahora resurge, MINUSTAH contó desde el inicio con la dirección de oficiales y con la mitad de las tropas de países de América Latina. Al 30 de abril de este año diez de los doce países de UNASUR contaban con efectivos en la MINUSTAH –a excepción de Venezuela y Guyana-, lo que suman 4.929 personas entre militares y policías. Esto representa aproximadamente el 50% del contingente total de esta misión en Haití que es de 10.726 efectivos. La comandancia militar ha venido recayendo sobre Brasil y el mando político sobre Chile en diversas épocas.

Respecto a su mandato, MINUSTAH es una de las misiones con funciones tan amplias (integradas en la jerga onusiana) que en ocasiones se contradicen entre si o resultan irrealizables. Tras el terremoto de enero de 2010 las tropas participaron, como no podía ser menos, en tareas de socorro. Pero su falta de preparación y ausencia de control estuvieron en la raíz –como se ha demostrado por numerosas fuentes independientes- de la epidemia de cólera que afectó al país meses más tarde y que sigue siendo uno de los grandes problemas por resolver.

Una rápida visita a la página web de MINUSTAH (minustah.org) en estos días podría sorprender al visitante por la aparente gran dedicación que las tropas dedican al medioambiente. Esta semana parecería, a juzgar por la página web, que el mandato de las tropas es reforestar, proteger el medioambiente o construir cocinas solares. En una de las noticias se llega a decir «pasar del azul (cascos azules) al verde» ¿No hay agencias de la ONU especializadas en esto? ¿Debe ser esta la función de unas costosas tropas internacionales en un país sin ejército?

Las voces contrarias a la presencia de tropas internacionales han ido creciendo en los pasados meses en el interior del país y puede decirse que son mayoritarias. Prácticamente todos los sectores y partidos, a veces por razones distintas, son contrarios a prorrogar su mandato mucho tiempo más.

En el exterior también ha crecido esta oposición y, si bien algunos países de América Latina asumieron el reto de contribuir a la estabilización de un estado frágil en la región y a mostrar con ello su compromiso con la comunidad internacional y su capacidad para llevarlo a cabo, cada vez son más las voces que lo cuestionan.

Y es así como se explica que UNASUR haya tomado esta nueva posición que resume muy bien el Ministro de Defensa Argentino Arturo Puricelli diciendo que la decisión es «retirar paulatinamente personal militar que brinda seguridad en Haití, y reemplazarlo por efectivos que contribuyan a avanzar en el desarrollo y mejora de la calidad de vida de la población» de ese país caribeño. De modo simple vuelve a recordar que las relaciones entre seguridad y desarrollo van mucho más allá de la presencia militar extranjera. Deberá ser el reto de futuro esencial para el país.

Escasa respuesta internacional al llamamiento humanitario

Junto con la novedad de UNASUR saltaba esta semana la noticia de que el llamamiento humanitario de la ONU para el año 2012 en Haití solo se ha cubierto en un 18%, lo que impide la continuidad de muchos programas. Y no hablamos de los fondos para reconstrucción o recuperación que, lamentablemente, apenas se han desembolsado con arreglo a lo previsto, sino de los destinados a necesidades básicas de la población. Los campos de desplazados aún albergan a más de 400.000 personas pese a las presiones que muchas de ellas están sufriendo para que los abandonen de modo forzado.

No podemos hacer aquí el análisis profundo sobre la gestión de la ayuda en Haití pero sí, al menos, destacar el contraste de la nula respuesta hoy con la masiva y compulsiva respuesta tras el terremoto. Y la situación de muchos de los haitianos y haitianas y su vulnerabilidad no han variado tanto.

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