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La acción humanitaria, gran olvidada en las recientes elecciones

La acción humanitaria española, uno de los sectores más profesionalizados, más visibles y que mayores loros y avances ha cosechado, se ha dejado prácticamente de lado en la casi totalidad de programas electorales de los partidos políticos que se presentaron a las últimas elecciones. A pesar de ser parte fundamental e indivisible de la cooperación al desarrollo, se le ha dado tan poco trato que resulta hasta complejo rastrear su presencia dentro de las propuestas partidarias.

Una reciente encuesta realizada por la Fundación Cooperante, consultó a varios de los partidos políticos que se presentaron a las últimas elecciones sobre cuales serían sus propuestas y medidas respecto a la cooperación al desarrollo en caso de ser elegidos para gobernar durante los próximos cuatro años. En sus respuestas, el término «acción humanitaria» casi ni se pronuncia, y si se lo hace, es para exponer generalidades respecto al mismo, sin formular ninguna propuesta concreta ni de tipo técnico. Respecto a la cooperación al desarrollo en general, se puede encontrar, buceando entre los diversos programas de los partidos, una serie de declaraciones interesantes, que provienen sobre todo de los partidos con menor capacidad de captación de votos –los llamados minoritarios- (el caso de UPyD) o que se presentan por primera vez a las elecciones (Equo). Sin embargo, la gran mayoría de las proposiciones se centran en aspectos fundamentales sin entrar en la cuestión de fondo.

Tras el análisis de las respuestas otorgadas por parte de los partidos, se podría afirmar que las mismas, en general, se resumen en una declaración de buenas intenciones y palabras bonitas, completamente vacuas de contenido. No existen propuestas concretas que ayuden a solventar los problemas del sector, lo que denota la falta de profesionalidad y de interés en asuntos de desarrollo y más aún, de acción humanitaria. Sólo Equo, IU y Ciu, citan a la acción humanitaria en sus repuestas y proponen alguna que otra medida concreta, como la financiación específica, una mejor coordinación con la cooperación al desarrollo y la imposición de un límite a la participación del ejército en las tareas de socorro y reconstrucción. Los partidos mayoritarios, en cambio, no se molestan en realizar ni la más mínima mención de la acción humanitaria en sus programas.

En una mesa de diálogo posterior a dicha encuesta, organizada por el Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación (IUDC-UCM) y que reunió a representantes de varios partidos para debatir sobre el futuro de la cooperación, el representante del PSOE, se jactó, a raíz de una pregunta sobre la cualificación profesional del personal de cooperación, de que «en acción humanitaria los españoles estamos entre los mejores», lo que denota el enorme interés político a la hora de aprovecharse de los logros de la AH en contraste con el poco interés existente para financiarla adecuadamente. Posteriormente, y tras una pregunta efectuada por Ida de la Hera, responsable de comunicación de IECAH, que indagaba sobre la reducción de los fondos destinados a la acción humanitaria y el papel de la misma en la próxima legislatura, ninguno de los partidos consultados (PSOE, PP, IU, UPyD y Equo) supo dar una respuesta certera, eludiendo el fondo de la cuestión y remitiéndose algunos de ellos a lo poco ya estipulado en los programas electorales (caso de Equo e IU), o estableciendo generalidades, como es el caso de los tres partidos restantes, PP, UPyD y PSOE.

Otro informe, llevado a cabo por la Coordinadora de ONGD España (CONGDE) y que abarca el análisis de las propuestas electorales desde la perspectiva de la cooperación internacional al desarrollo de 15 los partidos que tuvieron presencia en las últimas elecciones, arroja resultados aún más decepcionantes para la acción humanitaria: sólo tres de los quince partidos con presencia electoral han incluido a la acción humanitaria en sus programas (CiU, ERC y Equo. Aunque Geroa Bai menciona la acción humanitaria, lo hace abogando por el reconocimiento por la ONU del derecho de injerencia humanitaria, por lo que no se considera como una demanda propia del sector).

En cuanto a debates públicos, continuó la misma tendencia: ni siquiera se hizo alusión a la acción humanitaria, ni a la cooperación al desarrollo. El único debate que tuvo lugar previamente a las elecciones, se limitó a la formulación de acusaciones recíprocas y broncas entre los dos candidatos de los partidos mayoritarios, sin entrar en el pantanoso terreno de las propuestas y medidas a realizar. Ambos candidatos se limitaron a cubrir sus espaldas mediante la exposición de lo cometido en gestiones pasadas, con la intención de salir airosos de la contienda y sin tener que tocar en profundidad ningún tema candente que pudiera perjudicarlos de cara a la elección.

Tras un repaso a las respuestas ofrecidas por el partido ganador, el PP, en relación al futuro de la cooperación, se puede leer entre líneas que durante las próximas elecciones habrá recortes considerables. La clase política se escuda en la actual situación de crisis para someter a recorte los fondos destinados a la cooperación al desarrollo, pero es realmente lamentable concebir un pensamiento tan egoísta en los tiempos que corren, que justamente coinciden con que la demanda de la ayuda es dramáticamente alta. Según la CONGDE la tendencia al recorte se viene haciendo costumbre ya desde el año 2008, y se encuentra actualmente en constante aumento, contribuyendo al lento desmantelamiento del sector. A los recortes de más de mil millones de euros durante el año 2011, se suman los recortes efectuados por las autonomías, que en muchos casos alcanzan al 50% de los fondos (incluyendo en algún caso, como el de Galicia, la completa eliminación de la partida presupuestaria destinada a la acción humanitaria), y los «otros recortes» como los retrasos de hasta dos años en el pago de subvenciones concedidas, la negativa a abonar los segundos plazos de proyectos ya aprobados e incluso la petición de devolución de fondos, lo que sitúa al porcentaje de ayuda en el 0,40 % del PNR, muy por debajo del idílico 0,70% que se pretendía alcanzar para el 2012.

Es de esperar, en los tiempos que corren, y con las prioridades que acucian que el sector de la acción humanitaria y la cooperación al desarrollo en general, se conviertan en las primeras y más vapuleadas víctimas de esta crisis. Además, todo indica que el sector será uno de los grandes olvidados durante los próximos 4 años. Aunque no es posible saber con certeza en que se traducirá ese olvido, se puede al menos deducir que se tratará de un poco más de lo que el sector ya actualmente sufre: recortes. La duda que queda es saber cuan lastimosos serán los mismos y en qué áreas concretas se realizarán. Pero si existe una certeza sobre el asunto, es que el futuro de la acción humanitaria y de la cooperación española en general, será aún más peliagudo de lo que es ahora.

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