Kursk, una incursión ucraniana sin mucho futuro
Ni es tan novedosa, ni parece que tenga peso suficiente para cambiar el signo de la guerra. Antes de la actual incursión terrestre en la región de Kursk, las fuerzas de Kiev ya habían atacado diversos objetivos militares en territorio ruso con drones y misiles, incluso a centenares de kilómetros de la frontera común, y unidades paramilitares habían entrado por tierra en zonas de la región de Bélgorod. La novedad, por tanto, se reduce a que, en esta ocasión, la penetración ha sido realizada por tropas regulares (aunque Kiev no lo confirme oficialmente).
Es, obviamente, una acción tácticamente llamativa, pero muy limitada en su alcance. Hasta donde se sabe, apenas se trata del avance de un millar de soldados, dotados de vehículos blindados, que han logrado tomar momentáneamente algunas aldeas y controlar unos 45 km2 de territorio ruso. Basta recordar que el frente de batalla se prolonga a lo largo de unos 1.100km de longitud y que ambos bandos despliegan actualmente varios cientos de miles de soldados, para entender que su impacto en el desarrollo de la contienda es muy reducido.