Israel, sin freno, alienta el desastre regional
Para ElPeriódico.com
Nadie, ni siquiera Israel, a pesar de su abrumadora superioridad militar sobre cualquiera de sus enemigos, puede controlar el fuego que Benjamin Netanyahu está alimentando insensatamente. Amparado en la cobertura que le proporciona Washington, alentado por otros miembros aún más extremistas de su propio gobierno y apurado por recuperar la imagen de garante de la seguridad tras el fracaso del pasado 7 de octubre, Netanyahu está decidido a llegar a lo que él cree que es el final. Un final que, al tiempo que calcula que lo acerca al dominio territorial de toda la Palestina histórica, le debería permitir volver a sortear la acción de la justicia por sus presuntos delitos y garantizar su permanencia en el poder por tiempo indefinido. Y si para ello hay que incendiar la región, sea asesinando a Ismail Haniya o a Hasán Nasrallah, no parece que haya nada que vaya a detenerlo.