investigar. formar. incidir.

Menú
Actualidad | Artículos en otros medios

¿Nueva era en Haití?

(Para Radio Nederland)

Aunque los medios de comunicación no se han hecho mucho eco en las últimas semanas de Haití –lo que en ocasiones es buena señal-, ciertos acontecimientos recientes han sido presentados por algunos analistas como el inicio de una «nueva era» para el país caribeño.


 

 

Aunque los medios de comunicación no se han hecho mucho eco en las últimas semanas de Haití –lo que en ocasiones es buena señal-, ciertos acontecimientos recientes han sido presentados por algunos analistas como el inicio de una «nueva era» para el país caribeño.

Mucho nos tememos que no es para tanto, pero sí es cierto que la situación política se ha tranquilizado bastante, y la toma de posesión el pasado día 19 de octubre como nuevo primer ministro de Garry Conille cierra un periodo de interinidad que se estaba alargando de modo preocupante.

A la tercera va la vencida

Tras los dos fallidos intentos anteriores, con candidatos rechazados por el Parlamento, la tercera propuesta del presidente Martelly fue aceptada por las cámaras y el nuevo primer ministro pudo tomar posesión. Se trata de un candidato de perfil muy técnico que cuenta con todo el apoyo del ex presidente estadounidense Bill Clinton, para el que trabajó en diversos puestos y que es, de alguna manera, su valedor. El hecho de que la larga mano de Clinton, delegado especial del secretario general de la ONU para Haití y copresidente de la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití (CIRH), estuviera detrás del candidato Conille, hizo que algunos miembros del Parlamento fueran renuentes a su nombramiento, pero finalmente se aceptó y muchos analistas interpretan que se debe a un pacto para que los miembros de otros partidos entraran a formar parte de un gobierno de concentración. Sea como fuere, Haití cuenta ya con un primer ministro que tiene ante si enormes retos, no solo en materia de reconstrucción física de las infraestructuras, sino de práctica recreación de un estado que apenas cumple con las funciones que le serían propias. Y el primero de esos retos es hacer que un gobierno con representantes de tan diversas fuerzas políticas, y en un país tan poco acostumbrado a este tipo de diálogos se ponga en marcha y comience a ser eficaz. La experiencia en este tipo de asuntos de Conille no es muy grande y deberá darse prisa en integrar a todos los ministros en un gobierno mínimamente coherente.

Presencia internacional cuestionada

El principal aval del nuevo presidente es, precisamente, su conocimiento en materia internacional, debido a su trabajo en diversas agencias de la ONU y con el ex presidente Clinton. Y en eso confían algunos haitianos para que consiga mantener el apoyo financiero a la reconstrucción. Sin embargo, en esa cuestión también, va a contar con la oposición de muchos sectores del país que cuestionan cada vez con más decisión tanto la Comisión Interina para la Reconstrucción (CIRH), como la MINUSTAH (Misión de Paz). La CIRH finalizó su mandato el pasado 21 de octubre y la eventual prórroga deberá ser aprobada por el Parlamento, en el que cada vez más voces se oponen a ello. Respecto a la MINUSTAH, el Consejo de Seguridad de la ONU amplió su mandato por un año más el pasado día 14 en una Resolución (Res. 2012 CSNU) plagada de ambigüedades en la que, pese a reconocer los avances, en incluso agradecer a Clinton su papel (cuestión pintoresca en este tipo de documentos) al frente de la CIRH y como enviado especial de la ONU para Haití, se insiste en que Haití «supone una amenaza para la paz», y por ello, en aplicación del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas se prorroga la misión. Bien es verdad que se reduce la cifra de efectivos en 2.500, pero se pasan por alto los muchos sucesos negativos en los que se han visto implicados miembros de la MINUSTAH, y el que el propio Senado haitiano se pronunciara por su inmediata retirada. Además, el nuevo gobierno se ha manifestado ya por el restablecimiento del ejército haitiano que fuera abolido en 1994 por el entonces presidente Jean-Bertrand Aristide.

Normalización ma non troppo

En este contexto de cierta normalización política numerosas cuestiones siguen siendo amenazas para la hipotética nueva era que algunos proclaman. La primera, el hacer creíbles los esfuerzos de reconstrucción y mostrar algunos resultados. 600.000 personas continúan aún desplazadas y en campos provisionales en los que permanecen porque en ellos, al menos, ven resueltas, aunque sea de modo precario, sus necesidades básicas. Algunas organizaciones han denunciado presiones para que los desplazados abandonen estos campamentos ya que la cifra se antoja inaceptable 20 meses después del terremoto. Y junto a esto, las cuestiones de seguridad y de acceso a la justicia deben ser prioritarias. Un informe presentado esta semana por el International Crisis Group pone de relieve este tema y enfatiza la necesidad de reformar el sistema judicial y, en concreto, el Código Penal que tiene más de 176 años.

Muchos y complejos retos para el nuevo gobierno que deberá, en algún momento, recuperar el protagonismo para sociedad civil haitiana y sus organizaciones, muy golpeada y en ocasiones ninguneada por la comunidad internacional.

reproductor_rn_paco

 

Publicaciones relacionadas