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¡Mataron a Gaitán! No más muertes por la violencia

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(Para Radio Nederland)
El 9 de abril de 1948 cientos de miles de personas salieron a la calle en toda Colombia, y especialmente en Bogotá, para expresar su dolor e indignación por el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, al que todos auguraban un triunfo claro en las elecciones presidenciales que habrían de celebrarse unas semanas más tarde. El grito de ¡mataron a Gaitán! ponía fin a las esperanzas de cambio de la sociedad colombiana. Comenzaba así el llamado “Bogotazo” y uno de los periodos más duros de la historia colombiana que se ha dado en llamar “la Violencia”. Periodo en el que murieron asesinadas miles de personas y que marcó el inicio de algunas de las variables que han caracterizado el conflicto colombiano desde entonces, entre ellas, la interiorización y banalización de la violencia en amplios sectores de la población y de su clase política. Evidentemente, antes del asesinato de Gaitán habían existido numerosos episodios de extrema violencia, e incluso como respuesta a algunas crueles masacres había habido algunos focos guerrilleros en diversas zonas del país. Pero es tras el bogotazo cuando sectores campesinos y de ideología liberal se echan literalmente al monte y con el paso del tiempo son el germen de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).

Sobre aquellos acontecimientos se han escrito ríos de tinta, pese a lo cual siguen sin estar del todo claros. Incluso curiosas coincidencias, como la presencia en Bogotá en aquellos días de un joven Fidel Castro siendo estudiante, han dado lugar a pintorescas interpretaciones de los hechos. Sea como fuere, el sexagésimo aniversario del criminal atentado contra Gaitán que cambió la historia de Colombia, es una ocasión para recordar algunas de las raíces profundas del conflicto que vive el país desde hace décadas, más allá de hechos episódicos.

Y es que el análisis de los sucesos de las últimas semanas y, especialmente, el nuevo fiasco en la liberación de rehenes y especialmente de Ingrid Betancourt, deja una amarga sensación, agravada por ver que los líderes políticos, tanto colombianos como franceses en este caso, no están a la altura de las circunstancias y su cortedad de miras, su mezquindad y sobre todo su obsesión mediática y su interés cortoplacista, seguirán abortando cualquier verdadero intercambio humanitario. Ese ir y venir de aviones, primero a la Guyana luego a París, después a Bogotá, otra vez a París, esa manera de vender ilusión y humo a la opinión pública internacional sobre las liberaciones se nos antojan inaceptables. Cuando, además, la experiencia muestra que al final serán las organizaciones “clásicas” como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la mediación –se quiera o no- de personas como la senadora Piedad Córdoba o el propio Chávez, y no la gesticulación pretendidamente humanitaria de Kouchner y su obsesión mediática quienes aportarán soluciones.

Pero en la convulsa situación colombiana nuevos elementos vienen a añadirse a los más mediáticos que hemos citado antes, y en esta ocasión de modo algo más optimista. El miércoles de esta semana, el día del aniversario de Gaitán, el Gobierno aprobaba un decreto para poder aplicar la llamada Ley de Justicia y Paz a los encarcelados de los grupos guerrilleros, acelerando y facilitando su puesta en libertad y posterior reinserción. Se calcula que hay unos mil setecientos guerrilleros presos a los que podrían aplicarse estas modificaciones de la polémica Ley de Justicia y Paz, de modo que pudieran acogerse a los beneficios que ya han permitido la liberación de numerosos miembros de las paramilitares AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) y de algunos desmovilizados de otros grupos. En todo el proceso de adaptación de la Ley a estos colectivos ha tenido un papel esencial la holandesa Liduine Zumpolle, que fue durante varios años directora de la ONG Internacional Pax Christi en Colombia, y que lleva tiempo trabajando para que se lograra este decreto. Tras conocer la noticia del decreto, Zumpolle declaró al diario  Semana.com: “Estoy feliz porque después de tantos meses de trabajo el gobierno entendió que en vez de hacerlos pudrir en las cárceles, les puede dar la mano y convertirlos en instrumentos de paz.” No compartimos tanto optimismo, pero si valoramos una cierta voluntad por parte de sectores del Gobierno de “mover los inamovibles” y romper la rigidez que tanto está dificultando cualquier proceso de diálogo. Menos es nada.

A principios de semana, también, se conocía que uno de los más conocidos dirigentes del ELN (Ejercito de Liberación Nacional), Francisco Galán1, renunciaba a las armas como medio de acción: “de manera voluntaria he tomado la decisión de renunciar a la guerra, no a mis convicciones. He renunciado a la guerra, creo que es el momento en que el país se debe comprometer en buscar la paz” declaraba. Galán era uno de los portavoces del ELN en el mortecino diálogo de este grupo con el Gobierno, por lo que su gesto tiene un cierto valor simbólico. Obviamente el ELN desautorizó a Galán pero su gesto muestra la debilidad de este grupo y la apuesta por la paz de antiguos guerrilleros, renunciaba a las armas como medio de acción: “de manera voluntaria he tomado la decisión de renunciar a la guerra, no a mis convicciones. He renunciado a la guerra, creo que es el momento en que el país se debe comprometer en buscar la paz” declaraba. Galán era uno de los portavoces del ELN en el mortecino diálogo de este grupo con el Gobierno, por lo que su gesto tiene un cierto valor simbólico. Obviamente el ELN desautorizó a Galán pero su gesto muestra la debilidad de este grupo y la apuesta por la paz de antiguos guerrilleros.

Todos los intentos por avanzar en el fin de la violencia y en los diversos aspectos del conflicto colombiano, especialmente el humanitario, son, en principio, legítimos. Pero visto lo ocurrido con las ocurrencias de unos y otros y los escasos resultados obtenidos, ¿no sería posible abordarlo de una manera rigurosa?. Las víctimas merecen algo más.

1Puede resultar de interés ver lo que Francisco Galán comentaba a Víctor de Currea Lugo en una entrevista llevada a cabo hace escasos meses, concretamente en julio de 2007: http://www.iecah.org/ver_completo.php?id_articulo=129.

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