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Haití: elecciones en los tiempos del cólera

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(Para Radio Nederland)
Como si el designio de las Leyes de Murphy se hubiera centrado en Haití, el agravamiento de la epidemia de cólera y su nefasta coincidencia con el ya de por si difícil proceso electoral, está teniendo graves consecuencias sobre el país caribeño. Y a poco más de una semana de los comicios previstos para el próximo día 28 de noviembre las cosas aún podrían complicarse aún más.
 
Las declaraciones del normalmente tranquilo Jefe de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas (MINUSTAH), el guatemalteco Edmond Mulet, en el sentido de que candidatos sin posibilidades (spoilers en la jerga anglosajona) estarían tratando de boicotear las elecciones, y de que los actos de protesta vandálica cometidos contra cascos azules de diversos contingentes de la misión de la ONU están orquestados, merecen ser tomadas en serio. Murphy puede seguir haciendo de las suyas.
 
La epidemia de cólera que comenzó hace tres semanas puede tener muy diversos orígenes y, en cualquier caso, ha encontrado un caldo de cultivo apropiado para extenderse con velocidad en diversas zonas del país y afectar con casos puntuales a República Dominicana e incluso Miami. La gran cantidad de gente que sigue viviendo, ahora y antes del terremoto del 12 de enero, en condiciones de carencia absoluta de higiene, pese a los enormes esfuerzos hechos por las organizaciones humanitarias y por las propias autoridades, ha contribuido a extender la enfermedad.
 
Pero cuando parecía que la situación podía entrar en un cierto periodo de control por parte de los organismos sanitarios, los levantamientos populares en Cabo Haitiano y otras zonas, que se han saldado por el momento con dos soldados nepalíes asesinados y decenas de heridos, las cosas se han vuelto a agravar.
 
Pescar en río revuelto
Es evidente que muchas de estas protestas no son espontáneas y que a ellas se han sumado sectores muy diversos, desde antiguos miembros de las disueltas fuerzas armadas haitianas, hasta sectores populares contrarios a la presencia internacional en el país y simples ciudadanos indignados por la mala gestión gubernamental en internacional de las acciones de ayuda tras la emergencia. No obstante, es también claro que algunas de las movilizaciones tienen un contenido político más o menos implícito de influir sobre el proceso electoral o incluso boicotear las elecciones.
 
En este contexto, algunos de los candidatos a la presidencia como la favorita en las encuestas Mirlande Manigat del RDNP, se han apresurado a declarar que las elecciones deben celebrarse en cualquier caso ya que un nuevo aplazamiento entrañaría aún mayores riesgos para el país. Aunque en todos los países y más en Haití, las encuestas deben ser tomadas con prudencia, según los últimos sondeos la Sra Manigat obtendría un 30% de los votos frente al 22% de Jude Celestin o el 11% de Michel \»Sweet Micky\» Martelly. Ellos tres, por el momento defienden la continuidad y total legalidad del proceso. Otros candidatos y algunos observadores comienzan, sin embargo, a cuestionar qué margen de credibilidad pueden tener unos comicios que se celebren en estas condiciones y en estado de previsible caos y descontento, no solo achacable a la epidemia de cólera sino también a los problemas en el censo, y con muchos posibles votantes con dificultades de identificación, entre otras dificultades.
 
¿Segunda vuelta?
En cualquier caso, las posibilidades de que la presidencia del país se decida en la primera vuelta electoral, teniendo en cuenta los procesos anteriores y la actual situación, son escasas y todo parece indicar que no sería hasta la segunda vuelta, prevista para enero del 2011 cuando se concluiría la cuestión.
 
El análisis de cuales han sido las causas sanitarias que han ocasionado la epidemia de cólera y sobre cuales han podido ser los errores de la ayuda en el sector de la salud o del agua y saneamiento están por hacer y habrá que hacerlo de modo autocrítico. Pero mucho nos tememos que con toda su gravedad este no es el principal reto al día de hoy, sino el de no permitir que esta epidemia sea usada para otros fines de naturaleza política. Por ello la comunidad internacional debe estar muy atenta a todo el proceso y garantizar la buena realización de las elecciones.

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