Francisco Yermo, responsable de Advocacy Humanitario de Intermón Oxfam-Madrid
Por Guillermo Naya
Con más de dos décadas de conflicto armado, cuatro millones de personas dependientes de asistencia humanitaria regular y millones de desplazados, la problemática somalí continúa teniendo muy mal pronóstico. Entrevistamos a Francisco Yermo, responsable de Advocacy Humanitario de Intermón Oxfam-Madrid, con motivo de la reciente Conferencia internacional sobre Somalia celebrada en Londres, así como del informe «Cambiar el enfoque. Hacer que los intereses del pueblo somalí sean una prioridad (Intermón Oxfam)».
En Londres, el discurso de David Cameron invita a los somalíes a ser dueños de su futuro. ¿Se les está dando esa oportunidad?
El balance que hacemos desde Intermón Oxfam sobre la Conferencia del 23 de febrero no es muy positivo, tanto del comunicado como de las declaraciones del Primer Ministro del Reino Unido, David Cameron. Lo que estábamos pidiendo son dos cuestiones fundamentales. En primer lugar, rechazamos las soluciones a corto plazo centradas en la seguridad global y en la seguridad marítima o en todas las actividades contra el terrorismo. Creemos necesario que se mire más a largo plazo en busca de la paz y el desarrollo del pueblo somalí, pero se siguen priorizando los resultados a corto plazo. A su vez, la Comunidad Internacional lleva 20 años imponiendo soluciones a Somalia. Las organizaciones de la sociedad civil somalí con las que trabajamos piden más voz, tanto asociaciones estructuradas, como líderes tradicionales, grupos de mujeres, movimientos de base…etc. A pesar de que, existe una retórica en el discurso de Cameron, en realidad las soluciones que se proponen desde la Comunidad Internacional siguen siendo las mismas. Esperamos que esto se corrija de cara a la próxima cita de junio en Estambul.
Sin embargo, consideramos positivo que se haya realizado una distinción entre los dos niveles -político y humanitario-. Incluso se emitió un comunicado exclusivamente dedicado al ámbito humanitario y enfocado a la necesidad de que cesen las hostilidades de forma que se permita con mayor facilidad el acceso a la ayuda humanitaria. Desde Intermón Oxfam, el conflicto somalí nos preocupa principalmente desde la perspectiva de la población civil.
¿Cree entonces que las propuestas de resolución del conflicto somalí llevadas a cabo por la Comunidad Internacional priorizan cuestiones de seguridad y defensa internacional sobre el bienestar de los habitantes de Somalia?
Desde julio del año pasado, cuando las Naciones Unidas declararon el estado de hambruna en Somalia, la situación humanitaria ha mejorado en algunas zonas del país. Sin embargo, en la zona centro y sur de Somalia –las más afectadas por el conflicto armado interno- está empeorando, y esto es en parte debido a una visión de seguridad inmediata. Existe una incompatibilidad entre esos objetivos más a corto plazo, de seguridad global o terrorismo, y los de desarrollo.
¿Qué papel debe jugar la Comunidad Internacional en la resolución del conflicto somalí?
Por supuesto que no estamos diciendo que la Comunidad Internacional no tenga nada que decir en la resolución del conflicto en Somalia. Lo más urgente ahora es el alto el fuego que permita reiniciar el proceso de paz. Recientemente han tenido lugar conversaciones en Garowe, y en esa línea, sobre todo los países islámicos –Turquía está muy activa- tienen un gran peso en todas las partes del conflicto. A su vez, las negociaciones deben estar muy abiertas y no deben quedar fuera las organizaciones civiles somalíes, grupos tradicionales y grupos de mujeres. Existe diálogo, pero a día de hoy no está abierto a todos.
Uno de los puntos del informe de Intermón Oxfam propone aumentar la financiación dedicada a la recuperación de los medios de vida de la población somalí. ¿Se han compensado, o cree que se deberían compensar de alguna forma, los daños históricos que diversos actores internacionales han causado, por ejemplo, a las comunidades de pescadores en Somalia?
Desde Intermón Oxfam no hemos hecho un análisis histórico de ese tema en concreto ni de los orígenes de la piratería. Lo que sí podemos decir es que sin duda existe un fuerte desequilibrio en la respuesta de la Comunidad Internacional. Es inaceptable que el gasto anual de ayuda humanitaria a Somalia sea la mitad del destinado a la lucha contra la piratería.
Desde luego, creemos que es fundamental invertir no sólo en respuesta a esa crisis humanitaria, sino también en aumentar la capacidad de la propia población para que responda a esas crisis. Invertir por ejemplo en infraestructuras, todo tipo de ayudas a los pequeños agricultores, salud animal –que es muy importante en los ganaderos trashumantes-…etc. El pasado mes de julio, con la crisis de hambruna, los sistemas meteorológicos de alerta funcionaron, lo que falló fue la respuesta, que fue tardía. Debe haber un cambio, hay que pasar de gestionar emergencias a gestionar el riesgo.
En un país con unas necesidades inmediatas tan evidentes y una inseguridad constante y creciente, ¿cómo se deberían combinar estas labores de asistencia humanitaria con las políticas de desarrollo, recuperación y reconstrucción a más largo plazo?
En las zonas más afectadas –principalmente centro y sur-, por supuesto que la urgencia debe ser la ayuda humanitaria. Luego, existen zonas más estables que están funcionando prácticamente de forma ‘normal’, como por ejemplo Somaliland. Hay que poder gestionar las necesidades de cada área del país, pero siempre dentro de un plan general que combine la acción humanitaria con programas de desarrollo.
Por si la situación no fuera suficientemente complicada, las ONG se encuentran en muchas ocasiones con graves problemas para hacer llegar la ayuda a las zonas más necesitadas. Las restricciones del propio TFG y la desconfianza de los grupos armados de la oposición dificultan las tareas humanitarias y ponen en serio riesgo también a los cooperantes. ¿Cuáles serían los pasos a seguir para afianzar estas labores y asegurar que la ayuda llegue a la población somalí?
Mientras exista lucha armada, lo fundamental es que todas las partes en conflicto respeten las leyes de la guerra, el Derecho Internacional Humanitario. Esto incluye el libre acceso a la población con necesidades humanitarias. El segundo paso sería ya el cese de las hostilidades a través de negociaciones entre las partes del conflicto, pero también con la presión de las Naciones Unidas, la Comunidad Internacional en el sentido más amplio y los países islámicos. El alto el fuego es una prioridad y una urgencia.
Este clima de inseguridad que sufren las organizaciones humanitarias que trabajan en la zona, ¿está afectando directamente a la financiación de los proyectos?
Sí. La financiación ha bajado de nuevo, lo que conlleva un riesgo de que Somalia se diluya en la agenda internacional. Llevar a cabo los proyectos allí es muy complejo. Las organizaciones que están trabajando con Oxfam realizan todo tipo de estrategias para hacer llegar la ayuda. En muchas zonas, el problema no es tanto de disponibilidad de alimentos como de acceso a ellos.
Para leer el informe completo: http://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/bn-shift-focus-somali-people-first-220212-es.pdf