Entrevista a Jesús G. Luengos: Los avances de la sociedad marroquí en cuanto a proyectos asociativos
(Marruecos Digital)
Jesús García-Luengos es abogado leonés experto en Marruecos e investigador del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, IECAH. Recientemente el IECAH publicó un informe titulado «Asociaciones y Organizaciones No Gubernamentales en el Norte de Marruecos: la articulación de la sociedad civil en las provincias de Tánger, Tetuán, Chefchaouen y Alhucemas», en donde Jesús García-Luengos formó parte del proyecto. Desde Marruecos Digital hemos querido saber las opiniones de este experto español sobre la sociedad civil marroquí y las características de las asociaciones que hay en este país.
¿Hay una verdadera movilización de la sociedad civil marroquí para lograr mejoras sociales? ¿De qué modo se actúa?
Existe una movilización, cada vez mayor, basada en un trabajo continuado por parte de asociaciones muy diversas, unas totalmente independientes y otras ligadas a partidos políticos, movimientos sindicales y grupos de identidad islamista, así como resultado del apoyo que desde el exterior prestan algunas agencias nacionales e internacionales de cooperación y organizaciones no gubernamentales.
Algunas asociaciones han tenido un claro protagonismo, por ejemplo, en las manifestaciones que han tenido lugar en estos últimos meses con motivo de la carestía de la vida y del día internacional del trabajo (no exentas de represión por parte de las fuerzas policiales). Lógicamente son las asociaciones más consolidadas las que despliegan una mayor actividad. Como muestra se puede destacar la labor que desarrolla la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (que esta misma semana ha llevado a cabo un «sit-in» pacífico como consecuencia del fallecimiento de dos personas sin dinero para el pago de los gastos hospitalarios) o algunas asociaciones de mujeres con una agenda bien estructurada para alcanzar mayores cotas de igualdad (un ejemplo reciente es el trabajo realizado para la modificación de la Ley de la Nacionalidad).
Por otro lado, a nivel local, tanto por parte de las asociaciones de barrio como de la propia población en núcleos urbanos pequeños y en el medio rural, se percibe un progresivo movimiento reivindicativo (incluido el norte de Marruecos), circunscrito en todo caso a acciones puntuales.
Toda esta movilización por parte de las asociaciones ¿es visible para la sociedad en general o hay problemas de comunicación o transmisión sobre los proyectos y programas?
En cuanto a la visibilidad de proyectos y acciones queda todavía un largo camino por recorrer, aunque también ha habido avances. A nivel de los medios de comunicación, la prensa independiente de ámbito nacional suele hacerse eco de movilizaciones o programas de cierta envergadura, pero debería hacer un mayor esfuerzo por extender su información y análisis a zonas más marginadas, como el norte de Marruecos.
En el estudio del IECAH se analizó el tejido asociativo desde varios sectores, como la mujer, sanidad, medioambiente, etc. ¿Cuál es el sector que predomina en las acciones de las asociaciones marroquíes?
Hoy en día el panorama asociativo es diverso y plural, con asociaciones presentes en múltiples sectores. Junto al sector tradicional, de tipo asistencial, y al que trabaja en ámbitos considerados políticamente sensibles (derechos humanos, mujeres y amazig/bereber), existen otras asociaciones de nueva generación que, por ejemplo, fomentan valores ciudadanos o asisten a las familias de las víctimas de la emigración.
Las asociaciones de mujeres han conseguido una considerable consolidación, fundamentalmente en el eje Casablanca-Rabat (aunque en los últimos años su presencia se ha extendido a gran parte del territorio marroquí). Su madurez se debe al trabajo de sus representantes, mujeres con experiencia en el terreno político, con buena formación y con un apoyo muy importante de organismos internacionales y actores de la cooperación extranjera.
En el otro lado de la balanza hay que reseñar, por una parte un gran déficit en determinados sectores clave, como el sanitario (falta personal sanitario y asociaciones especializadas para atender las ingentes necesidades en la materia, especialmente en zonas enclavadas, con el Norte de nuevo como ejemplo) y, por otro, la necesidad de que se vayan reforzando asociaciones cuyo papel resulta ya fundamental, como las de defensa del medioambiente.
¿Cuál es la relación en términos de cooperación entre las asociaciones y las administraciones marroquíes?
La relación entre ambas partes está evolucionando en determinados ámbitos de forma favorable (a modo de ejemplo, la colaboración en Tánger, entre las asociaciones y la Agencia de Desarrollo Social). Ahora bien, el carácter de este trabajo en común sigue siendo en buena medida coyuntural, dependiendo en cada caso de la disposición y preparación del o de los funcionarios en cuestión. Los programas y encuentros que se han realizado entre asociaciones y funcionarios o representantes locales son un buen referente de futuro.
Para hacer una evaluación del informe que publicó el IECAH a finales de junio se celebraron unas jornadas de presentación y debate en Tánger, Chefchaouen y Alhucemas. Una ocasión que definisteis como «sorprendentemente novedosa, puesto que fue un espacio nuevo de debate entre las asociaciones y ONGs marroquíes y españolas», y «muy participativas», ya que mostraban el interés de las asociaciones marroquíes por ver los «aspectos claves futuros de cara al progreso social». ¿Podría mencionarnos algunos de esos aspectos claves o retos para llegar a ese progreso social?
Uno de los grandes retos, que enlaza con la cuestión anterior, es que la Administración marroquí vaya superando sus reflejos de desconfianza hacia el sector asociativo y que éste mejore su capacidad de articulación de propuestas e influencia respecto a los modelos de gestión pública; deslindando claramente en cada caso cuál es el papel de cada parte.
En este sentido, uno de los objetivos primordiales es que las asociaciones se vayan conformando cada vez más como vectores decisivos de una transición democrática que no termina, como tal, de ver la luz.
Otra de las cuestiones clave para las asociaciones es la de ir consiguiendo una mayor implantación social, que sus proyectos arraiguen y que los beneficiarios incorporen pautas y valores que les permitan una autonomía propia. Aunque ya sea un lugar común, es preciso reiterar que quienes mejor conectan con sus bases y detentan realmente una importante representatividad social son las asociaciones islamistas.
¿Por qué está más desarrollado, en cuanto a tejido asociativo, el llamado eje Rabat-Casablanca?
El desarrollo del eje Rabat-Casablanca es el resultado de un entorno urbano en el que se concentra el capital político, educativo, profesional, institucional y tecnológico; y al que, por dichas razones, han dirigido la atención las fuentes de financiación y apoyo externo. Esta tendencia marca un claro desequilibrio que se hace notar en todos los ámbitos de la vida nacional.
Lo anterior no obsta para que la cooperación extranjera esté presente en otras zonas. Los numerosos proyectos de la cooperación española en el Norte son el mejor ejemplo. También se han desarrollado proyectos de referencia en materia de codesarrollo en la zona del sur (en el Souss) y están emergiendo nuevas asociaciones de derechos humanos, de mujeres y de prestación de servicios diversos en núcleos urbanos donde no existían y en zonas rurales. En todo caso, es innegable el retraso que esas regiones tienen con respecto a la media nacional, como resultado de una histórica dejación de responsabilidades por parte de los sucesivos gobiernos; una realidad que no puede modificarse en su esencia contando únicamente con la labor, por muy positiva que pueda ser, de las asociaciones marroquíes y extranjeras.
Como acaba de mencionar, la presencia española en materia de cooperación oficial y no gubernamental suele centrarse en el Norte de Marruecos, aunque hay casos de inversiones importantes en Agadir por parte de empresas canarias, por ejemplo. ¿Cuáles son los motivos de esta mayor presencia en esa zona?
Los motivos son de orden histórico y político, entendiendo este último aspecto en su sentido más amplio de articulación de medios para la consecución de fines de interés público y social; lo cual viene respaldado por un principio de solidaridad que se traduce en que España tiene un gran interés en que la población marroquí alcance mayores cotas de bienestar y que Marruecos se consolide como un país desarrollado y estable.
Por otra parte, concentrarse en el norte de Marruecos supone también una apuesta clara por contribuir al progreso de una zona tradicionalmente marginada y rentabilizar los esfuerzos de cooperación de forma más eficaz en un ámbito bien delimitado.
Cuáles serían de forma general los objetivos o intereses de las asociaciones españolas que participan en el norte de Marruecos
La finalidad debería ser siempre contribuir a la mejora en los niveles de bienestar y seguridad de los marroquíes, atendiendo a las necesidades de la población, escuchando a los beneficiarios y facilitándoles los medios para reforzar sus capacidades. A nivel asociativo, el tejido todavía es débil y, por tanto, siguen siendo cuestiones esenciales la formación en gestión, el fortalecimiento de las propias asociaciones a todos los niveles y el trasvase de valores entre las asociaciones españoles y marroquíes.
Una de las afirmaciones de vuestro informe fue que las asociaciones marroquíes de corte islamista eran las más dinámicas y las que mejor llegan a los sectores sociales en donde el Estado no consigue llegar. A raíz de la máxima alerta desde el 6 de julio contra amenazas terroristas de corte islámico, ¿cuál es la posición, desde su punto de vista, de estas asociaciones?
Es evidente que las redes islamistas de apoyo social cubren una serie de necesidades básicas y despliegan su actividad con una fuerza de comunicación y unos parámetros de identidad que calan hondo en amplias capas de la población marroquí. A ello hay que añadir la motivación y buena preparación y formación profesional de sus gestores.
Cuando el ambiente se tensa con motivo de atentados terroristas, las asociaciones islamistas y sus representantes políticos (en su inmensa mayoría de postulados no violentos) optan por rebajar su perfil en la escena política (como sucedió a raíz de los atentados de mayo de 2003) y continúan con su labor. Hay que tener siempre presente que la competencia entre el monarca, líder religioso nacional, y los islamistas trasciende el ámbito de la asistencia social y es un eje primordial sobre el que giran múltiples cuestiones decisivas para el futuro del país.
Se suele hablar de la convivencia entre tradición y modernidad en Marruecos. Pero, al margen de los progresos de la administración-gobierno, ¿cuál es el perfil real de la población marroquí?¿Hay mucha diferencia entre la población del norte, de Rabat o del sur?
En una fotografía socio-económica de Marruecos siempre tienen que estar presentes los siguientes elementos: la población que vive por debajo del umbral de la pobreza (alrededor del 20%), las enormes desigualdades sociales, la situación absolutamente precaria del medio rural y el consiguiente éxodo masivo hacia las ciudades, lo cual genera hacinamiento en unos suburbios que son caldo de cultivo para las tensiones sociales y la radicalización.
Otro tema actual son las repatriaciones de inmigrantes menores. En esta materia ¿hay asociaciones marroquíes y españolas que luchen por mejorar las condiciones de los menores, o por una repatriación que cumpla con los derechos de los niños marroquíes?
En los últimos años han surgido iniciativas en ambas orillas que intentan abordar la cuestión. A juzgar por ellas y por las jornadas de debate que han tenido lugar recientemente en Tánger, se están activando más resortes. El que éstos se incrementen resulta fundamental ante la complejidad de un problema que se traduce en que día a día los menores siguen por todos los medios intentando llegar a España y que en el plano institucional los ritmos dejan mucho que desear.
Una línea futura de acción en materia asociativa es el codesarrollo, la coordinación entre las asociaciones de inmigrantes y las ONG españolas y sus contrapartes marroquíes. ¿Cómo cree que debe ser este tipo de codesarrollo?
Un buen referente en materia de codesarrollo es el trabajo realizado en numerosas aldeas del Souss por parte de la asociación francesa «Migration et Développement» y su antena marroquí.
En la actual fase de articulación de proyectos resulta decisivo conocer adecuadamente la realidad tanto de los núcleos de origen de la inmigración como de su tejido social y asociativo.
Como última pregunta, al hilo de la actualidad política, ¿Cree que el anuncio de posibles atentados terroristas puede enfriar la cooperación asociativa entre ambos países? ¿Reorientará el tipo de cooperación?
Cualquier amenaza terrorista debe tener como respuesta una ampliación del esfuerzo de cooperación en todos los terrenos. La única reorientación posible es la de aprender de la experiencia, profundizando en las causas que provocan el descontento, la frustración y la desesperación y activando, consecuentemente, medidas inteligentes que deben ir mucho más allá de la respuesta policial o militar. El protagonismo debe ser otorgado a los instrumentos sociales, económicos y políticos que pueden cerrar las enormes brechas de desigualdad que todavía se detectan en países como Marruecos.