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Entrevista a Francisco Rey: Regresa la calma a Haití

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(Radio Nederland)
La calma vuelve poco a poco a Haití, después de más de una semana de disturbios causados por el aumento de precios de los bienes de primera necesidad. El presidente René Preval anunció una serie de medidas para contrarrestar estas subidas, pero un grupo de senadores insistió en pedir la dimisión del primer ministro haitiano Jacques-Edouard Alexis.

Tarde, pero ha reaccionado. El presidente de Haití, René Preval se dirigió a la población el miércoles en la noche para llamar a la calma y anunciar una serie de medidas que pretenden aliviar la crisis de los precios en el país. Preval dijo que acometerá un programa de subvención de productos básicos como el arroz, la leche y los huevos, y además prometió una bajada de impuestos.

Si bien la situación se ha calmado respecto a los días anteriores, los ánimos siguen convulsos en el país caribeño, y un grupo de senadores aconsejó al primer ministro Jacques-Edouard Alexis que dimitiera en un plazo de 48 horas.

Problema mundial

El desencadenante de las protestas de los últimos días en Haití ha sido el brusco aumento de los precios de artículos de primera necesidad. Los cascos azules de la misión de Naciones Unidas en Haití tuvieron que utilizar gases lacrimógenos para controlar a los manifestantes y se habla de más de 60 heridos y al menos cinco muertos como consecuencia de la crisis.

La subida de precios de los alimentos no es exclusiva de Haití sino que está generalizada en todo el mundo. Cabe preguntarse, por tanto, si las protestas de los haitianos no serán sintomáticas de un descontento más profundo, que va más allá de los precios de los bienes.

Francisco Rey Marcos, co-director del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, considera que lo grave de esto es reconocer que en todo este proceso de globalización, los países frágiles como es Haití son los que al final van a sufrir más duramente todo esto.

«En Haití han coincidido en estos días», explica Rey Marcos, «la subida de los precios del petróleo, la subida de los productos de primera necesidad que está muy vinculada con la mayor demanda por parte de Asia, con mucha más población pero también con más medios, y el hecho de que se dedique parte de la producción a biocombustibles y no a alimentos. En una economía tan machacada como la de Haití, esto tiene mucho más efecto que en otros países».

Llamado internacional contra la subida de precios

Hace unas semanas, el Programa Mundial de Alimentos, PMA, hizo una demanda urgente a los donantes para que aumenten su ayuda a la organización, porque de no ser así, no podrán garantizar la asistencia a más de 70 millones de personas que padecen hambre.

Asimismo, distintos líderes europeos han reaccionado contra el alza de precios y los saqueos que la crisis alimentaria está produciendo en distintos países. El gobierno francés pedirá a la Unión Europea que adopte una «iniciativa europea por la seguridad alimentaria» en el mundo, según anunció el ministro de Agricultura francés Michel Barnier, quien expondrá esta idea durante el consejo europeo de ministros de Agricultura el lunes en Luxemburgo.

Por su parte, el primer ministro británico Gordon Brown hizo una petición a los representantes del G-8 para que luchen contra la subida de precios y consideró necesario estudiar la relación entre los biocombustibles y el alza de precios.

Incoherencia

Sin embargo, estos buenos deseos contrastan con la tímida respuesta de la comunidad internacional a las peticiones de ayuda por parte de Haití. Se dice que apenas se habría entregado la cuarta parte de la ayuda necesaria para encarar con seriedad la reconstrucción del país.

«En muchos casos», añade Rey Marcos, «dentro de esta cuarta parte, lo que hubiera llegado a la población de Haití es todavía menos porque mucho se ha gastado en asistencia técnica internacional, en pago a consultores o costes de este tipo. Muchos donantes han puesto como condición que el régimen haga ciertos cambios, que eviten la gran corrupción que ha habido y que sigue habiendo en un país como Haití, pero es una pescadilla que se muerde la cola porque hace que no se estén liberando fondos que están comprometidos con Haití y que habrían podido destinarse a programas de carácter social y que hubieran pacificado más a la población».

Entrevista a Francisco Rey

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