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El «Yes we can»

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Con la llegada de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos, el mundo retornó a una concepción multilateral de las relaciones internacionales. Y en este punto los avances han sido significativos. Sin embargo, tras un año en la Casa Blanca, la decepción ha empezado a asomarse. Robert Matthews, coordinador para Afganistán del Centro de Construcción de Paz Noruego (Noref) e investigador asociado el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Ayuda Humanitaria (Iecah), analiza la política exterior llevada a cabo por el primer mandatario negro de Estados Unidos durante su primer año en el Gobierno.

POLÍTICA ANTITERRORISTA
Guantánamo sigue abierto
Con la llegada de Obama al poder, el Gobierno de Estados Unidos da un giro en la terminología tantas veces empleada por su predecesor, George W. Bush. En un inicio se dejó de utilizar «guerra contra el terrorismo», sin embargo, «en diciembre, habló precisamente de que estamos en guerra contra el terrorismo», precisa Matthews. Asimismo, el mismo día que se cumplía el plazo que el presidente estadounidense dio para clausurar Guantánamo, se conoce que Estados Unidos mantendrá la detención indefinida de sospechosos de terrorismo sin juicio alguno.

«Guantánamo sigue abierto, sin fecha prevista de cierre, y cerca de 200 hombres permanecen detenidos en el infame centro de detención a la espera de recibir un juicio justo. Además, apenas se han ofrecido compensaciones a las víctimas de abusos cometidos en nombre de la lucha contra el terrorismo y las personas responsables no se han enfrentado a la justicia», denunció Amnistía Internacional el viernes.
Para Robert Mathews esta política «ha sido totalmente errada». «Tenemos más posibilidades de ser atacados ahora que hace ocho años, tenemos una guerra en Afganistán peor que hace cinco años y seguimos pensando que 100.000 soldados en Afganistán nos van a proteger de un tipo con un artefacto escondido que viene de Nigeria a Estados Unidos. La prueba del 25 de diciembre, el atentado frustrado, es la mayor prueba», señala el investigador estadounidense.

AFGANISTÁN Y PAKISTÁN
«El yunque y el martillo»
La misma semana que recibió el Premio Nobel de la Paz, Obama ordenó el envío de 30.000 soldados más a Afganistán. Con 100.000 efectivos desplegados en el país, no se vislumbra ninguna victoria militar ni que la nación comience a estabilizarse. «¿Creen que van a acabar con los talibanes cuando la trayectoria de los últimos años indica que han aumentado, no sólo numéricamente, sino también geográficamente?», cuestiona Matthews.

Según el analista estadounidense, el plazo que manejan los mandos militares son entre 12 y 18 meses. «Lo que hay que hacer es iniciar la retirada. Va a ser mucho peor salir en tres o cuatro años, porque en ese tiempo se va a invertir mucha más credibilidad y prestigio de Estados Unidos y de la OTAN y eso va a ser un fracaso», matiza.
Y este caos, inevitablemente, contamina también a su vecino Pakistán, aliado de Washington en la política hacia Afganistán. «Estados Unidos quiere que Pakistán haga de yunque para el martillo de los ejércitos de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán para atrapar y eliminar a los talibanes que huyen de los combates», explica Matthews. Sin embargo, Islamabad está más preocupado por la creciente presencia de la India en Afganistán que por los talibanes.

IRAK
La retirada
El presidente estadounidense prometió una retirada ordenada de Irak, algo que parece que va a poder llevar a cabo. Así, se espera que a finales de 2011 comience la salida progresiva de las tropas.

EUROPA
Fin del romance
El primer año de Barack Obama al frente de la Casa Blanca ha marcado un punto de inflexión en las relaciones entre Moscú y Washington, tras un prolongado período de enfriamiento que hizo rememorar los tiempos de la «guerra fría». El Gobierno de Estados Unidos renunció al emplazamiento de elementos de su escudo antimisiles en Polonia y la República Checa, proyecto que Rusia rechazaba. Asimismo, ambos países han reanudado las negociaciones de desarme estratégico, paralizadas durante la administración del anterior mandatario, George W. Bush. Las relaciones con el resto de Europa también comenzaron con muy buen pie. Sin embargo, el romance llegó a su fin durante la Cumbre del Cambio Climático. El fracaso de las negociaciones, celebradas en diciembre en Copenhague, supuso para los europeos una mayúscula decepción.

MUNDO MUSULMÁN
«Un nuevo comienzo»
Como nunca antes lo había hecho, el presidente estadounidense envió en junio un histórico gesto de acercamiento de Estados Unidos al mundo musulmán. El mandatario afirmó que «debe terminar este ciclo de sospechas y discordia» en las relaciones entre Estados Unidos y el Islam y ofreció a cambio «un nuevo comienzo» basado en los intereses y el respeto mutuo.
Asimismo advirtió: «En tanto nuestra relación venga definida por nuestras diferencias, potenciaremos a los que cultivan el odio en lugar de la paz y a los que promueven el conflicto en vez de la cooperación».

ORIENTE MEDIO
Una mediación con claroscuros
En cuanto al papel de Obama en Oriente Medio, se podría decir que ha girado entre claroscuros. Aunque, para algunos analistas el actual presidente estadounidense resulta ser el interlocutor más razonable, otros califican de «fracaso rotundo» su política hacia la conflictiva región. «Obama tiene una postura más equitativa. Pero la pregunta que hay que hacerse ya no es ¿cuál es la solución?, sino ¿cómo podemos vivir sin una solución?», analiza Robert Matthews.
«Y en ese sentido, la solución tiene que venir de fuera, como ya hicimos con Sudáfrica y el estado de Apartheid. Yo creo que Europa tiene todavía un papel menor en eso. De Estados Unidos, Israel recibe 7.000 millones de dólares. Ahí, Obama tiene una gran palanca que utilizar para presionar, pero hasta ahora no veo que Obama vaya a tomar una posición tan arriesgada. Con toques quizás, pero no con firmeza», continúa.

Matthews augura que Estados Unidos presionará nuevamente con otro proceso de paz, sin embargo, se muestra crítico: «Hemos tenido de sobra y no ha servido de nada, de hecho, esconde el problema real y la solución que va a haber».
El gran fracaso sería «la postura proisraelí de Hillary Clinton». La Secretaria de Estado estadounidense dio su aprobación a la construcción de nuevas colonias durante un viaje que realizó a Israel en 2009.

IRÁN
«Política más alentadora»
Las siempre tirantes y casi inexistentes relaciones entre Estados Unidos e Irán se suavizaron también con la llegada de Barack Obama al poder. Pero Teherán no es, en estos momentos, una prioridad para el Gobierno estadounidense y eso deja al régimen un amplio margen de maniobra. «La política de Obama ha sido más alentadora al principio, la posición de que había que hablar hasta con los enemigos. Coincidía con la Unión Europea en este aspecto, a diferencia de George W. Bush. Pero el resultado ha sido muy malo para Obama porque lo están usando para ir contra él», asegura. Al interior del país, un síntoma de flexibilidad o disposición al diálogo con Irán puede llevar una dura oposición y críticas de fragilidad ante el enemigo, principalmente entre las filas republicanas.

CHINA
El crecimiento de un gigante
Los dirigentes chinos han impuesto una paridad dólar-yuan al presidente estadounidenses. Y la posición de China es fuerte, cada vez con más peso en la economía mundial. En la actualidad, tienen en su poder más del 80% de los bonos del Tesoro estadounidense y podrían pedir, cuando quieran, la creación de una moneda internacional en lugar del dólar.
Es por ello que Estados Unidos se muestra muy flexible con China, incluso con el tema de las violaciones a los derechos humanos en el gigante asiático. Asimismo, ambos países tienen en común que son los países más contaminantes del mundo y dejaron bien clara su posición en la Cumbre del Clima Copenhague.

AMÉRICA LATINA
«Vuelta a la guerra fría»
En América Latina, Obama también estrenó bien su mandato. Acudió a la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago y se mostró abierto al diálogo con todos los mandatarios. Hubo palabras de buenas intenciones por ambas partes. Levantó algunas restricciones del embargo a Cuba, como los viajes de los cubanoamericanos.
Sin embargo, no tardó mucho en tropezarse con el denominado patio trasero de Estados Unidos. El punto más álgido de las relaciones entre los vecinos se dio con la decisión de Washington de instalar siete bases militares más en Colombia y su posición en el golpe de Estado de Honduras. «Estados Unidos tomó una posición al principio de apoyar la democracia , pero después no fue muy firme. Y los mandatarios latinoamericanos no le perdonan no haber tomado una posición más firme contra el golpe», señala Matthews. Con respecto a Colombia, el investigador estadounidense apunta que «los documentos que salió un reporte de la fuerza aérea que decía que las bases que se instalarán allí también eran para proteger países de acciones hostiles de otros países. Lo que era una clara referencia a Venezuela. Entonces, en Latinoamérica llegó que Estados Unidos estaba jugando el papel de la guerra frío de discriminar en términos militares entre amigos y enemigos», explica Matthews.

«Con respecto a Cuba empezó bien con la política de viajes, etc. Terminó cayendo en la misma línea de Bush que si quiere más medidas por parte de estados unidos tiene que cambiar. Cuba nunca va a responder a estas peticiones», analiza.

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