EEUU ahonda su disfuncionalidad institucional
Para Blog Elcano
A la vista del deplorable espectáculo que ha deparado la elección del presidente de la Cámara de Representantes estadounidense vuelve a cobrar sentido la sensación de alivio que se detectó cuando los resultados electores del pasado noviembre desmintieron lo que predecían las encuestas, que apuntaban sin remedio a una doble victoria de los republicanos, tanto en dicha Cámara como en el Senado. Una sensación que respondía tanto a la inquietud de que la polarización de la sociedad estadounidense acabara por fragmentar internamente el país, hasta llevarlo a lo que algunos ya presentaban en términos de guerra civil, como a la repercusión que esa fractura podría tener en el resto del planeta. Sin embargo, el nombramiento de Kevin McCarthy vuelve a proyectar negros nubarrones en una agenda como en la otra.
En el ámbito interno, lo previsible es que el extremadamente débil liderazgo de McCarthy se traduzca de inmediato en una actitud permanente de obstruccionismo frontal a lo que la Administración de Joe Biden pretenda sacar adelante hasta finales de 2024. Nada sorprendente en realidad, si se tiene en cuenta que esa mayoría republicana (222 escaños, frente a los 213 en manos de los demócratas) es la mejor arma que tienen para poder cerrar el paso a los demócratas en las elecciones presidenciales del próximo año. Lo preocupante no es, por supuesto, la competencia política entre fuerzas que aspiran a llegar al poder para desarrollar sus propias agendas, sino que esa competencia quede secuestrada por individuos dispuestos a cualquier cosa por obtener un puesto –McCarthy– o para tratar de resucitar políticamente –Trump.