Crisis invisible: Filipinas
Para entender la realidad filipina actual es preciso volver la vista atrás y hacer un breve repaso de su historia más reciente.
Contexto social y político
La conquista española de las islas se caracterizó por la resistencia de distintos grupos minoritarios que ya habitaban esas tierras desde la Edad Media; el proteccionismo por parte de los misioneros españoles que impusieron su religión (hecho que ha influido en que gran parte de la población filipina actual sea católica); y la ubicación de estas islas en una ruta comercial estratégicamente situada que era codiciada por otras potencias coloniales de la época.
A finales del siglo XIX, comenzaron a surgir diversos grupos, unos más revolucionarios y violentos (Katipunan, Aguinaldo) y otros más pacíficos (Liga Filipina, Rizal), que buscaban la expulsión de la potencia colonial y la independencia de Filipinas. Esto llevó a que en 1896 estallara la Revolución Filipina con el levantamiento de grupos tagalos contra las tropas españolas, que respondieron con gran represión. Finalmente, se firmó el acuerdo de paz de Byak-nabató entre Primo de Rivera y los rebeldes filipinos. Sin embargo, este acuerdo se terminó cuando Estado Unidos, la nueva potencia, apareció en escena protagonizando la Guerra Hispano-Estadounidense que terminó con la firma del Tratado de París en el que Cuba gana su independencia y España se ve obligada a ceder Guam, Puerto Rico y Filipinas a EEUU. Esto supuso el fin del Imperio Español. EEUU invadió Filipinas y comenzó la Guerra Filipino-Americana con la victoria de EEUU y la consiguiente colonización del país. Murieron cerca de 20.000 militares filipinos y más de 4.000 estadounidenses. El número de población civil muerta en esta guerra varía desde 200.000 hasta más de 1 millón. Finalmente, tras muchos años de guerra, en 1946 EEUU concedió la independencia a Filipinas, una «independencia» que seguía bajo dominación económica de EEUU y que no produjo cambios sociales significativos.
Durante los años posteriores, y con el apoyo de la antigua potencia colonizadora, el país estuvo gobernado por Ferdinand Marcos, periodo que estuvo marcado por la corrupción, los fraudes electorales y la represión a movimientos independentistas de minorías étnicas (se cree el número de víctimas está cerca de las 50.000). Con el exilio de Ferdinand Marcos, subió al poder Corazón Aquino, quien se tuvo que enfrentar a diversos intentos de golpes de estado (de los partidarios de Marcos) e insurrecciones comunistas. En su gobierno se firmó la nueva Constitución que daba autonomía a las regiones de Mindanao y la Cordillera, y se firmó una tregua con diversos movimientos independentistas musulmanes. Desde 1992, año en el que finaliza el mandato de Aquino, hasta la actualidad se han sucedido diversos gobiernos caracterizados por la corrupción y poca claridad en los procesos electorales.
Conflicto Mindanao
Desde hace más de 20 años, Filipinas ha sido escenario de numerosos enfrentamientos armados internos. En la isla de Mindanao, distintos grupos musulmanes han luchado para establecer un gobierno islámico independiente. Tanto en Mindanao como en otras partes del país, este conflicto se ha producido entre guerrillas comunistas del Nuevo Ejército del Pueblo (NEP) -ala militar del partido comunista filipino- y las fuerzas de seguridad del gobierno.
Durante la presidencia de Ferdinand Marcos, estallaron distintos conflictos armados internos como consecuencia de la desigualdad económica y la corrupción que sufría el país. La preocupación de los filipinos musulmanes (moros) sobre la ocupación de los cristianos de sus tierras llevó a la creación del Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN) en 1968, que comenzó una rebelión. El ejército filipino fue incapaz de sofocar al FMLN, y el presidente Marcos fue forzado a conceder un grado de autonomía a la región en 1977 e invitar a los líderes musulmanes a ocupar posiciones de autoridad en el gobierno regional. Sin embargo, las luchas entre los propios musulmanes nacionalistas llevaron a la formación de grupos disidentes –como el Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI), escisión del FMLN- que continuaron demandando la independencia total de la región.
En este mismo periodo, el país vivía un clima de inestabilidad debido a la violencia y a la corrupción, hecho que provocó una escalada de la violencia a manos de fuerzas comunistas. Se creó el NEP y estableció una base en la isla de Mindanao. Con el final de la etapa de Marcos y el nuevo gobierno de Corazón Aquino, se iniciaron consultas con el NEP en 1995 que llevaron a un acuerdo de paz preliminar y en febrero de 2004 ambas partes acordaron una serie de medidas para alcanzar un acuerdo de paz en Oslo. A pesar del alto el fuego de 2004, la violencia resurgió de nuevo en 2008 entre las fuerzas del gobierno filipino, las milicias civiles respaldadas por el propio gobierno (conocidas como Organizaciones Civiles Voluntarias de Autodefensa) y el FMLI provocando la huida de más de 600.000 civiles y graves violaciones al derecho internacional humanitario por ambas partes. Aunque las hostilidades se han suspendido desde julio de 2009, más de 350.000 civiles siguen desplazados.
Situación humanitaria: conflicto armado y desastres naturales
Los desplazados internos derivados del conflicto han perdido sus tierras y sus medios de vida (producción agrícola), por ello, actualmente dependen en gran medida de la ayuda humanitaria que proporciona la comunidad humanitaria internacional. Según DG ECHO, en la actualidad existen más 350.000 personas que desde hace un año están en situación de desplazamiento interno como consecuencia del conflicto. Actualmente las principales necesidades de la población afectada por el conflicto son refugio, salud, agua, saneamiento e higiene, ayuda alimentaria y artículos no alimentarios.
Filipinas es uno de los países con mayor probabilidad de sufrir desastres naturales del mundo. Aunque cuenta con una capacidad de gestión de desastres naturales aceptable y un buen sistema de alerta temprana, el número de tifones y la fuerza con la que atraviesan el país es cada vez mayor: una media de 20 tifones azotan Filipinas cada año.
De los más 90 millones de habitantes de Filipinas, más de 48 viven en regiones habitualmente afectadas por los desastres naturales; sólo en 2009, 700.000 personas se vieron obligadas a huir. Además, el periodo de tiempo que pasa entre el comienzo de una temporada de huracanes y la siguiente es demasiado breve para que la población pueda recuperarse de las consecuencias y prepararse para la próxima.
Por ello, de cara al futuro, se debería consolidar la estabilidad política y reducir la sombra de la corrupción; continuar con el fortalecimiento de la respuesta y la preparación para desastres naturales; trabajar en la solución del conflicto de Mindanao y otras minorías étnicas con una mayor implicación por parte del gobierno y la comunidad internacional; y reducir la pobreza que asola algunas partes del país fortaleciendo las capacidades locales.
Fuentes: