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Colombia: avanzar en el punto sobre víctimas, asignatura pendiente

Colom

Para El Huffington Post.

La solemne presentación del acuerdo sobre justicia transicional mediante la puesta en marcha de la llamada Jurisdicción Especial para la Paz, anunciada el pasado día 23 de septiembre, ha sido reconocida casi unánimemente como el mayor avance en el proceso de paz colombiano y como un verdadero punto de inflexión hacia el acuerdo final. No han faltado los adjetivos positivos y, en algunos casos, las exageraciones sobre su alcance como modelo de referencia para otros procesos. En opinión de muchas organizaciones de derechos humanos, sin embargo, aún subsisten algunas dudas en materia de garantías y sobre todo de la llamada «no repetición» por lo que, reconociendo la positivo del avance y conscientes de que el diablo está en los detalles, una cierta prudencia debería ser compatible con la alegría. Conscientes además de que, como se muestra en la experiencia histórica de la propia Colombia y de anteriores procesos de paz en otros países, la aplicación de los acuerdos en materia de justicia nunca es completa y muchas de las cosas previstas no llegan a aplicarse en la práctica.

El acuerdo en materia de justicia, que ha sido durante muchos meses elemento de bloqueo en los diálogos, supone la clarificación de algunos aspectos en relación a las víctimas pero no todos. Conviene recordar, por tanto, y algunos medios de comunicación fuera de Colombia lo han confundido, que el punto de víctimas de la agenda de La Habana sigue sin acuerdo y es, precisamente uno de los que está centrando la discusión en la actual ronda de conversaciones. Para una gran parte de las víctimas que han participado de alguna manera en los diálogos de La Habana1, «el acuerdo sobre justicia, así como el de creación de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No repetición, abren la oportunidad histórica para que se dé un reconocimiento pleno de las responsabilidades, desde el Estado, las FARC, y todos los grupos y personas involucrados con el conflicto». «Su éxito depende del compromiso serio con la verdad y con las correspondientes reformas necesarias para que se concrete el Nunca Más. Con base en el mismo, exigimos que con la mayor celeridad se avance en lograr un acuerdo integral en el tema de víctimas, siendo necesario acuerdos prontos en el tema de reparación y garantías de no repetición». Estos dos temas, sin duda, son los más urgentes en los diálogos y, sobre todo en el segundo punto su resolución es compleja ya que involucran, tanto el papel del Estado en el combate a los grupos herederos del paramilitarismo (las mal llamadas BACRIM por el gobierno colombiano), como a las FARC en la medida en que algunos guerrilleros no se desarmen, inserten y reintegren de modo adecuado.

Respecto a los aspectos de reparación, la experiencia de la aplicación de la Ley de Victimas y Restitución de Tierras aprobada en el año 2011, con muchos aspectos positivos pero también con evidentes carencias en materia de restitución, debería iluminar los diálogos analizando a fondo cuales son los problemas fundamentales a los que se va a enfrentar la reparación integral de los derechos de las víctimas. El propio coordinador de la ONU en Colombia, Fabrizio Hochschild, valoraba la posición de las víctimas como «muy importante» y enfatizaba el hecho de que este grupo de víctimas reconozca que la respuesta de la mesa de diálogo «sí les deja contentos», pero admitió que «piden más detalles» y que se avance «sobre todo en determinar y publicar lo que está acordado sobre el tema de reparaciones».

Por otra parte según los datos de último informe de OCHA sobre Tendencias humanitarias en Colombia Noviembre 2012 – Junio 2015 que recoge la evolución de la situación humanitaria durante todo el proceso de diálogos en La Habana ponen de manifiesto la participación de otros grupos como el ELN, recientemente el EPL y, sobre todo, los grupos continuadores del paramilitarismo en actos criminales que han generado desplazamientos y situaciones de desprotección humanitaria o agravamiento de necesidades. Por tanto, los próximos meses, hasta el 26 de marzo que se establece como fecha final de la negociación plantean retos humanitarios que no siempre se han abordado con fuerza y convicción en la negociación. Las víctimas siempre deben estar en el centro de cualquier proceso de paz y no deja de sorprender que en éste como, lamentablemente en otros muchos casos, se trate como último o penúltimo punto de la agenda.


1.- Un grupo de 43 de las 60 víctimas que han acudido a La Habana publicó un comunicado del que entresacamos las citas.

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