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Balance internacional 2021-2022: la guerra de Ucrania lo nubla todo

Si antes fue la pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 y luego el impacto de la nueva caída de Afganistán en manos de los talibanes, ahora es la guerra en Ucrania el asunto que acapara la atención mundial. Y lo hace con el mismo efecto ya conocido de tantas otras ocasiones en las que, desafortunadamente, toda la agenda internacional parece reducirse a un solo tema, sobre el que se concentran los debates, los análisis y las respuestas más o menos acertadas, mientras el resto de las asignaturas pendientes de la agenda, arrastradas año tras año, se diluyen en una niebla cada vez más invisible en la que paradójicamente brillan la falta de voluntad y la inacción para hacerles frente de manera resolutiva.

Tanto el modelo económico como el político —resumidos en la economía social de mercado y la democracia parlamentaria— parecen haber tocado techo, sometidos a un deterioro acumulado a lo largo de décadas, que pone de manifiesto que no son capaces de resolver los problemas que su misma aplicación ha generado, por muchas que hayan sido históricamente sus aportaciones positivas al bienestar y seguridad de buena parte del planeta. A eso se une un orden internacional con evidentes desajustes y limitaciones para gestionar la globalización vigente. Un orden que, aunque se pretende presentar como guiado por valores y principios válidos para el conjunto de la humanidad, responde más bien a la defensa de intereses muy particulares por parte de quienes han tenido la oportunidad, tras el fin de la II Guerra Mundial, de imponerlo a su imagen y semejanza con clara intención de preservar su hegemonía frente a cualquier posible rival. Y eso tiene hoy nombre propio: Estados Unidos —empeñado en mantenerse como líder mundial— y China —candidato más claro a ese mismo puesto—. De ahí se deriva una competencia a escala planetaria que ya define en gran medida la agenda actual y que apunta hacia mayores niveles de tensión, con el Indo-Pacífico convertido ya en el centro de gravedad principal de los asuntos mundiales.

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