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Azawad, el dilema entre el laicismo o islamismo

 

isarel_iranLa representación de los tuaregs en el imaginario colectivo es la de un grupo nómada, belicoso, irredento, especializado en la actividad comercial desarrollada a través de las rutas del Sahara, formando caravanas de camellos conducidos por hombres vestidos con túnicas y turbantes de un azul distintivo. El ejemplo visual podría ser el filmado por Bernardo Bertolucci en la película ‘El cielo protector’ (1989), adaptación de la novela homónima escrita por Paul Bowles y publicada en 1949. En definitiva, se ha proyectado una identidad romántica, cuasi mágica, más propia de las crónicas de los aventureros decimonónicos miembros de las sociedades geográficas, que lo que hay en la realidad.

Sin embargo, desde que se produjo el golpe en Mali el 21 de marzo -donde militares malienses liderados por el capitán Amadou Haya Sanogo derrocaron al Gobierno del presidente Amadou Toumani Touré- y, sobre todo, el 6 de abril los rebeldes armados del Movimiento de Liberación Nacional de Azawad (MNLA) proclamaran la independencia de la región situada en el norte del país, es necesario revisar dicha imagen para analizar la complejidad étnico-social, político-económica y geográfica, que caracteriza el conflicto entre el pueblo tuareg y el gobierno maliense desde hace décadas y que se ha intensificado en los últimos meses.

¿Por qué ha triunfado la rebelión ahora y no en las revueltas de 1963 y 1990? Hay varias razones. La primera, por el debilitamiento de Mali, precisamente por estar inmerso en una reestructuración tras el golpe de estado y la consiguiente incertidumbre política; la segunda, la creación en julio de 2011 del MNLA con una renovada organización político militar; y, la tercera, por la «primavera tuareg», tanto por el efecto galvanizador de las revueltas de Túnez, Egipto y Libia, que sirvió de aliciente para que los tuareg impulsaran su ancestral reivindicación de autodeterminación y de protesta por la situación del país -carestía de los precios, el desempleo, en especial el juvenil, la corrupción de los estamentos del Estado, la concentración de riqueza en manos de la élite- como, en especial y en sentido práctico, porque los tuareg que formaban parte de las tropas de Gadafi y del Consejo Nacional de Transición, regresaron al norte de Mali a combatir con los suyos, incorporando armas, municiones y experiencia militar (2) .

Asimismo, habría que responder a la cuestión de por qué un conflicto, en principio, focalizado en un zona árida, con el problema crónico de la hambruna y que se encuentra al borde de crisis humanitarias (se calcula que hay 200.000 personas desplazadas), mantiene el interés de la comunidad internacional que, además, no reconoce al nuevo ente surgido. La respuesta la encontramos, precisamente, en dónde está localizado Azawad (3). Esto es, la franja Sahara-Sahel, un territorio por el que circulan el tráfico de personas y de drogas, así como donde está asentado y opera Al Qaeda en el Magreb Islámico y otros grupos fundamentalistas como la Unidad de la Jihad en África Occidental (MUJAO), los somalíes de Al Shabab, el movimiento yihadista nigeriano BOKO HARAM y los muyaidines nigerinos. Debido a la inestabilidad de la zona, se teme el posible fortalecimiento de estas células terroristas. A esto hay que añadir que los tuaregs se encuentran repartidos entre Argelia, Libia, Malí, Burkina Faso y Níger, con todos los problemas fronterizos y de legitimidad que implica.

La preocupación de la UE, Estados Unidos y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) es que el MNLA, en principio el grupo tuareg que defiende la creación de un estado sobre la base del laicismo y la democracia, se haya asociado con la organización Ançar Dine -grupo armado de carácter islamista radical encabezado por el histórico líder tuareg Lyad Ag Ghali- que promueve la aplicación plena de la ley islámica o sharía, para lograr el objetivo de la independencia.

Tomando como referencia a Beatriz Mesa (4), el movimiento independentista carente de proyecto político en una primera etapa, ya que su formación estaba vinculada a las guerrillas, ha tratado de reorganizar la estructura interna del MNLA, sobre todo, para despejar las suspicacias ante la comunidad internacional de su vinculación con los grupos islamistas y lograr el reconocimiento de ésta. Si bien la intención del MNLA (1) era instaurar un sistema democrático poniendo en marcha políticas sociales, su pacto con Ançar Dine, ha complicado el objetivo.

De hecho y, como escribe el periodista José Naranjo (5), es el grupo islamista quien está dictando las nuevas normas que, incluso, está derivando en enfrentamientos con la población que se opone a la islamización de la sociedad. Así y, si bien el MNLA había alcanzado un acuerdo con Ançar Dine para la creación del Consejo de Transición del Estado Islámico de Azawad, los primeros han dado marcha atrás después de las numerosas voces tuaregs alzadas en contra del proyecto, ya que suponía la implantación de la sharía en todos los estamentos de la sociedad y, por tanto, un modelo que conllevaba la radicalización, algo que no se puede permitir el grupo rebelde tuareg si quiere obtener el necesario apoyo internacional.

Para entender dicha oposición de voces contrarias ante la islamización y la complejidad que supone organizar el nuevo ente, hay que remitirse a cómo está estructurada la sociedad tuareg. Así, lo primero destacable es que los tuaregs nunca han constituido una entidad política unificada y con una institución central que detentara el poder. Se constituyen de forma estratificada, a partir de clanes familiares unidos por unas costumbres y tradiciones culturales comunes, además de la lengua tamasheg. Además, son monógamos y se rigen a través del matriarcado donde la figura de la mujer tiene un papel prominente, participando en las decisiones del grupo y con una serie de derechos y libertades no habituales en las sociedades musulmanas. De hecho, son los hombres los que se cubren con velos y no ellas.

Con todo lo apuntado, se puede hacer uno a la idea del futuro incierto que se presenta tanto en Malí como en Azawad, aunque parece claro que los tuaregs están en el camino de la construcción de un Estado, habrá que ver cómo se resuelve el dilema entre crear una realidad política basada en el laicismo o en el islamismo.


Notas: 

1.

  • Está compuesto por guerrilleros de los distintos clanes familiares y milicias históricas (MPA, MPLA) tuareg, desertores tuareg del Ejército maliense y tuareg que formaron parte del Ejército libio, tanto de Gadafi como del Consejo Nacional de Transición. El número aproximado de miembros es de 2000 y se cree que también hay 200 yihadistas

2.

  • ALVARADO, David: «Azawad independiente: tuaregs, yihadistas y un futuro incierto para Malí». Revista Notes Internacionals. Nº 54 (mayo). Edita CIDOB.

3.

  • La extensión de esta región asciende a 800.000 km2, el 65% del territorio total de Mali y donde vive un 15% de los 15 millones de habitantes del país saheliano. Las principales ciudades son Gao, Kidal y Tombuctú. La etnia mayoritaria es la tuareg, pero también conviven árabes songhai y peuls.

4.

  • MESA GARCÍA, Beatriz: «La rebelión tuareg y la sombra de Al Qaeda». Nº 37 (abril). Instituto Español de Estudios Estratégicos.

5.

  • Artículo «Los rebeldes tuaregs dan marcha atrás y rompen su acuerdo con los islamistas de Ançar Dine», publicado en la wen de guinguinbali (1-06-12)
 

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