Arabia Saudí ensaya la nueva estrategia del príncipe Mohamed bin Salman para recuperar su papel de líder regional
Para elDiario.es
La multinacional Microsoft anunció en febrero pasado que va a instalar un nuevo centro de datos en Arabia Saudí, sin que parezca que le importe mucho el pésimo balance del régimen en derechos humanos, arriesgándose a que Riad pueda obtener datos de sus propios ciudadanos (y de otros en la región), violando los principios más elementales de privacidad para castigar cualquier disidencia o crítica contra su forma de entender el poder. Por su parte, el Gobierno de Canadá, el mismo que en 2018 criticó abiertamente a Arabia Saudí por sus reiteradas violaciones de derechos humanos, acaba de anunciar que vuelve a establecer relaciones diplomáticas plenas con Riad.
¿Son estos los resultados de una sustancial mejora saudí en esos terrenos o simple pragmatismo ante un actor con notable peso específico en el ámbito energético, centrado en recuperar su papel de líder regional, muy atractivo en términos comerciales y de inversiones, y cada vez más interesado en explorar alternativas a Washington como mentor?