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América Latina: menos crecimiento más necesidades sociales

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(Para Radio Nederland)

Durante los pasados años, la mayor parte de los países de América Latina y el Caribe han experimentado tasas de crecimiento por encima del 5%, lo que ha supuesto una positiva realidad en un entorno internacional marcado por la crisis y la recesión.

Los datos suministrados esta semana por el Banco Mundial y la ONU, confirmando los ya avanzados por algunos economistas del ámbito académico respecto a un frenazo del crecimiento, suponen, por tanto, un aviso para las economías de la región que se van a ver más afectadas por la crisis mundial, pero también por factores internos.

Y entre ellos, no es desdeñable el efecto que muchos fenómenos medioambientales, vinculados en algunos casos con la mala gestión de los recursos, están teniendo sobre la economía y sobre todo sobre las condiciones de vida de muchos sectores empobrecidos de la población. México, Colombia, Paraguay, Centroamérica, entre otros, se están viendo seriamente afectados por sequías en unos casos e inundaciones en otros que en algunas regiones están teniendo consecuencias devastadoras.

La ONU y el Banco Mundial avisan

Tras varios años de crecimiento sostenido en la región latinoamericana, el informe ‘Situación y Perspectivas de la Economía Mundial 2012 (WESP, en sus siglas en inglés), publicado esta semana por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) plantea un escenario de ralentización que, sin ser pesimista en comparación con lo previsto para otras zonas del planeta, si que es una primera llamada de atención a unas economías que se habían instalado cómodamente en su papel de exportadoras de materias primas cada vez más demandadas.

El estancamiento de las economías de Europa y Estados Unidos y una cierta desaceleración en la demanda del principal consumidor de materias primas, China, que es además el nuevo gran inversor en América Latina, son algunas de las claves de esas previsiones. Durante la presentación del informe en la Ciudad de México, el economista jefe de la ONU, Rob Vos fue especialmente explícito manifestando que, «Los nubarrones se ciernen sobre la región.

Los riesgos de empeoramiento de la situación en Europa y Estados Unidos han aumentado», añadiendo que «De agravarse la situación, el impacto de una recesión conjunta de Europa y Estados Unidos se traduciría en un crecimiento de América Latina y el Caribe por debajo de 1 por ciento, con Brasil bordeando el estancamiento y México cayendo en recesión.»

Por su parte, el Banco Mundial en su reciente informe cuyo título no puede ser más explícito «Perspectivas económicas mundiales: incertidumbre y vulnerabilidad», plantea claramente que los países en desarrollo deben prepararse para la regresión ya que la crisis de la deuda en Europa y el freno de la demanda de ciertos productos de exportación, unido al frágil crecimiento de las nuevas economías emergentes van a afectar a América Latina ya en el año 2012.

En lo referente a lo primero, se calcula que las exportaciones mundiales de bienes y servicios crecieron solo 6,6% en 2011 (a diferencia del 12,4% conseguido en 2010) y se prevé un aumento de solo 4,7% en 2012. Con efectos directos en países como Perú o Colombia, entre otros que han basado su crecimiento en estas exportaciones. Por otra parte, los precios mundiales de la energía, minerales y ciertos metales, así como de productos agrícolas han disminuido 10,25%, y 19%, respectivamente, desde los récords registrados a comienzos de 2011.

Posibles impactos sociales del frenazo

Para algunos analistas, la baja en los precios de los productos básicos ha contribuido a mitigar la inflación en la mayoría de los países en desarrollo. Aunque los precios internacionales de los alimentos han descendido en los últimos meses, bajando en 14% desde el nivel máximo registrado en febrero de 2011, la inseguridad alimentaria sigue afectando a muchas zonas y, aunque las alarmas han saltado en el Cuerno de África de modo tardío, también hay señales en otras regiones.

Y en microregiones de América Latina. Por ello, resulta interesante que el propio director del Grupo de Análisis de las Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial, Hans Timmer, declarara que para abordar esa situación «Los países en desarrollo deberían encontrar financiación anticipada para sus déficits presupuestarios, dar prioridad al gasto en redes de protección social e infraestructura y someter a pruebas de esfuerzo a sus instituciones bancarias nacionales».

En un organismo como el Banco Mundial, tan acostumbrado a impartir recetas macroeconómicas que pasan por alto el coste social, esta alusión a las redes de protección social resulta relevante, ya que la experiencia muestra que en estas situaciones de regresión, por pequeña que sea, los sectores más desfavorecidos de la sociedad, aumentan aún más su vulnerabilidad y su riesgo de exclusión.

 

 

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