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Informe Anual GHA

 

Global Humanitarian Assistance. 2016. Informe 2016 del GHA

Con la continua proliferación de conflictos y crisis, y la evolución de las tensiones en todo el mundo, conocer las cifras, la situación y las consecuencias de la respuesta económica humanitaria no es fácil. Los medios y las agencias ofrecen datos, informes y proyectos específicos para muchas de las crisis actuales, algo fundamental para la potencial solución de las mismas, pero que, a su vez, complican la ya de por sí difícil tarea de lograr una visión global del estado de la financiación humanitaria.

Ante esta necesidad, fundamental si queremos elaborar estrategias para mejorar la acción humanitaria, el informe del 2015 del Global Humanitarian Assistance ofrece información actualizada y una perspectiva global de la financiación humanitaria mundial para enfrentarnos a este nuevo y complejo período de cambio que surge de la Cumbre Humanitaria Mundial y de otros procesos actuales.

Peor situación, mejor financiación

El 2015 nos ha dejado malas noticias en forma de cifras: prácticamente el mismo número de conflictos activos (35), con algunos nuevos (Yemen, Irak, etc.) y otros que se alargan inexorablemente (Siria, Nigeria y Boko Haram, etc.); un fuerte aumento en el número de personas refugiadas y desplazadas (65,3 millones de personas), y un 76% de personas que todavía viven en situaciones de extrema pobreza.

No obstante, el informe también muestra datos positivos. La financiación global sigue la tendencia de los últimos años y vuelve a aumentar: de 25,1 mil millones de dólares[1] en 2014 a 28 mil millones durante el año pasado. Pese a todo, la financiación recibida sigue siendo insuficiente y hay un déficit general de un 45%, el más alto hasta la fecha, en todos los llamamientos urgentes (Flash Appeals) lanzados por Naciones Unidas.

¿Quién la necesita y quién la proporciona?

En total, 145 países obtuvieron ayuda humanitaria internacional, de los cuales los cinco recipientes con más financiación han sido: Siria (2.008 millones), Sudán del Sur (1.501 millones), Irak (1.168 millones), Palestina (1.155 millones) y Jordania (895 millones). Tras ellos se sitúan otros recipientes como Filipinas, Afganistán o RDC. Asimismo, también se ha dirigido ayuda a algunas crisis olvidadas como la de Libia o la de los refugiados de Egipto.

No obstante, las “megacrisis” (algunas son, incluso, emergencias de nivel 3, el más alto según Naciones Unidas) que más financiación han recibido han sido Siria, Yemen, Sudán del Sur, Irak y Sudán (11.600 millones entre las cinco).

Como refleja el principal dato general, los donantes han contribuido más que en años anteriores: los gobiernos han aportado un 11% más y los donantes privados han registrado un aumento de un 13%. Los cinco donantes públicos que más han aportado durante este año han sido, respectivamente, los Estados Unidos de Norteamérica (6.422 millones), Turquía (3.176 millones), Reino Unido (2.822 millones), las instituciones europeas (1.968 millones) y Alemania (1.490 millones), y es importante destacar el aumento de la ayuda de los países de Oriente Medio y del Norte del Sáhara (2,4 mil millones de dólares, un 11% de la financiación total) como Emiratos Árabes Unidos, Kuwait o Arabia Saudí.

En lo que respecta a la financiación privada, los donantes (individuos, empresas, fundaciones, etc.) han proporcionado 6,2 mil millones de dólares, lo que ha supuesto  un aumento de un 12,7% respecto al año anterior. La principal diferencia es el cambio de tendencia que, anteriormente, se centraba más en financiar la acción humanitaria en desastres naturales y no tanto en conflictos: en la actualidad, la grave crisis de Siria ha copado la financiación privada, con 398 millones de dólares de ayuda humanitaria.

Nuevos desafíos de cambio

Como muestran los datos y el informe al completo, la situación de la financiación humanitaria internacional ha mejorado, en líneas generales, pero debe seguir haciéndolo para poder dar solución a la crisis a las que todavía se enfrenta el mundo. Así, es necesario alcanzar una mayor financiación; dirigir mejor la ayuda; centrarse en las vulnerabilidades de la población y en la prevención del riesgo, tanto de crisis y conflictos como de desastres; y tratar de acabar con la pobreza. En definitiva, las cifras que muestra el informe son esperanzadoras, pero todavía queda mucho camino por delante.

Informe completo:

http://www.globalhumanitarianassistance.org/report/gha2016

Más información en:

http://www.globalhumanitarianassistance.org/

Fuente de la imagen: Global Humanitarian Assistance (GHA). 2016. Informe 2016 del GHA.


[1] Todas las cifras se expresan en dólares.

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