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¿Pueden un grupo de civiles desarmados desafiar el bloqueo israelí a la Franja de Gaza?

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Salieron de Chipre resueltos a llegar hasta el final, con el diario Haaretz asegurando que el gobierno israelí utilizaría la fuerza para detenerles:“un portavoz ha asegurado en Jerusalén que el Ministerio de Asuntos Exteriores podría detener a los barcos una vez que entren en las aguas territoriales, arrestar a sus pasajeros y conducirlos a Israel para ser interrogados”(1). 370 kilómetros de mar Mediterráneo entre Chipre y la Franja de Gaza. 46 activistas de 17 países, dos viejos barcos de pesca rebautizados como SS Free Gaza y SS Liberty y dos capitanes griegos,  voluntarios. Piratería electrónica israelí y 30 horas en el mar sin comunicación con el mundo exterior tras abandonar Chipre bajo las amenazas israelíes de que su marina les impediría llegar a la Franja. «No teníamos conexión satelital y todo a nuestro alrededor era mar, ni siquiera sabíamos dónde estábamos. Pero decidimos continuar” como aseguró nada más llegar al Puerto de Gaza uno de sus pasajeros, Hayyan Jubeh, refugiado de Jerusalén que regresaba por primera vez a Palestina tras más de diez años de prohibición de entrada a su país por las autoridades de la ocupación. Estas últimas 30 horas en el mar y la imagen de 46 personas perdidas en el Mediterráneo no es más que la mejor metáfora para representar los dos años y medio de trabajo que les ha llevado conseguir el dinero necesario para comprar los barcos (que todavía no han pagado, endeudándose cada uno de ellos personalmente para hacerlo) y llegar a construir el grupo de voluntarios que por primera vez en muchos años ha roto el bloqueo israelí a la Franja de Gaza. Miles de personas les esperaban el pasado 23 de Agosto en el puerto de Gaza. Entre ellos Ismael Haniye, Primer Ministro del Gobierno Palestino que aseguró al recibirles “la llegada de estos barcos anuncia el final del bloqueo a la Franja de Gaza”.

Las autoridades israelíes estaban preocupadas porque “permitir que los barcos alcanzasen la costa podría generar un peligroso precedente”. Demostrar que la sociedad civil organizada puede asumir su responsabilidad y actuar por cuenta, independientemente de sus gobiernos, que no han hecho nada por la población de Gaza es el peligroso precedente. Desde Junio de 2007 la Franja de Gaza se encuentra sometida a un bloqueo total por parte de Israel que ha sido declarado ilegal e inhumano por la mayoría de organizaciones de derechos humanos que allí trabajan e incluso como un “preludio al genocidio” por Richard Falk, en su informe como antiguo enviado espacial de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en los Territorios Palestinos.

Los activistas del Free Gaza Movement han roto el bloqueo de Gaza. Sí, lo han roto: han viajado anunciando un claro mensaje de desafío a la autoridad israelí, con fecha y hora de llegada públicamente anunciadas, siendo la mitad de sus pasajeros refugiados palestinos que no pueden regresar a su país y la otra mitad activistas internacionales que ya han sido considerados “amenaza para la seguridad” y deportados de Israel por su participación en las actividades del ISM (http://www.palsolidarity.org) que recluta activistas de todas las nacionalidades desde hace siete años para participar en actividades de acción directa contra la ocupación. De ellos, a quienes siempre se ha acusado infundadamente en Israel de dar cobertura al terrorismo, decía también el Jerusalem Post “el ISM tiene una vergonzosa trayectoria poniendo a internacionales en peligro a través de su apoyo a la acción directa, actualmente siendo los principales organizadores de las violentas protestas contra el Muro de Seguridad en Ni’lin.”(2). Jeff Halper era uno de los israelíes a bordo, Director del Comité Israelí contra la Demolición de casas (ICAHD) a quien la Autoridad Palestina ha otorgado un pasaporte palestino tras su participación en la iniciativa y de quien el Jerusalem Post ha dicho “manipulando el lenguaje de los derechos humanos propone una agenda ideológica similar (al ISM) refiriéndose a Israel como un Estado de Apartheid y promoviendo boicots anti-israelíes”(3).

Mientras tanto, él mismo definía, antes de partir, el objetivo de la misión, para que cada cual juzgue por sí mismo: “Nuestra misión es romper el asedio, un asedio absolutamente ilegal que ha empujado a un millón y medio de Palestinos a condiciones extremas: prisioneros en sus propias casas, expuestos a una violencia militar extrema, privados de las necesidades básicas para la vida, violados en sus derechos humanos más fundamentales y su dignidad: el asedio viola uno de los principios más fundamentales del derecho internacional: la prohibición de castigar a la población civil”(4).

El trabajo continuado durante años de este grupo de activistas ha provocado que, en esta ocasión, y sin conocer aún el resultado final y a largo plazo del movimiento generado, durante una semana entera, los medios de comunicación israelíes e internacionales se hayan visto obligados a hablar de Gaza en términos de bloqueo ilegal y de cómo la sociedad civil puede romperlo. Observemos algunas de las respuestas con furia desde la prensa israelí a esta acción. Como ha escrito Dan Kosky en el Jerusalem Post(5) “quienes se han aprovechado del movimiento Free Gaza, Halper y sus acólitos, han llegado a Gaza con un sello de aprobación europea. Los gobiernos europeos, sin ser conscientes de ello, se han visto atrapados en el medio de una proeza orquestada por grupos extremistas y con el apoyo de Hamas” . No les gusta a los israelíes reconocer que ni Chipre ni Grecia ni ningún Estado europeo puede impedir que un grupo de activistas abandonen sus puertos en dirección a donde han sido invitados. Sea El Cairo, Alejandría, Trípoli o la asediada Gaza. Amos Harel relata en Haaretz las opciones que el ejército israelí le presentó al Primer Ministro Olmert para impedir que la misión llegase a buen puerto “entre otras vías, se presionó sin éxito a las autoridades griegas y chipriotas para que impidiesen navegar a los barcos”(6). Para que finalmente las instituciones de defensa hayan “remarcado que el hecho de que estos barcos fueran permitidos no significa que intentos futuros para romper el bloqueo a Gaza se encuentren con esta misma ausencia de respuesta o resistencia”.

Han roto el bloqueo de Gaza. Simbólicamente, sí. Pero lo han roto. Ante la llegada de los barcos, Raji Sourani, el Director del PCHR (Palestinian Center for Human Rights) declaró “Nadie piensa que estos barcos vayan a romper el bloqueo en la práctica. Pero se trata de un mensaje moral: lo que está sucediendo con Gaza es ilegal e inhumano y debe finalizar”.

El día 28 de agosto la mitad de los activistas decidieron retornar a Chipre -mientras otro grupo se queda en Gaza para un estancia prolongada- llevando con ellos a una decena de palestinos que, pese a tener pasaportes europeos, habían visto previamente como Israel, por motivos de seguridad, les denegaba la salida de Gaza. Quieren reunirse con sus familias o recuperar los trabajos o estudios en Europa que un día abandonaron para pasar unas vacaciones de verano que se convertirían finalmente en encarcelamiento obligado. Su llegada a Chipre sin más contratiempos demuestra que sí, que un grupo de civiles desarmados puede romper el bloqueo de la Franja de Gaza. Según Paul Larudee, uno de los pasajeros del SS Free Gaza “Ahora sólo queda volver a llenar los barcos de activistas y repetir el viaje una y otra vez hasta que lo simbólico se convierta en definitivo”.

(1) Haaretz, 22 de agosto 2008.
(2) Jerusalem Post, 28 de agosto 2008.
(3) Jerusalem Post, 28 de agosto 2008.
(4) Pueden consultarse esta y todas las declaraciones de los miembros de Free Gaza en http://www.freegaza.org
(5)Jerusalem Post, 28 de agosto 2008.
(6)Haaretz, 26 de agosto de 2008.

Viñeta de Lattuf sobre el bloqueo

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